jueves, 12 de septiembre de 2024

Curas de San Pedro


Uno de los libros de la biblioteca de don Pablo Costilla, cura 1763-1804


La parroquia de San Pedro era la de mejores rentas de la villa, pues había muchos parroquianos, de los más ricos por lo cual los diezmos de sus haciendas, de los que el cura llevaba la tercera parte de toda la producción, ascendían a una buena cantidad. En 1752, según declaración del párroco, se calculaban en 32 fanegas de trigo, 80 de cebada, 24 de centeno, 24 corderos, 16 arrobas de lana, 1 fanega de garbanzos y 24 cántaros de mosto, valorado todo ello en 1.673 reales al año. Además, la rectoría gozaba de una serie de propiedades que en 1752 ascendían a 32 fanegas de secano, tres cuartas y media de viña, una era y 6 fanegas de cebada de un foro sobre dos casas. Todo ello le permitía al cura vivir desahogadamente, y si permanecía mucho en el cargo acumular un buen patrimonio.

La provisión del beneficio-curato de San Pedro, cuando quedaba vacante, era de presentación de los vecinos parroquianos, y se hacía el nombramiento por parte del obispo de Astorga (o el vicario, o el provisor diocesano, por delegación del obispo) en favor del candidato que hubieran presentado la mayor parte de los feligreses. En Villafáfila eran de presentación de los parroquianos los curas de San Pedro, San Salvador, San Andrés, Santa Marta. Este proceso podía dar lugar a largos pleitos porque hubiera varios candidatos con votos o presentaciones en la que se dirimía el que más derecho tuviera, que, en caso de reunir las condiciones de ser clérigo de misa, mayor de edad, habilidad suficiente y buena conducta, era el que más votos hubiera conseguido. Cuando varios candidatos obtenían votos se negociaba la renuncia en favor de otro de los clérigos que menos hubieran obtenido, generalmente mediante trato que incluía algún favor o beneficio.

El procedimiento a veces se veía alterado porque antes de fallecer el cura, éste hacía resignación o renunciación del beneficio en favor de otro clérigo, generalmente un pariente próximo, para lo que solicitaba y obtenía el “asenso” o consentimiento por parte de los feligreses.

Era un sufragio vecinal, en el que tenían derecho a voto los cabezas de familia, es decir los varones casados, las viudas, los solteros de ambos sexos mayores de 25 años con hacienda propia y los criados que tuvieran casa propia en la parroquia, aunque vivieran con sus amos.

Lista de los parroquianos de San Pedro 1594


            Todo esto propiciaba que los sucesivos párrocos de San Pedro fueran naturales u originarios de la villa, muchas veces de la misma parroquia y familiares de sus predecesores inmediato, que en caso de darles ocasión propiciaban la sucesión mediante procedimientos de resignación.

De alguno de los párrocos tenemos vagas referencias, mientras que otros han dejado mucha más documentación de sus vidas. Su influencia en la vida de la villa a lo largo de la historia era importante por su posición tanto económica como social.

El primero de los curas que tenemos documentado se remonta a la Edad Media, se trata de Pedro Sobrino, capellán en 1182.

 

Fernando Fernández figura como cura en 1452, no sé si tiene relación de parentesco con sus sucesores.

 

Alonso Fernández es el párroco entre 1465 y 1495. No era natural de la villa y vino siendo muchacho pequeño hacia 1436, de Pajares o Arquillinos, para criarse con un hermano suyo, Juan Fernández, que ya vivía en la villa donde era cura y arcipreste, y se quedó para siempre. Fue elegido cura de San Pedro antes de 1465 y disfrutaba alguna capellanía, como la de Santa María y Santa Marina de la iglesia de San Martín y el beneficio parroquial de Brime de Sog. Sucedió a su hermano en el cargo de arcipreste de Villafáfila antes de 1475. Previamente a su fallecimiento, en 1495, resignó sus beneficios en favor de Lope Fernández, su sobrino. En su testamento dejó 26 cargas de pan en Revellinos para fundar una capellanía en la iglesia de San Pedro en honor de San Ildefonso, con el cargo de decir dos misas semanales, y sobre su sepulcro mandó construir un pequeño mausoleo que nos describe Gómez Moreno en 1903: "Losa sepulcral, que está en la capilla del lado de hacia el norte, y es de arenisca, con un clérigo yacente figurado en medio-relieve, y epitafio alrededor en letras góticas, que dice: "Aquí yaze el honrado varón Aº Fernandes acipste q fue desta vª  e cura de la villa d sant pº el ql falleció desta vida en el año de mill CCCCXCV. El ql fundó esta capilla a sº de Dios e de Sant Ildefonso e dexo XXVI cargas de pan en Revellinos" (GÓMEZ MORENO 1923). (Aquí yace el honrado varón, Alonso Fernández, arghm,kcipreste que fue de esta villa y cura de la villa(sic) de San Pedro, el cual falleció de esta vida en el año de 1495. El cual fundó esta capilla a servicio de Dios y de San Ildefonso, y dejó 26 cargas de pan en Revellinos).

 

Lope Fernández entre1495-1523. Natural de la parroquia, vivía en la calle que baja de la Plazuela de San Pedro en dirección a las Bodegas: “vebió en unas casas suyas que tuvo a la parroquia de San Pedro, en la calle que va para las heras de San Pedro”. Sucedió a su tío, posiblemente por resignación, y en 1520 renunció asimismo la parroquia en manos de su sobrino, Lope Flórez, clérigo de Astorga. También disfrutaba de varias capellanías: la de Santa María y Santa Marina desde 1488 y la de San Miguel desde 1514. Fue nombrado arcipreste de Villafáfila a la muerte de Fernando Fernández, cura de San Juan. Falleció en 1528 y tenía una hija[1], María de Carbajal, mujer de Francisco de Robles, que heredó sus tierras.

 

Libro de la biblioteca de don Pablo Costilla

Lope Flórez 1523-1562, natural de Astorga y sobrino del anterior. En 1520 hicieron presentación 50 vecinos, la mayor parte de los feligreses, seguramente bajo indicación de su tío, que renunció en favor de su sucesor después de muchos años de disfrute del beneficio. Fue nombrado canónigo de Astorga, por lo que probablemente se trasladara a residir en la ciudad episcopal: “en el tpo que rresidió en la dicha villa de Villafáfila antes que fuese a ser canónigo de Astorga, vibió en unas casas en la colaçión de San Pedro a la puerta de la villa, en la calle que va a la Plaza”. Vivía en una casa con las puertas principales de ladrillo, al lado de una de las puertas de la muralla, en la calle que sube hacia la Plaza desde la fábrica. Como sus antecesores disfrutaba la capellanía de Santa María y Santa Marina desde 1522 y de la de Santa María la Nueva desde 1527.

 

Francisco Vázquez, 1563-1565: perteneciente a una familia de hidalgos de Villafáfila, vivía en la casa que había sido de su padre y abuelo al lado de uno de los portillos de la cerca, próximo a la fortaleza y cerca de la ermita de Santa María la Nueva. Consiguió el beneficio por resignación en su favor por parte de su antecesor “ubo el dicho benefiçio por rresignaçión o renunciación que dél le hizo Lope Flórez, su antecesor … con asenso e consentimiento de los feligreses e parroquianos que a la sazón heran… como padroneros verdaderos que del dicho benefiçio son”, en un proceso que le debió de resultar gravoso, pues se tuvo que desplazar a Roma (donde se rumoreó por la villa que había fallecido).  A los dos años de su provisión falleció mientras decía misa, “le dio un desmayo y pasión en la iglesia”.

También disfrutaba de las capellanías de Santa Lucía y de San Ildefonso, ambas fundadas en San Pedro y de presentar de los feligreses.

Su muerte repentina no dio tiempo a organizar su sucesión y puso en marcha rápidamente la búsqueda de votos de los feligreses “que serán hasta setenta parroquianos, antes más que menos” En la relación nominal figuran 73 parroquianos. Los cuatro pretendientes eran clérigos naturales de Villafáfila: el bachiller graduado en teología Lope García, que era bachiller graduado en Teología por la Universidad de Salamanca y, aunque más joven, con mejor oratoria para la predicación, Diego de Ballesteros, bachiller graduado en Cánones por la Universidad de Salamanca, pero carecía de ejercicio pastoral y no había predicado, Antonio García con familiares en la parroquia, y Juan de Olea, un joven hidalgo que murió antes de que se sustanciase el pleito. Los familiares de los candidatos, acompañados a veces por un escribano, se pusieron enseguida a buscar el mayor número de presentaciones “cuando murió anduvieron de casa en casa pidiendo los votos y después se hizo un concejo en misa mayor y se repitieron las presentaciones”. Según el testimonio de Gaspar García, clérigo de 42 años “cuando le dio el desmayo y pasión a Francisco Vázquez en la iglesia, fue él a darle la Unción y ya vio a clérigos yr por las casas”.

Ante la fragmentación de votos que favorecía a Lope García, los otros tres candidatos hicieron un pacto: Juan de Olea renunció sus votos en favor de Diego de Ballesteros, lo que le ocasionó enemistarse con algunas de las personas que se lo habían dado, a cambio de que Ballesteros le diera los votos que tenía para la capellanía de San Ildefonso. Asimismo, hubo un pacto entre de Diego Ballesteros con Antonio García, otro clérigo que pretendía la capellanía de Santa Lucía, para intercambiar sus presentaciones. Después de conseguidos los votos, se ratificaron ante escribano público. Los que habían presentado a Diego de Ballesteros lo hicieron en la misma iglesia, llamados a son de la campana.  También Lope García se concertó con Felipe de la Sierra, capellán de Barcial del Barco, para que le diera los votos de su padre, de su abuelo y de sus dos tíos.

 

Pleito por la obtención de la parroquia en 1567

Diego de Ballesteros 1567-1576. Tras dos años de largos pleitos fue nombrado cura.

Era natural de Villafáfila procedía de una familia de hidalgos pobres y por parte de su madre de una familia de labradores con buena hacienda: “hombre onesto de buena vida e costumbres e natural de la dicha villa e hijodalgo y noble porque tiene ejecutoria de su padre e abuelo”. Su principal valedor en la búsqueda de votos de feligreses fue su tío, Adán Hernández de San Pedro, hermano de su madre, y Bernardino Sayago. Parece que consiguió 45 votos de los 70 feligreses que componían la parroquia, frente a los 25 que consiguió Lope García. Este, que tenía la presentación de Francisco Muélledes, que era el mayordomo de la iglesia, pretendía que ese voto valiera por tres.

 Para obtener votos, cualquier procedimiento se podía emplear, desde el parentesco, la persuasión con importunación como la que aduce Magdalena de Tábara, viuda, a la que Diego de Ballesteros, su tío y el escribano le rompieron las puertas para que les diese su voto. O incluso las dádivas, ofreciendo hasta 1000 mrs por cambiar de voto. Cuando éstas no se podían probar daban lugar a querellas, como la que presentó Adán Hernández, “hombre muy buen xptiano, rrico e muy honrrado”, contra Pedro Farto por haber dicho ”un día del mes de mayo deste presente año, andando cavando en una viña de la de Collantes, a las Pedreras, reyteradas vezes dixo que este querellante abía perdonado o dado un costal de trigo a Álvaro Cardillo, vº desta villa porque diese la presentaçión del benefiçio de San Pedro para el bachiller Ballesteros, sobrino deste querellante”. El acusado aduce que le había dicho el interesado que le había dado el voto porque le había perdonado una fanega de trigo, a pesar de tener más obligación con el padre de otro candidato, del que había sido criado, “hera más obligado a Juan García, pues había comido su pan”. Fue condenado a pedir perdón, a tres meses de destierro y 300 mrs de pena.

Antes de fallecer ya era licenciado y dotó la festividad de San Pedro para que la celebrase el Cabildo en su parroquia.

 

Diego Hernández posiblemente primo del anterior y sospecho que hijo de Adán Hernández. En 1586 fue uno de los fundadores de la nueva cofradía de legos y clérigos o Cabildo Eclesiástico de Villafáfila. Para su entrada dotó la función de la víspera y día de Santiago en la iglesia de San Pedro. En el padrón de ese año figura el cura de San Pedro con labranza propia y hace vino. Parece que fue cura hasta que falleció en 1593. A su muerte se suscitó de nuevo un largo pleito por la provisión del curato.

 

Pleito por la obtención de la parroquia en 1597

Diego Blanco 1597-1608, antes había sido cura de la parroquia de San Andrés. Era natural de la villa, de una familia de labradores y “tiene muchos deudos y parientes que están a su cargo de rremediar”. En el pleito se dice “es hombre muy sosegado de edad de más de quarenta e quatro años… es hombre muy honrrado de buena vida y fama y buenas costumbres, quytado y apartado de bizios y pecados públicos y es feligrés e hijo de feligreses de la dicha parroquia del señor San Pedro”. Sus contrincantes eran Antonio García, cura de Santa María, que quería obtener el curato de San Pedro, seguramente por ser más rentable, Martín Bara y Antonio Álvarez, clérigos de la villa sin beneficio. Se protestan muchos de los votos aduciendo que algunos son de mozos sin casa propia, o mendigos o visitantes de familiares, o que no eran feligreses al tiempo que vacó la parroquia. Era el que más votos consiguió, treinta feligreses, más o menos la mitad de la parroquia, y los treinta restantes estaban repartidos entre los otros tres opositores. Hasta 1597 no se sentenció el pleito, ya sólo con Martín Bara como contrincante (ADA Curatos 76-1).

 

Amaro Pérez del Concejo 1610-1660. Perteneciente a una familia de labradores y artesanos de la villa desempeñó el beneficio durante 50 años. Durante este tiempo consiguió del obispo que la parroquia de San Andrés, que se había quedado con muy pocos feligreses por la despoblación general de la villa, fuera anejada a la de San Pedro.

Siendo ya muy viejo, casi 80 años, se trasladó a Valladolid a casa de un sobrino, Alonso Pérez, que era abogado de los Reales Consejos, donde falleció.

 

Antonio de Barrio del Portillo 1660-1669. Había nacido en 1634 en San Juan, hijo de don Miguel de Barrio Briceño, un hidalgo en el que habían recaído herencias familiares y el patronato de las capellanías que había fundado Pedro de Barrio el Perulero en la iglesia de San Martín. Falleció en Astorga sin hacer testamento, por lo que reclamaron para el obispado la suma de 500 ducados para distribuir por su alma. Era arcipreste de Villafáfila en el momento de su fallecimiento.

 

Clérigos de la villa en 1596

Leandro de Cuéllar 1670-1678. Natural de Villafáfila, hijo de Baltasar de Cuéllar y de Ana González, bautizado en Santa María en 1614, era licenciado. Había sido cura de San Martín desde 1641y participó activamente en el cabildo eclesiástico de la villa.

 

Jerónimo Pérez del Concejo 1680-1712. Obtuvo el beneficio después de un pleito con del licenciado Antonio Herrero, que después fue cura de San Salvador.  Además, un hermano de su contrincante, también clérigo, le planteó otro pleito para que se volvieran a separar las parroquias de San Andrés y de San Pedro.

Jerónimo era de Valladolid, pero su padre, Alonso Pérez del Concejo, abogado de los Reales Consejos, era natural de Villafáfila y sobrino de don Amaro Pérez cura que había sido, por lo que conservaba en el pueblo parentela y hacienda. De hecho, heredó los bienes de su tío Amaro, el cura viejo.

Don Jerónimo falleció en 1712 y dejó su herencia vinculada para que la heredara su sobrino y ahijado Jerónimo Costilla. Se componía de 46 fincas cerealistas de 197 fanegas y media, además de una casa de dos plantas de 8 varas de alto por 12 de largo, donde vivía la familia con una renta anual estimada de 60 rls de vellón. Estaba situada en la parroquia de S. Pedro “en la calle que va a Villaveza”, limitaba con calles por tres partes y con la casa de Antonio Ledesma por la parte de Levante. La ubicación actual es lo que hoy corresponde a tres fincas urbanas entre las calles de La Viña, de La Vendimia y de la carretera de Villalpando. También pertenecía a este vínculo una panera en la misma parroquia al principio de la actual calle del Sacramento, con renta estimada de 30 rls; y de bodega con lagar y cueva, con dos cubas, situadas en la colación de San Martín, lindera con el palacio marquesal por levante y calle del concejo por el norte. Se corresponde con la bodega conocida hasta hace algunos años como de D. Ramón Costilla, incluida en la actualidad en el parque anejo a la Plaza Mayor. Renta de 60 rls de vellón.

Estos bienes tenían el cargo de dar cobijo a los religiosos de San Francisco, cuando transitaran por la villa, por ser paso obligado de los que van de Santiago a Salamanca, estimado este cargo en un coste de unos cien reales al año.

 

Libro de la Biblioteca de don Pablo Costilla

Tirso Bueno Bara 1714-1725. Había nacido en la parroquia en 1680. Su familia se trasladó a vivir a Otero en el proceso de repoblación de finales del siglo XVII y desde allí se trasladaría al seminario. Regresan de nuevo a Villafáfila a principios del siglo siguiente. Fallece a los 45 años.

 

José Ossorio García 1725-1762. Había nacido en la parroquia de San Martín en 1689, de una familia hidalga descendiente de los Barrio. Había sido antes cura de San Salvador. Vivía en la Plaza Mayor en la casa que actualmente vive y tiene el comercio Isabelita. Allí había acogido a su sobrina Mariana Manjón viuda de José Ruiz a cuyos hijos dejó por herederos.

Tenía su propia labranza con un criado, un pastor y una criada de casa. Como bienes propios disponía de 31 fanegas de tierra, pero labraba también las tierras que disfrutaba de la rectoría y como miembro del Cabildo Eclesiástico, la llamada heredad de Collantes que ascendía a 146 fanegas de secano y 1 de viña. Poseía 3 bueyes y una novilla para la labranza, un caballo y una yegua, 2 burras, 4 cerdos camperos y 180 ovejas. Como ingresos de diezmos declara 1673 reales de  32 f de trigo, 24 f de centeno, 80 f de cebada, 24 corderos, 16 arrobas de lana, 1 fanega de garbanzos, 24 cántaros de mosto.

Pablo Costilla de Olmos 1763-1804. Había nacido en la parroquia en 1730, hijo de don Jerónimo Costilla, posiblemente el vecino más rico y de su segunda mujer Catalina de Olmos. Por tanto, perteneciente a una saga familiar de curas de San Pedro, sobrino nieto de Jerónimo Pérez. Su hermano FranciscoCostilla era el vecino más hacendado de la villa.

Antes de 1752 ya era capellán de Santa Lucía que presentaban los parroquianos de San Pedro, con el cargo de 52 misas anuales, tenía 227 fanegas de tierra, que cultivaba a gastos propios con un par de bueyes que le prestaba su madre. Todavía no había sido admitido en el Cabildo Eclesiástico.

Poco antes de acceder al curato, en 1762 había conseguido que se le confiriera por el Patronato Real el préstamo simple de Benafarces, en el obispado de Zamora y actual provincia de Valladolid.  Después de haber hecho frente a una serie de gastos para la posesión del beneficio, se vino a saber que le poseedor anterior, don Gregorio Navacerrada, al que se creía muerto, seguía vivo, por lo que se quedó sin poder disfrutarlo ni compensarle los gastos.


Instancia de don Pablo Contilla al Ayuntamiento de Villafáfila

Fue manifiesta su oposición a la construcción de la Real Fábrica de Salitres. Ya se había opuesto a las labores del fabricante particular Antonio Silvano. Presenta un memorial de queja ante el Ayuntamiento en el que expresa su protesta por haber permitido la justicia de la villa poner los destiladores de la fábrica en la calle del Sacramento y en la calle que va del castillo a la actual carretera, echando allí tierra y otros materiales que habían estrechado las calles y detenido las aguas, lo que provoca que su casa y las contiguas sufran los efectos de la humedad. Además, la estrechez de las calles como consecuencia de esa ocupación impide el libre tránsito de carros y ganados de los labradores, y a él mismo ejercer sus labores parroquiales de llevar el viático a los enfermos o asistir a los entierros, y el discurrir normal de las procesiones. También manifiesta que en la feligresía de San Pedro hay sobrado terreno donde se podrían edificar las casas de los catorce vecinos a los que se le han demolido para construir la fábrica, y señala una serie de cortinas y solares.

El ayuntamiento del año 95, en un principio, rechaza el memorial por no venir escrito en papel sellado y después de presentado otro “es devuelto con las fribolas excusas”. Vuelve a expresar sus quejas en el mes de enero del 96 ante el nuevo ayuntamiento, que se muestra más receptivo, tal vez por estar formado por parientes del cura, y nombra cuatro peritos para que, auxiliados del Procurador Síndico General de la villa, emitan un informe sobre el particular. Después de examinadas las calles declaran en su informe jurado ser ciertos los hechos relatados.

Don Pablo envía el memorial de quejas a los Directores Generales exponiéndoles que los administradores no habían querido ensanchar la vieja fábrica de Silvano en la dirección de los caminos de Villarrín, Otero y la Granja, por donde no había obstaculo, sino hacia su feligresía, y que a los catorce vecinos a los que se les había comprado sus casas:

con total repugnancia se pasaron a las otras feligresías de la villa y que hubieran muy bien aceptado permanecer en mi feligresía, si los administradores les hubieran construido casa en los sitios mencionados, ... que se les estrechó a la venta de ellas, aunque suene voluntaria, más por el temor y respeto, que por los medios regulares, y que, aun no alcanzando estos, ni el despacho del Sr. Intendente de Zamora para que vendiesen y desocupasen sus casas, les sirvio de despecho y violencia para venderlas y desocuparlas, el ver trasladados los destiladores de los sitios comprados a Silvano al medio de la calle, ympidiéndoles el libre uso de sus casas”.

Respuesta del Ayuntamiento de Villafáfila a don Pablo


Deja constancia de su opinión respecto a los posibles motivos para contruir la nueva fábrica en los terrenos de las casas y no en otros solares: “los administradores apremiaban a la venta para poder utilizar las tapias para obtener más y mejor salitre”. Sobre la situación de los vecinos después de vender sus casas cuenta que:  algunos, consumido su precio, suspiran sin casa y sin arvitrios para erigirla”. Por último pide a los Directores que se componga la calle, ensanchándola, que se  dé curso a las aguas y que “no se intenten comprar más casa de mi feligresía, porque algunos feligreses me han propuesto se les amenaza”.

Y al final de la misiva manifiesta a las claras sus propósitos: como en su parroquia se paga el diezmo de los frutos del campo y del trabajo personal de los obreros, y que la producción de salitre no paga diezmos, al reducirse la feligresía, ha visto reducidos sus ingresos sin que la actividad de la fábrica le reporte beneficio alguno, por lo que solicita le sea concedido a él una paga anual por el “perxuizio de mi tenue curato, hallándome en la edad de sesenta y seis años, y de treinta y tres de cura, con necesidad de vicario o teniente, se me conceda una competente anual asignación o recompensación de las catorce casas y más cortinas y sitios de mi colazión o feligresía y de ser el cura de la Real Fábrica”, o bien a su sobrino, Martín Costilla, “presbítero a título de suficiencia y corto patrimonio graduado de Doctor en Sagrados Cánones se le confiera algún préstamo o renta simple para que me ayude en la cura de almas

Bujanda contradice el informe del cura, justificando sus actuaciones. Apunta otro motivo para las quejas de don Pablo, aparte de la reducción de sus feligreses:

            “el mismo cura tenía prestadas diferentes cantidades de mrs. a estos feligreses, los quales habían impuesto estas cantidades sobre sus mismas casas, y le pagaban los réditos”.

Es decir, tenían hipotecadas las casas por préstamos que recibían de este cura, pues se trataba de jornaleros pobres:

            ninguno de ellos tenía labranza pues todos heran jornaleros, a escepción de dos, de los cuales el más principal o rico se ha quedado en la misma feligresía”.

Reclamación de don Pablo Costilla a la Real Fábrica de Salitres


            En 1800 hizo testamento y dejó por heredero a su sobrino don Martín Costilla Rosinos, que era presbítero y en ese año abad del Cabildeo Eclesiástico. Martín había estudiado en la Universidad de Salamanca, y era doctor por la Universidad de Orihuela desde 1792. Y seguramente él hubiera sido su sucesor natural en la parroquia, manteniendo la saga familiar. Pero las relaciones entre ambos sufrieron una ruptura, por lo que cambia el testamento, revocando los anteriores, e impidiendo a su sobrino de heredar sus bienes: “por las muchas pesadumbres que me ha ocasionado su colocación como sacerdote de tantos desbarros y excesos, y que, no obstante, confiando que con el tiempo sería útil para toda la familia le confié que hiciese de mis bienes a su voluntad, y conforme a su dolosa conducta jurándolos y enmarañándolos con sus buenas leyes y cánones. Y teniendo presente el pago que en estos dos años me ha dado, porque reprendiéndole que no dejase su curato de Méizara hasta otro acomodo o colocación, respondió en carta a don Gregorio Costilla, su cuñado, que dejase a ese viejo Salomón, que hasta que no se lo lleven los diablos ha de acabar con todo, y siendo público y notorio que, viniendo a esta villa para curarse en casa de se única hermana de sus enfermedades, visitándole yo los más de los días, en uno de ellos me echó con su acostumbrada soberbia… no visitándome en mis enfermedades… dejó la casa de su hermana y se pasó a otra casa

 En el testamento que otorga el 20 de diciembre de 1804 se declara enfermo de fiebre cuaternaria (posiblemente por paludismo). Manda ser enterrado en la sepultura familiar de San Pedro con hábito de capuchino y que le digan 200 misas de 3 reales. Siguiendo la costumbre familiar manda un falifo[2] a Nuestra Señora de Carballeda.  

Nombra por heredera universal a su sobrina Isabel Costilla, encargándole que, nada más que fallezca, recoja en su casa a Lucía Costilla, una hermana viuda sin hijos que vivía con él, la mantenga y le haga un entierro y funerales regulares.

Nombra por albaceas testamentarios a tres hijos de su hermano Francisco: don Bernardo, don Francisco Miguel y don Antonio Costilla Represa, estos dos últimos presbíteros.

Todavía no pierde la esperanza de reconducir a su sobrino don Martín, y les encarga a los tres que le prevengan que se encomiende a Dios y se vuelva a vivir con su hermana. Pero si se negase y vuelva a practicar sus maquinaciones que se opongan a que disfrute el vínculo al que está ordenado como primer llamador “dando parte al Rey si es preciso, de sus locuras, y que si se pudiese se le desposea del vínculo y pase a su hermana doña Isabel”.

Libro de la biblioteca de don Pablo


Por el inventario realizado a su fallecimiento conocemos su biblioteca formada por libros religiosos y de literatura.

Sinodales de Astorga

Breviario en 4 tomos

La Semana Santa

Ejercicios espirituales del padre don Antonio Molina

Suma Moral del padre Pacheco

Un tomo del Padre Larraga

Cinco tomos del Práctica Dominicales del padre Francisco de Chibert

Instrucción de sacerdotes del padre Molina

Práctica de visitar enfermos

Misterios del Culto Divino

Práctica de Exorcistas

Destierro de Ignorancias

Libro de Exorcismos

Rubricas del Misal Romano

Libro de Cuentas

Cinco tomos de los Autos Sacramentales de don Pedro Calderón de la Barca

Un libro intitulado “Para aprender Lengua Inglesa”

90 libros que se compone su librería que se halla en un estante de madera, de gramática y varios autores.

 


A su muerte se produjo un periodo de interinidad en la que varios clérigos figuran como vicarios o encargados de la parroquia hasta que fue nombrado nuevo cura. Siguiendo la tradición la parroquia recaería en un familiar. Primero quedó como vicario en vacante su sobrino Francisco Miguel Costilla pendiente de su confirmación, pero falleció antes de ello en 1807. En 1805 había fallecido otro sobrino, Antonio Costilla, y Martín murió en 1808. Pasó la vicaría a don Ramón Ruiz Moro, y después a don Jerónimo de León Alaíz hasta la elección del cura en plena guerra de la Independencia.

 

Pío Bernardo Mateos Escaja 1811- 1823. Había nacido en la parroquia en 1773 en una familia de labradores. A los 13 años pretendió la capellanía de Las Angustias o Los Dragos, pero se apartó del pleito a cambio de reintegro por parte del otro pretendiente, Tomás Suena, de los gastos que había hecho su padre para obtener la capellanía. En 1823 la vuelve a pretender, alegando ser descendiente de los fundadores, por parte del apellido Escaja, pero fallece ese mismo año sin obtenerla.

 

Martín Costilla Costilla 1824- 1856. Siguiendo la saga familiar era sobrino nieto de don Pablo. Había nacido en 1797, en San Salvador. Fue arcipreste de Villafáfila desde 1831. Su hermano Isidoro era a la vez cura de San Salvador.

 

Benigno de León Rodriguez 1861-1862. Nacido en la parroquia en 1803, en una familia de hidalgos, en la Plazuela de San Pedro, en la casa que actualmente es de los hijos Mari Carmen Ruiz. En 1834 era presbítero patrimonialista, es decir vivía en la parroquia de sus rentas y de las misas que pudieran encargarle. Ecónomo de San Salvador en 1844.  Fue nombrado abad de la parroquia de Villanueva de Valdeorras, en Orense, pero de la diócesis de Astorga, hasta que vino ya mayor a la de San Pedro en octubre de 1861. Murió de repente, en octubre de1862, aunque ya tenía hecho testamento, dejando 500 misas de 5 reales.

 

Mateo Calzada Fierro 1866-1883. Nació en Santa María en 1825 también en una familia de hidalgos. En 1855 era ecónomo de Peleas de Arriba, en la diócesis de Zamora, durante la epidemia de cólera, que asoló la comarca, y ya párroco en 1866, cuando fue elegido cura de San Pedro, que desempeñó hasta su muerte repentina, sin hacer testamento, por lo que sus hermanos y sobrinos tuvieron que recurrir a la vía judicial.

 


Gorgonio Mª Ruiz Atienza 1884-1896. Había nacido en 1836 su padre era también hidalgo. Estudió en el seminario de Astorga y se ordenó en 1861. El primer destino fue como ecónomo de Castropepe. En 1872 era cura de San Esteban de Nogales. En 1881 coadjutor de Manganeses de la Polvorosa. En junio de 1883 toma posesión como párroco de Bretó. En agosto fallece el párroco de San Pedro en Villafáfila y enseguida recaba votos entre sus paisanos, apoyado por su hermano Sofronio Ruiz Atienza, con bastante manejo en el Ayuntamiento y de ideas tradicionalista, que seguramente compartiría Gorgonio. Las presentaciones de los feligreses se recibieron en casa de don Martino del Río. El otro pretendiente, Pedro Durantes, natural de Villafáfila, en esos momentos era párroco en Villalpando, y recibió sus presentaciones en casa de don Francisco Gago. La supresión de la parroquia en 1896 supuso su traslado a otra parroquia de la diócesis, concretamente a la de Huerga de Garaballes, cerca de Astorga, donde falleció en 1902.



[1] Hasta el siglo XVI era frecuente que los clérigos tuvieran hijos, así se atestigua de, al menos, los tres arciprestes de Villafáfila de la primera mitad de ese siglo y de otros curas.

[2] Un falifo era un traje usado o su valor en metálico que se donaba al santuario de Nuestra Señora de la Carballeda en Rionegro del Puente, y que servía para amparo de los peregrinos. En muchos de los testamentos conservados de vecinos de Villafáfila se hace una manda similar, por lo que se puede deducir la popularidad de esta cofradía.

miércoles, 17 de julio de 2024

Elecciones municipales en el siglo XIX. 2ª Parte: 1834-1900

 


Entre 1834 y 1845 se producen varios cambios legislativos a la muerte de Fernando VII, con la entrada en vigor de la normativa municipal de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1837. No he encontrado las listas de los ayuntamientos de esos años, que serían elegidos mediante un sufragio restringido a los contribuyentes con cierta cantidad de renta, y volvería a ser un único alcalde.

En 1840 Nicolás del Río, figura como alcalde, en 1843 Manuel García y en 1844 Francisco Gago

.

Publicación de la nueva Ley Municipal


El 8 de enero de 1845 el gobierno aprueba una nueva Ley Municipal, que regula y unifica la constitución y funciones de los ayuntamientos.

Todos estarán presididos por un alcalde. En los pueblos como Villafáfila, de entre 201 y 400 vecinos, habría un teniente de alcalde y seis regidores, que elegirán en la primera sesión del año a uno de ellos como Procurador Síndico General.

El cargo de alcalde y el de teniente se renovaba cada dos años. El mandato de los regidores duraba 4 años, pero se renovarán por mitad cada dos años. Son cargos gratuitos honoríficos y obligatorios.

El gobernador civil o jefe político de la provincia es el que nombraba alcalde y teniente entre los concejales elegidos por los pueblos. Los electores, en los pueblos que no pasaran de los 1.000 vecinos, serían 60, más la 10ª parte del número que excediera de 60 vecinos, cabezas de familia con casa abierta y residencia de más de un año. También serían electores los contribuyentes de cierta cuota, y los doctores y licenciados, curas párrocos o tenientes de cura, empleados públicos con sueldos de más de 10.000 reales anuales, oficiales retirados, abogados, médicos, cirujanos y farmacéuticos con dos años de ejercicio.

Elegibles serían dos tercios de los electores, entre los mayores contribuyentes. No podrían ser elegidos los mayores de 60 años.

Las elecciones municipales se llevaban a cabo el 1 de noviembre cada dos años. Se remitían los resultados al Jefe Político que las aprobaba y nombraba alcalde y teniente entre los elegidos nuevamente o entre los que continuaban en sus cargos.

Al acabar el año 1849 el ayuntamiento estaba formado por Jerónimo de León como alcalde, Ruperto del Teso como teniente, y Alfonso de León, Andrés Concejo, Juan Antonio Morilla y Miguel García como regidores. Faltarían dos regidores que no he localizado. Llevarían ejerciendo desde el bienio 1848-1849.

Como los componentes de los ayuntamientos de la segunda mitad del siglo XIX son mejor conocidos, trataré de hacer un pequeño perfil de aquellos que conozca.

Jerónimo de León (1818-1899) era natural de Revellinos, se había casado en 1839 con Modesta Costilla, y se habían quedado a vivir en Villafáfila, al contrario que su hermano Eustaquio que se casó el mismo día con Antonia Costilla, hermana de su novia, y se fueron a vivir a Revellinos. Su suegro, Gabriel Costilla había sido alcalde en varias ocasiones, lo que influiría en alcanzar el cargo. Después de quedar viudo se casó en 1871 con Gabriela Calzada, en Otero y allí falleció en 1899. Su hijo Valentín fue el último cura de San Salvador y su hija María, la mujer del Tío Lucas de León.

 El resto de los concejales eran labradores de mediana hacienda, excepto Juan Antonio Morilla, natural de Villanueva del Campo, que era escribano público de profesión. En Villafáfila desde antiguo los forasteros han ocupado alcaldías sin problema.

Acta de 1850 


 El 1º de noviembre se celebrarían las elecciones, cuyo resultado conocemos por un oficio del Jefe Superior Político de la provincia:

Con esta fecha he aprobado las elecciones municipales de esa población y nombrado Alcalde a don Gerónimo de León y teniente a don Juan Antonio Morilla.

Serán concejales de esa población el bienio próximo:

D. Manuel García mayor.

D. Miguel Torío.

D. Ángel Costilla.

 Don Martín Calzada

Juntamente con los que lo eran el bienio anterior

D. Alfonso León

D. Miguel García

Dios guarde a V. muchos años. Zamora a 28 de diciembre de 1849.

Por lo tanto se mantiene don Jerónimo de León como alcalde, y es sustituido el teniente de alcalde, Las sesiones municipales ordinarias se celebraban los domingos de 10 a 12, aunque algunas semanas no había asuntos que tratar. A veces se reunían en sesiones extraordinarias, junto con los mayores contribuyentes del pueblo, para tratar asuntos de mayor interés o temas recaudatorios.

El ayuntamiento se tiene que renovar el 1 de enero de 1852 y cesan los 4 concejales que llevaban desde 1848 :

Ángel Costilla es nombrado alcalde-presidente y Miguel Torío teniente, que ya eran concejales el bienio anterior junto a Martín de Calzada, Manuel García, mayor. Los concejales entrantes son Julián del Teso, Estanislao Gutiérrez, Gabriel Trabadillo, Francisco Gago, que es elegido regidor procurador,

En la primera sesión se eligen como buleros (encargados de recaudar el importe de las bulas episcopales y papales) a Gregorio Costilla y Felipe Miranda, y como mayordomo de propios a Ezequiel Díaz.

Libro de acuerdos del ayuntamiento de Villafáfila 1852


Ángel Costilla (1816-1881) pertenecía a una rama segundona de familia de hidalgos arraigados en Villafáfila desde el siglo XVII. Su padre, Vicente Costilla había sido regidor en alguna ocasión, pero no participó tanto en la vida municipal su hermano Gabriel. Por parte de madre era nieto del escribano Felipe de Vitacarros que ejerció el cargo desde 1789 a 1833 y fue una persona de gran manejo en los asuntos de la villa, y tuvo que influir en el interés de Ángel por la política municipal.  Fue alcalde en varias ocasiones, la última en 1866. En 1839, cuando se casó con Escolástica Alonso, sobrina del cura de San Martín, era subteniente retirado del ejército, por lo que creo que participaría en la I Guerra Carlista. Se casó después de enviudar a los 59 años con Teresa Carnero, hija del que había sido secretario del ayuntamiento muchos años.

Su descendencia es numerosa. Su hijo mayor, Crisógono no participó en la política municipal de Villafáfila, pero sí en Otero donde se casó y estableció, llegando a ser alcalde en 1881-82. Es el abuelo de los hermanos Vicente Costilla, los Miguelotes. Su otro hijo, Ángel era teniente de alcalde en 1891 y fue condenado por la muerte del médico don Lucas Alonso. Su hija Anacleta de casó con don Elías Benso, un médico valenciano que ejerció en Villafáfila. Su hija Ana era la madre de la señora Cleta del Río.

Al empezar el año 1855 Alfonso de León es el alcalde, y Ezequiel Díaz, Alfonso García, Esteban Zamorano Gutiérrez, Manuel Gallego Valverde, y Ruperto del Teso, regidores, este último síndico. Supongo que serían los que ejercerían desde enero de 1854, que era cuando tocó la renovación bianual, y que la revolución del verano de 1854, la Vicalvarada, no alterara su composición.  

Alfonso de León (1817-1879) perteneciente a la familia de los Leones, hidalgos establecidos desde la Edad Media en Villafáfila y participantes activos en la política municipal. Su abuelo a finales del XVIII y su padre Marcelino de León y su tío Silvestre de León a principios del XIX habían sido alcaldes en varias ocasiones. Se casó con doña Javiera Gutiérrez, de Astorga, sobrina de un obispo. Sus hijos, Santiago de León, Pío de León (el del dicho popular de Villafáfila “eres más raro que Pío” no mostraron interés por la política. Su hija Albina de León se casó con Martino del Río, farmacéutico de la villa y dejaron numerosa descendencia en Villafáfila a través de Alfonso y Albina, y en Argentina de su hijo Emilio.


Ayuntamiento 1855


En enero de 1856 había que proceder al cambio del ayuntamiento, pero no se renovó, pues de anota en las actas: “continuando ejerciendo el cargo de concejales hasta que la autoridad superior determine otra cosa”.

Con la caída del gobierno progresista y el regreso de los moderados al poder, en verano de ese año, se produce un cese de los ayuntamientos ejercientes.

Se conserva en el archivo el oficio del gobernador 25 de agosto: “En uso de las facultades extraordinarias de que me hallo revestido y atendidas razones de pública conveniencia para su pueblo, he venido en disolver el Ayuntamiento y nombrar para que lo remplacen a los sujetos que expresa la presente nota. Así que luego que reciba V. este escrito convocará a la corporación y dando lectura de él, quedará disuelta, posesionando a los nombrados con las formalidades que prescribe la ley.

Concluido el acto me dará V. parte sin pérdida de tiempo.

Dios guarde a V. muchos años.”

Se nombra alcalde a D. Ángel Costilla, que había ejercido el bienio 1852-54, y regidores: Francisco Gago Roperuelos,  Ramón Ruiz, Martín Calzada, Ruperto del Teso, Juan Antonio Morilla, Julián del Teso. El día 30 toman la posesión de sus cargos.




Debido a la situación irregular de los ayuntamientos nombrados a dedo y a la permanencia en vigor de la Ley de 1845, el gobierno fija para en 5 de febrero la fecha de las elecciones municipales que renovarían el ayuntamiento al completo.

El 6 de marzo de 1857 el gobernador firma un oficio: Con esta fecha he aprobado las elecciones municipales de ese pueblo y nombrado alcalde a D. Francisco Gago, teniente de alcalde a D. Vicente Alonso… serán concejales de esa población durante el bienio próximo: D. Prudencio Gutiérrez, D. Mariano Zamorano, D. Antonio Gutiérrez, D. Marcelino de León, D. Bartolomé Palomino y D. Fernando Valverde. Y el 12 de marzo es la toma de posesión.


D. Francisco Gago Roperuelos y su mujer


En la primera sesión votan para procurador a Prudencio Gutiérrez. Cobrador de contribuciones a Bartolomé Palomino. Mayordomo de Propios a Martín Osorio. Cobrador de consumos a Esteban Zamorano Gutiérrez.

Don FranciscoGago Roperuelos, casado con doña Gregoria Costilla, era natural de Benavente. Ya le dediqué una entrada en el blog.

 

Alcaldes 1834-1900

 

1835

Gabriel Costilla Costilla

1840

Nicolás del Río 

1843

Manuel García

1844

Francisco Gago

1848

1849

Jerónimo de León Huerga

1850

1851

Jerónimo de León Huerga

1852

1853

Ángel Costilla Vitacarros

1854

1856

Alfonso de León

1856

1857

Ángel Costilla 

1857

1858

Francisco Gago

1859

1860

Prudencio Gutiérrez

1861

1862

Felipe Miranda

1863

1864

Ángel Costilla

1865

1866

Ángel Costilla

1867

1868

Gregorio Costilla

1869

1871

Victorino Trabadillo

1872

1873

Alfonso de León

1873

1874

Juan Soto del Campo

1875

1878

Martín del Teso Trabadillo

1878

1879

Sofronio Ruiz Atienza

1879

1881

Ángel Trabadillo

1882

1883

Gregorio Costilla

1884

1885

Gervasio Calzada

1885

1887

Antonio Andrés

1887

1889

Prudencio Gutiérrez

1889

1890

Sabas Calzada

1890

1891

Sofronio Ruiz Atienza

1891

1893

Santos Rodríguez Osorio

1894

1898

Juan Montero

1899

1901

Valentín Durantes


Como en marzo del año anterior se había elegido el ayuntamiento completo, y la ley de 1845 fijaba que cada dos años había que renovar la mitad de los regidores, el  4 de julio de 1858 se celebró sesión extraordinaria para determinar los concejales que habrían de ser relevados a fin del año

Se sorteó, haciendo cédulas con un número y metiendo bolas numeradas en un globo que estaba preparado para el efecto:

1ª bola Vicente Alonso

2ª bola Fernando Valverde

3ª bola Antonio Gutiérrez

4ª bola Mariano Zamorano

Estos cesarían en 31 de diciembre de 1858.

Quedando los otros 4 para el bienio 1859-60: Francisco Gago, Marcelino de León,  Prudencio Gutiérrez y Bartolomé Palomino, junto a los 4 que se eligieran en noviembre.

Mandaron el acta al Gobernador como era perceptivo.

En ese bienio el ayuntamiento quedó constituido por Prudencio Gutiérrez como alcalde, Julián del Teso, teniente, Francisco Gago, Bartolomé Palomino, Marcelino de León, Esteban Zamorano, Felipe Miranda, Eulogio Alonso, como regidores.

Prudencio Gutiérrez Ledesma (1810-1867), pertenecía a una familia de labradores asentada en Villafáfila desde antiguo, que había venido participando en el gobierno municipal. A su padre Francisco Gutiérrez, sus tíos Antonio y Alonso, los encontramos en las relaciones de alcaldes de principios del siglo XIX. Se casó con Manuela Gómez, de Villalba y tuvieron una amplia descendencia, entre otros la Tía Uca y Prudencio Gutiérrez, que sería alcalde como su padre.

Por oficio del gobernador de 10 de diciembre de 1860, se aprueban las elecciones municipales de ese año y nombra alcalde a Felipe Miranda y teniente a Miguel Vicente “Miguelote”, y concejales a Tirso Montero, Manuel Fidalgo y Francisco Mateos, que junto con los que quedan del bienio anterior: Esteban Zamorano Gutiérrez, Julián del Teso y Eulogio Alonso, formaran el ayuntamiento del bienio 1861-63.

Sesiones de 1862


A las 8 de la mañana del 1 de enero de 1861 se reúne el ayuntamiento y el alcalde saliente tomó juramento al entrante, mediante la fórmula: “jura por Dios y los Santos Evangelios guardar y hacer guardar la Constitución de la Monarquía y las leyes, ser fiel a S.M. Dª Isabel Segunda, y conducirse bien y fielmente en el ejercicio de su cargo: Sí, juro.  Si lo hace Dios lo premie y si no, lo demande, entregándole en señal de posesión el bastón, el que recibió sin contradicción alguna. El alcalde entrante tomo juramento a los nuevos concejales y en señal de posesión se sentaron en sus asientos.

Felipe Miranda Roales (1819-1890), originario de Vidayanes, se casó en Villafáfila con María Calzada Fierro en 1846, de una familia de hidalgos. La actividad política local de su suegro Martín Calzada, le serviría de referencia e influencia para su participación en la misma.

2 de enero, según la Ley vigente de 8 de enero de 1845, se numera la posición de las concejalías:

1 Julián del Teso

2 Esteban Zamorano Gutiérrez

3 Eulogio Alonso

4 Francisco Mateos

5 Tirso Montero

6 Manuel Fidalgo

Nombran procurador  con todos los votos a Tirso Montero

Buleros a Antonio Andrés Gómez y José Suena del Barrio

Mayordomo de Propios a Alfonso de León

Portero a Francisco Robles

Valijero (encargado de la correspondencia) a Cipriano Palomino

Relojero a Miguel Fernández

Cobradores de contribución territorial y consumos a Miguel Vicente y Esteban Zamorano

Secretario seguía siendo Cayetano Carnero.

Se fija la celebración de las sesiones como era tradicional para los domingos de diez a doce de la mañana

Durante el bienio 1863-64 el ayuntamiento está constituido por Ángel Costilla, que regresaba a la alcaldía, como teniente Juan Antonio Carballo, y los regidores Miguel Vicente, Francisco Mateos, Tirso Montero, Manuel Fidalgo, Martín del Teso y Fernando Ortiz. El 3 de enero es la toma de posesión de los nuevos concejales, entre ellos el nuevo alcalde Ángel Costilla, según la formula anterior.


En el bienio 1865-66 forman el ayuntamiento Ángel Costilla que continúa como alcalde, Juan Antonio Carballo, Fernando Ortiz y Martín del Teso que siguen como concejales. El1 de enero de 1865 es la toma de posesión de los nuevos concejales: Ruperto de Teso, que es nombrado teniente de alcalde, Mariano Zamorano, Miguel Torío y Luciano Valverde.


En el bienio1867-68, el alcalde es Gregorio Costilla, primo del anterior, teniente, Dionisio Pozuelo, y regidores, Ángel Trabadillo, Andrés Alonso, Eusebio Rodríguez, Miguel Vicente, Eusebio Tejedor, y Lázaro García.

Gregorio Costilla Ortega (1828-1884), tenía tradición familiar en los cargos del ayuntamiento, ya su padre, Gabriel Costilla, y su abuelo Gregorio habían ejercido de alcalde en varias ocasiones. Además, estaba casado con una hija de Prudencio Gutiérrez, alcalde en 1859.

Con la Revolución Gloriosa de septiembre de 1868 se producen una serie de cambios en la elección de los ayuntamientos. El 13 de octubre el Ministerio de la Gobernación ordena a las juntas revolucionarias provinciales y locales que nombren nuevos ayuntamientos y diputaciones donde no lo hayan hecho, mientras se convocan las elecciones por sufragio universal masculino de mayores de 25 años. En Villafáfila había sido nombrado en septiembre Andrés Alonso Concejo, que era concejal. El desempeño de la alcaldía duró unos meses “por las circunstancias que entonces se atravesaron con motivo de la Revolución, y la poca fijeza con que se podía contar en el ejercicio de la alcaldía, hasta el fin del citado año en que por sufragio universal fue elegido el alcalde actual”(Archivo Municipal de Villafáfila)

En 1869 encontramos al frente de ayuntamiento popular de Villafáfila a Victoriano Trabadillo (1807-1875), militar retirado de familia liberal progresista. Como no se conservan las actas de esos años no puedo saber hasta cuando duró su mandato. Al menos estuvo hasta septiembre de 1871.

 

Victoriano Trabadillo Fernández, alcalde 1870

En 1872 era alcalde don Alfonso de León, que ya lo había sido en el año 1855, tenientes: Francisco Mateos e Isidro Rodríguez Ruiz, regidores: Isidro Rodríguez Fernández, Santos Rodríguez, Sabas Calzada, Sofronio Ruiz, Felipe Fidalgo, y Valentín Carnero, procurador síndico general de la villa.

La proclamación de la I República en febrero de 1873 no supuso modificaciones en su composición, hasta las elecciones que se celebraron en julio de ese año, con distrito único, por sufragio universal masculino, y las casas consistoriales como colegio electoral.

Fijación de las elecciones de 1873


El 24 de agosto tiene lugar sesión inaugural de la nueva corporación:

habiendo dejado los concejales salientes sobre la mesa las insignias que los acreditaban como tales, y el alcalde el bastón representativo de su autoridad, declaró instalado y posesionado el nuevo ayuntamiento, retirándose con los concejales salientes. Ocupada interinamente la presidencia don Ángel Díez, que resultó tener mayor número de votos. Enseguida fueron los señores concejales uno por uno acercándose a la urna y depositando su sufragio

Para alcalde Juan Soto obtuvo 5 votos y Juan de la Puente 4 votos. Juan Soto del Campo quedó elegido y proclamado alcalde popular.

Por mayoría de votos son elegidos para primer teniente Juan Alonso y segundo Manuel Montero.

Por votaciones separadas para Procurador Síndico es elegido Ventura Casado.

Domingo del Teso, Fernando Alonso, Ramón Carnero, eran los otros concejales.

Esta corporación estuvo ejerciendo todo el año 1874, probablemente hasta julio de 1875.

Juan Soto del Campo (1832-¿?), carece de antecedentes familiares en el desempeño de cargos municipales, y no pertenecía a la clase de labradores ricos que solían acceder a las concejalías. Contaría con el apoyo de las clases populares de la villa, menestrales, serviciales y pastores, en una elección por sufragio universal. No se encuentra su defunción ni la de su mujer en los registros de Villafáfila, por lo que creo que la familia emigrara.

Toma de posesión de los nuevos concejales elegidos 1873


Las elecciones municipales desde entonces se  celebraban en julio cada dos años.

 Con la restauración monárquica en el bienio1875-77 encontramos como alcalde a Martín del Teso Trabadillo (1820-1881), de familia de labradores medianos, su padre no me consta que hubiera participado en la política local, no así su abuelo que había sido alcalde varias veces antes y durante la Guerra de la Independencia.

De julio de 1877 al de 1879 el alcalde fue Sofronio Ruiz Atienza (1845-1906). También pertenecía a las familias de hidalgos que habían tenido influencia en la política municipal del siglo XVIII, aunque su padre no parece que interviniera en la misma.

El 1 de julio de 1879 tiene lugar la constitución del nuevo ayuntamiento. El alcalde saliente, Sofronio Ruiz, no asistió al acto y resignó el mando para la constitución en el concejal Ángel Trabadillo.

Efectuada la votación por papeletas quedó elegido por unanimidad de todos los concejales Ángel Trabadillo Fernández (1828-1884), de ideología liberal.

Ángel Trabadillo Fernández 


Teniente primero Ángel Costilla, segundo, Esteban Zamorano, procurador síndico Isidro Rodríguez Fernández y por orden los concejales:

1ºÁngel Ferreras

2ºIsidro Rodríguez Fernández

3º Sofronio Ruiz

4º Sabas Calzada

5º Eladio Fidalgo

6º León del Teso

Ejerció hasta fin del 1881.

El bienio 1882-83 encontramos a Gregorio Costilla que volvía a ser alcalde, pero no conozco los concejales.

El bienio 1884-85 es alcalde Gervasio Calzada, 1º teniente Antonio Andrés,  2º teniente Marcelino de León, y concejales Juan del Río, Emilio Ruiz, Elías García Vicente, Evaristo Montero, Gregorio Costilla Ortega, e Isidro Rodríguez Ruiz.

Gervasio Calzada (1828-1898), aunque su padre había sido alcalde en los años 30, y su cuñado Felipe Miranda en los 60, él tardó en implicarse en la política, porque se casó en Otero y allí residió muchos años.

El bienio 1886-87 Antonio Andrés, es el alcalde; y los regidores: Gervasio Calzada, Prudencio Gutiérrez Gómez, Emilio Ruiz, Francisco Ruiz, Cecilio Fernández, Ambrosio Calvo y Evaristo Montero.

Antonio Andrés (1837-1889), era de Villarrín y se vino a Villafáfila cuando se casó con Asunción Gutiérrez “la Tía Uca” . Participó en la política provincial, siendo diputado provincial en 1877, en la órbita del Partido Conservador.

Antonio Andrés


1 de julio de 1887  Sesión inaugural del nuevo ayuntamiento, Sale de alcalde Antonio Andrés, y concejales: León Costilla, Sabas Calzada, Ambrosio Calvo, Cecilio Fernández, Mauro Valverde, Balbino Gutiérrez, Ciriaco Alonso y Fernando Ortiz, eligen por unanimidad a su cuñado, Prudencio Gutiérrez Gómez (1848-1909) como alcalde que ejercería hasta 1888.

 En abril de 1889 ya era alcalde don Sabas Calzada. Los concejales que siguen son  Mauro Valverde, León Costilla, Balbino Gutiérrez Zamorano, Ciriaco Alonso García, Cecilio Fernández Díaz, herrero y Ambrosio Calvo Gómez y Francisco Ruiz.

DonSabas (1845-1925) era hijo de don Martín Calzada, y le conocemos pocas actuaciones en la política.

Don Sabas Calzada Suena

 En septiembre de 1890, por dimisión de don Sabas, es elegido Sofronio Ruiz como alcalde, y León Costilla, teniente,  Emilio Ruiz, Ventura Casado, Balbino Gutiérrez, Juan del Río, José María Durantes y Marcelino de León y Felipe Fidalgo, regidores.

No sabemos los motivos de las dimisiones como alcaldes de Prudencio Gutiérrez y don Sabas Calzada, pero el ambiente político de la villa estaba muy enrarecido.

Como indicio nos sirve las elecciones a diputados provinciales celebradas el 7 de diciembre de 1890. Don Lucas Alonso Trabadillo, médico que ejercía libre, y Martín Miranda Calzada, licenciado en Derecho que había aprobado las oposiciones a notario, requieren la intervención del notario de Villafáfila, don León Temprano para que levante acta de unas irregularidades que se estaban produciendo en la votación

La mesa estaba presidida por el alcalde Sofronio Ruiz, y formada por Tomás Miranda, don Luis Trabadillo, Daniel de Prado, Secundino Costilla, Esteban del Teso, Prudencio Pascual. El notario se presenta y ve “un frasco grande a modo de urna de cristal con tapa algo mellada, tinta desparramada y discusión sobre si el presidente había bajado o no las manos pasando de una a la otra una papeleta que le había entregado Andrés Orduña. El presidente y León Costilla pedían orden y que dejaran la puerta libre”. El presidente negó la palabra a los requirentes y junto al teniente de alcalde impusieron multas a varios electores allí presentes, y pusieron a don Lucas a disposición de la autoridad judicial.



El 18 de enero de 1891 se celebraron elecciones parciales de 5 concejales que habían cesado por diversas causas: Sabas Calzada, Valentín Miranda, Ciriaco Alonso, Mauro Valverde y Manuel Montero. Fueron unas elecciones muy polémicas que soliviantaron aún más el ambiente político del pueblo, lo que desembocó en el asesinato de don Lucas Alonso Trabadillo. Las papeletas protestadas no se unieron al acta, se cerró la votación antes de la hora fijada, no se consintió a varios electores hacer reclamaciones sobre la elección, se dividió el pueblo en dos distritos para la elección al sobrepasar los 800 habitantes, sin publicarlo en el boletín.

Anulación de la elecciones de 1891

            Al día siguiente más de la mitad de los electores elevaron una protesta sobre estas irregularidades. La comisión provincial, presidida por el vicepresidente de la Diputación Provincial, don Alonso Santiago, farmacéutico de Villafáfila, anula las elecciones y se convocan para el 10 de mayo.

Del resultado de estas elecciones salió el ayuntamiento para el bienio 1891-1893: Santos Rodríguez Osorio, alcalde, Alfonso Tejedor, Felipe Gómez, Gervasio Calzada, Felipe Fidalgo, José María Durantes, Federico Gallego y Ramón Rodríguez como concejales. Se protestó la elección de Salvador Martínez Rodríguez, por deudor al ayuntamiento, pero se desestimó.

Sesión de 1892


Santos Rodríguez Osorio (1828- ¿?) fue un alcalde de transición después del asesinato de don Lucas. No pertenecía a las familias que tradicionalmente habían ocupado los cargos municipales, y encabezó una lista de personas cercanas al Partido Liberal, liderado entonces por son Alonso Santiago.

          El 19 de noviembre de 1893 se celebraron nuevas elecciones a concejales, votaron 161 electores, con el resultado de: Juan Montero 115 votos, Simón Juan Gómez 115, Manuel S. Fidalgo Ledesma 115 y Andrés Orduña Alonso 115 . El1 de enero 1894 Juan Montero es elegido alcalde por 8 votos y 1 en blanco. Los liberales seguían en el gobierno municipal.

        Juan Montero Vicente (1841-1924), de una familia de labradores medianos, yanto su padre Manuel, como su abuelo Juan habían tenido cargos municipales. Su hermano Tirso, que había sido concejal anteriormente, ahora era secretario del juzgado.


        Las elecciones municipales celebradas en mayo del 95 fueron anuladas por la Comisión provincial, y se celebraron en 15 de diciembre. Se elegían la mitad de concejales y se había aumentado el número de electores a  345, de los que votaron 236.

Prudencio Gutiérrez 124 votos

 Cipriano Robles 124

Valentín Durantes 121

Nicolás Zamorano 120

Pablo Rodríguez Ramos 109

Manuel García Robles 107

Gabino Robles 1

El exalcalde Sofronio Ruiz, el ex-secretario Pablo Rodríguez y un crecido número de electores las protestaron por haberse modificado los distritos electorales que asignaron 240 electores a uno y 100 a otro, la Comisión provincial, en esta ocasión presidida por Felipe Olmedo, las volvió a anular. El alcalde Juan Montero y otros concejales recurrieron la anulación en alzada ante el Ministerio de la Gobernación, que mantuvo la nulidad de las mismas, y se convocaron para el 29 de marzo de 1896, con escrutinio el 2 de abril con arreglo a la división de distritos de 1891 para elegir 5 concejales. Mientras tanto Juan Montero seguía de alcalde.

Los interventores del distrito de San Pedro y Santa María protestaron la elección de Manuel Zamorano García por ser depositario de fondos municipales, Él aduce que había renunciado en febrero y se desestima la protesta, confirmándolo como concejal. 

En abril de 1897 se celebran elecciones parciales de concejales. En el distrito de San Martín, con 181 electores sólo votan 93, resultando elegidos Juan Montero con 47 votos y Cecilio Fernández Díaz con 26, y sin obtener cardo Liborio del Teso con 20 votos. En el distrito de Santa María, con 169 electores, sólo votan 82 que eligen a Simón Miranda con 51 votos y Balbino Gómez con 24, quedando si elegir Florencio Rodríguez Costilla con 7.

Siguió Juan Montero como alcalde, al menos hasta abril de 1899.

El siglo acaba con un ayuntamiento formado por Valentín Durantes como alcalde, Simón Miranda, Torcuato García, Juan Montero, Nicolás Zamorano, Cecilio Fernández, Manuel Alonso y Balbino Gómez como concejales.

Con Valentín Durantes del Teso (1853-1925), casado con Máxima Montero, sobrina del anterior alcalde, se mantenía la alcaldía en la órbita del Partido Liberal.