viernes, 19 de junio de 2015

Juicio por injurias en 1915


En enero publiqué una pequeña entrada en el blog a propósito de la festividad de San Antón y la costumbre de echar refranes o relaciones a la puerta de la iglesia de Santa María. Esta costumbre estaba muy extendida por casi todos los pueblos comarcanos y aún se mantiene en algunos como Monfarracinos.
Hace unos días consultando el archivo del Juzgado de Paz de Villafáfila me encontré con un atestado de la Guardia Civil por injurias a propósito de uno de estos refranes de 1915, hace exactamente un siglo.
Por su curiosidad lo transcribo sin ánimo de profundizar en las relaciones entre los vecinos en esos años.





Atestado por manifestar en público un refrán insultante contra un vecino de esta localidad.

Jerónimo Ramos Cabrero, cabo de la Guardia Civil del puesto de Villafáfila hace constar:
Que habiéndose presentado en esta casa-cuartel el vecino de esta localidad, Felipe Fidalgo Ledesma[1], mayor de edad, viudo, propietario, exponiendo que en el día de hoy y hora doce de la mañana, el convecino Florencio Lorenzo Robles[2] echó un refrán ante el público a la puerta de la iglesia de Santa María y en cuyo relato difamaba su honra diciendo que con el amo que tuvo en el verano próximo pasado se había ajustado en cincuenta pesetas y al hacer la liquidación le engañó el amo dándole un billete de veinticinco pesetas en vez de ser uno de cincuenta pesetas, y como desde luego perjudicaba su honra según manifiesta el perjudicado así como también manifiesta que el Lorenzo había dicho en el refrán que a otro criado que había tenido el Felipe que éste también le había entregado dos duros falsos en el año próximo pasado;
El cual lo denuncia por escrito ante la autoridad que suscribe, manifestando  que quiere probar no ser cierta la difamación de que ha sido objeto.
Y para que conste extiendo integra la presente diferencia que firma el perjudicado con el que suscribe.
Inmediatamente el que suscribe se avistó con el Lorenzo, el que fue interrogado sobre el particular manifestando llamarse como queda dicho, de diez y siete años de edad, de estado soltero, oficio guarda de cerdos; preguntado si era cierto que a la puerta de la iglesia de Santa María y a presencia del público que había, que si había dicho algún refrán que pudiera perjudicar alguna persona, dijo que el refrán que había dicho era:

Oh Glorioso San Antón
Santo mío y abogado
Te vengo a dar relación
De lo que me pasó este año.
Me ajustaron en diez duros
Sin vino y sin tabaco
Y al fin de la temporada
Marchó mi padre a cobrarlos
Como el pobre no entiende
Uno de cinco duros le han dado
Luego fue a casa y los guardó
Y fue luego por salvados.
Al fin de todo esto
Sin ellos nos quedamos
Pero como ellos comprenden
Que guardamos los marranos
Al menos se les figura
Que podemos malgastarlos
También te vengo a decir
Lo que le pasó a Cesáreo[3],
De lo poco que ganó
Dos duros falsos le han dado
Pero fue allá la mujer
Que tiene un genio tan bravo
Que así luego que la vieron
Otros dos buenos le han dado
Y con esto San Antón
No te quiero decir más
Que me guardes la muchacha
Y también esta pareja[4].

Preguntado si este refrán lo había pensado él o se lo habían enseñado, dijo que lo había pensado él. Preguntado que si lo había pensado debido a lo que en el refrán dice de que se había ajustado en cincuenta pesetas y debido a que solo le habían dado veinticinco que si por eso había pensado decir ese refrán dijo que sí, que como solo le habían dado las venticinco pesetas en vez de cincuenta que es en lo que estaba ajustado que como ese día de San Antón es día de decir refranes que por eso había él pensado ese para que el público lo supiera.
En vista de lo que todo queda relatado, el que suscribe procedió a la formación del presente atestado para su entrega juntamente con el Lorenzo por creer el que suscribe que el refrán es insultante para el denunciado por creerle así, en vista de que se queja, firmándolo el perjudicado con el Lorenzo, sin que haya sido ni el uno ni el otro forzado para declarar ni castigado ni molestado, firmándolo también el que suscribe.
En Villafáfila a diez y siete de enero del año de mil novecientos quince.

Firman Felipe Fidalgo Ledesma, Florencio Lorenzo Robles y Jerónimo Ramos Cabrero.



Recibe la denuncia el juez municipal de ese año, Pedro Torío Durantes[5], ante el secretario del juzgado Simón Gómez Zamorano[6] y fija el juicio de faltas para el día veinte de enero “en la sala de este juzgado, sita en la casa del juez” a cuyo efecto se cita al denunciante y al denunciado para que asistan al acto del juicio con las pruebas con que intenten defenderse y bajo la multa de quince pesetas a cada uno de los obligados.
Se cita asimismo al fiscal municipal, don Felipe Alonso del Teso[7], y a dos adjuntos de turno al juez, don Tomás Ruiz Gómez y don Fernando del Río Fernández.

Simón Gómez Zamorano, secretario del juzgado


El día 20 a las dos de la tarde se celebra audiencia pública del tribunal municipal de esta villa compuesto por el juez, los dos adjuntos (ante la ausencia de Fernando del Río, actúa como adjunto José del Río de León), el fiscal y el secretario.
Se presenta el denunciante acompañado de don Alfonso Escaja del Teso, y el denunciado de Florencio Rodríguez Costilla.
Felipe Fidalgo pide que manifieste el denunciado con cuantos amos ha estado el verano pasado y lo que ganaba con cada uno de ellos, y que el juzgado citara al cabo comandante del puesto de la guardia civil, a Cesáreo Enríquez y su esposa Severiana Martínez y a Máximo Costilla como testigos.
Ante la petición del denunciante de comparecencia de testigos se fija el día siguiente para continuarlo.
En este estado el denunciado manifestó:
Que confiesa haber echado el refrán de que se trata, por el que pide perdón al denunciante en todo en cuanto con él le hubiera ofendido, declarando así bien haber quedado muy bien pagado y agradecido de él todo el tiempo que estuvo a su servicio hasta el extremo de haber recibido propina de su mano el día que fue a cobrar su soldada .
El denunciante en vista de la confesión del denunciado le perdona las ofensas cometidas con la condición de que haga públicas en cuanto pueda las manifestaciones anteriores renunciando a la prueba ofrecida.
El señor fiscal en vista de lo manifestado por el denunciante y el denunciado y teniendo en cuenta que el perdón de la parte ofendida extingue la pena propone al tribunal el sobreseimiento de estas deiligencias.
El tribunal elevó a sentencia firme el dictamen del fiscal.
Y todos firmaron conformes.




[1] FelipeFidalgo Ledesma, viudo de 71 años, es el antepasado de una rama de los Fidalgo de Vilafáfila, ver la entrada del blog referente a este apellido. Fallecería cuatro años después de este episodio.
[2] Florencio Lorenzo Robles, conocido con el mote de Chivo era un joven de una familia de pastores y vaqueros que empezaban de muchachos a trabajar cuidando el ganado, en este caso los cerdos durante la temporada estival. Se casó con Benita Delgado y todavía los recuerdo viviendo en la calle del Triunfo.
[3] Se trata de Cesáreo Enríquez Alonso y Severiana Martínez Bodego, los padres de Antonio Enríquez, al que motejaban como Vargas o Burrique. También los recuerdo vagamente viviendo al final de la calle Zamora pues fallecieron en 1968 y 1972.
[4] La pareja de mulas del amo que tuviera en ese año, que llevaría al acto de bendición y subido a una de ellas recitaría el refrán.
[5] Fue durante temporadas juez municipal, concejal y alcalde, antes de la República, era el adre de  Teresa la del café, de Humildad y Nemesia.
[6] Ejerció durante muchos años de secretario del juzgado, era hermano de Paz, tío de Valentina Martínez
[7] Nacido en 1854 y fallecido en 1917 era hermano de Matias Alonso, de mote Matiorras.