Los sellos se han utilizado desde la antigüedad para certificar la autenticidad de los documentos. Se han hecho de diferentes materiales y se estampaban sobre barro crudo, sobre cera o sobre papel.
En la Edad Media los reyes y de los nobles disponen de sus sellos. Para certificar la veracidad de los documentos firmados en nombre del concejo aparece los sellos concejiles, del se Villafáfila tenemos referencias desde el siglo XIII; en 1235 en el documento de acuerdo entre el obispo de Astorga y los vecinos de Villafáfila sobre los diezmos de la sal figuran tres sellos, el del obispo don Nuño, el del cabildo de Astorga y el del concejo de Villafáfila: “sigillis episcopi et capitulo astoricensis et concilii de Villa Fafila roborata” (Archivo Diocesano de Astorga).
En 1256 el monasterio de Moreruela y el concejo de Villafáfila ponen su sello en el documento de su avenencia para dar más firmeza a lo acordado: “en testimonio e que no podamus venir en contra ponemos en ellas nros sellos colgados”.
Incluso los vecinos particulares que no tienen sello propio solicitan al concejo que ponga el suyo para solemnizar sus documentos, como en 1283 en un concierto privado entre un Pedro Fernández y su familia y la Orden de Santiago sobre la posesión de una salina y otras propiedades (A.H.N. OO.MM. C.88, Nº 77):
“ e otrosí yo, Pero Fernández, por mí e por los deván dichos mía mujer e míos fiyos, rrogué al conçeyo de Villafáfila que mandase y poner este so sello colgado, e nos el conçeyo sobredicho, a rruego de Pero Fernández mandaimos aseellar esta carta con este nuestro seello colgado”
y que, lamentablemente, ha desaparecido de
estos documentos, quedando sòlo los hilos de lino de los que pendìa, y un
testimonio de principios del siglo XVIII de López Arguleta, gran estudioso de
la Orden de Santiago, que lo tuvo en sus manos:
“tomó la villa de Villafáfila por armas una Vandera, que sin duda es la
de Santiago y por orla estas letras “Sancti Spiritus gratia sit nobiscum”. Es
la carta donde está este sello de Villafáfila en febrero del año 1283 en que el
maestre don Pedro Núñez dio allí cierto término a D.Pedro Fernández de
Cereysinos",
"... huvo el concejo de Villafáfila de elegir Armas
concernientes a ser cabeza de la Orden, porque su sello de que usaba en 1283 se
ve orlado con las letras Cabeza o principio de la Regla que son: Sancti Spiritus
gratia, la qual se lee en los capítulos generales o solemnes como esta carta
los llama, y en medio tiene una Vandera con cruz de la Orden Brazos iguales, y
otro bulto, que si no es Concha parece Cabeza”
En otra obra de Arguleta
menciona también las armas de Villafáfila[1]: “Sancti
Spiritui adsit nobis gratia , que es el mote de las armas de Vill-Fafila,
quando esperaba esta villa ser cabeza de la Orden”.
Durante la Edad Moderna la documentación concejil importante, además de la documentación procesal, se escribía en papel timbrado con el sello real que había que adquirir y pagar.
Se siguió utilizando los primeros años de la II República
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