Vista panorámica de Otero de Sariegos. Villafafila.net
En marzo de ese año don Manuel Ojero, vecino de Otero de Sariegos,
regidor por el estado de los hidalgos, presenta una querella criminal ante la
sala del crimen de la Real Chancillería de Valladolid, “me querello grave y criminalmente”, contra don Antonio Calzada,
alcalde por el estado noble de la villa de Otero de Sariegos y don Manuel
Calzada, su hijo, por malos tratamientos, injurias y otros excesos.
En el relato de los hechos que hace su procurador afirma que
siendo Ojero hidalgo notorio y regentando el empleo de regidor, los referidos
le injuriaron, llamándole zapatero, pícaro y “otras cosas que no se pueden vocear sin sonrrojo, dándole golpes y
puñadas y rompimiento que sól pudo evitar continuase por más tiempo la concurrencia
de algunos favorecedores sin más motivo que no haberse avenido a firmar cierto
poder o acuerdo que el dicho alcalde compuso con el concejo o vecinos de sus
facción” para acotar los prados de Santioste y la Reguera. No contento con
ello, “con olvido de su cualidad de noble
le puso en la cárcel pública cargado de yerro como si fuese reo … poniéndole un
par de rosquillas en los pies”.
Aprovecha para acusar a Calzada de que:
- con sus ganados entra en los sembrados de sus convecinos
sin que le sirva de escarmiento las condenaciones que ha sufrido por haber sido
hallados sus ganados pastando en sembrados ajenos,
-que actúa con despotismo y decreta multas sin formar autos,
-que tiene a los vecinos atemorizados, incluso “a su padre caduco y decrépito tuvo el
atrevimeinto de prenderle en cierta ocasión y para imposibilitarle una yegua de
un tiro en un ojo”.
Pide que se le prenda, se le embarguen sus bienes, “deponiéndole de la vara y que se le pribe de
ser juez ahora y en todo tiempo” y se le condene.
Días antes había otorgado ante el escribano de Villafáfila un poder a un
procurador de Valladolid y realizado una información de testigos para que que
ratificasen lo que afirmaba.
El objetivo de la querella, además de restituir la justicia,
dice que lo hace “deseando con el celo de
buen vasallo y patriótico, conservarse con su familia y hacienda en su casa y
pueblo con toda tranquilidad y cristiandad por fin de tributar por este medio a
nuestro monarca que Dios guíe”.
La sala admite la querella por tratarse de un caso de pleito
de justicias, manda que los querellados salgan a cuatro leguas de la villa de
Otero y manda que Antonio Calzada compadezca en la corte en el plazo de seis
días bajo la pena de 200 ducados.
Antonio que ya conocería la querella se había trasladado a
Valladolid y se presenta ante el gobernador y alcaldes de la sala
voluntariamente el primero de abril, y le asignan la ciudad y sus arrabales por
cárcel sin que la pueda abandonar.
Otero de Sariegos en lontananza
Le interrogan el cinco de abril y él niega conocer la causa de la querella. Reconoce a Manuel Ojero como hidalgo, que no ha desempeñado oficios viles, pero en lo que le preguntan si es pacífico y bien hablado con todo género de personas, le consta todo lo contrario.
Ante la pregunta de que si “como alcalde que debe por su empleo y carácter que representa dar
ejemplo a sus súbditos los ha de tratar a todos y en especial a los que regentan
empleos sin injuriarles de palabra ni de obra, procurando circumpección,
sosiego, compostura y tranquilidad en su pueblo”, contesta que así lo hace
siempre.
Niega los insultos y malos tratamientos, dice que el acuerdo
de acotrar los `prados se tomó por todo el concejo, y que mandó prender a Ojero
por que no obedecía a los mandatos judiciales, entre otros para que dejara
libre un pedazo de prado que había roturado Ojero, y que como en Otero no hay
casa de Ayuntamiento y que sólo hay cárcel pública donde tienen que estar todos
los presos independientemente de su condición.
Le interrogan sobre que en el año 82, siendo alcalde Francisco
Pascual, había agrredido él y su hijo a Andrés Baquero que lo había mandado el
alcalde a ver si estaban los ganados comiendo los trigoss, le habían partido la
cabeza por tres partes a palos, y no se había formado causa por haber cedido la
parte herida.
Le preguntan que si había conminado a Francisco Bueno, Gervás
Gutiérez, José Ledesma y otros para que abandonasen las tierras que tenían
arrendadas bajo multa de 20 ducados, lo cual niega.
En cuanto a la acusación de haber prendido hasta su propio
padre lo niega y refiere que en el año 1772 siendo él alcalde, a la salida de
misa de los Reyes y llevando la vara de alcalde, ante la queja de que el cura
decía la misa “al romper el sol” por lo que muchos vecinos se quejaban sin poder
oírla, su padre le reconvino y tuvieron unas palabras, y su madre saliendo le
dio una bofetada, pero que no los prendió, sólo dijo que si no fueran sus
padres los hubiera prendido.
Le acusaban de que habiéndose hecho quiñones de las tierras del Duque de Frías entre los vecinos, aprobado por su excelencia, y cada uno se puso en posesión de lo que le correspondían, sin embargo de ello había requerido a Francisco Pascual, Manuel Guayo, Manuel Ojero y Andrés Baquero para que no labrasen las tierras que les correspondían bajo multa de 20 ducados. El niega los hechos y dice que sobre ellos hay pleito pendiente ante el regidor de Otero.
Se le coceden 40 días de levantamiento de la pena de cárcel
en Valladolid y puede regresar a Otero para continuar sus labores.
Cuando transcurre el plazo de los 40 días vuelve a pedir
levantamiento de la cárcel pero ya no se lo conceden.
A los testigos presentados por parte de Ojero se les
interroga sobre si Antonio Calzada ha sido de
genio intrépido, soberbio y bullicioso, se hizo dueño de los pastos concejiles
disfrutándolos con sus ganados, sin permitir a los demás vecinos que tienen
igual derecho, y los introducía en sus mismos sembrados si alguno ha reclamado,
haciendo lo propio con el guarda si alguna vez se ha determinado en
cumplimiento de su obligación a prenderle los ganados después de no querer pagar
la pena.
Desde que empuñó la
vara no ha hecho otra cosa que formar causas a todos los vecinos y exigirles,
si quieren verse libres de la prisión, crecidas costas y multas.
En los 40 días de
levantamiento de la pena de cárcel lejos de contenerse volvió a reincidir en
los excesos introduciendo a pastar sus ganados donde privaba hacerlo a los
demás.
Cuando le denegaron el levantamiento de la cárcel la segunda
vez: “había vuelto clandestinamente a
Otero permaneciendo oculto en su casa”.
Los testigos de Ojero son Francisco Pascual, Andrés Baquero,
Manuel Aguayo, Diego Salagre, Andrés Ledesma, Gervás Ledesma de Otero, y Pedro
Durantes y José Fernández de Villafáfila.
Antonio Calzada se defiende acusando a Manuel Ojero de
calumniador y de haber ocupado y arado parte de terrenos concejiles, y a
Francisco Pascual de ser su enemigo manifiesto y haber dicho que no parará
hasta acabar con él.
Calzada presenta un alegato de tachas y en las
descalificaciones de los testigos se pone él mismo en evidencia por sus sus antecedentes conflictivos:
-De Manuel Ojero dice que suele tener pleitos y querellas
pendientes amenazando a los que no siguen sus ideas con una navaja u otro
instrumento.
- Dice que Francisco Pascual buscó, solicitó e instruyó a
los demás testigos, entre ambos hay cuatro o cinco pleitos civiles y criminales
pendientes y le ha salido a matar dos veces , una con una tornadera y otra con
una pistola. Los pleitos entre Calzada y
el pueblo se han esperimentado desde que Pascual fue alcalde por haberse
intrusado de su propia autoridad en los préstamos del Duque de Frías.
-Andrés Baquero y él mismo tienen pleitos desde hace 20 años.
- José Ledesma tiene enemistad con él.
-Pedro Durantes ha acreditado su enemistad por un pleito que
le movió ante la justicia de Villafáfila a consecuencia del cual le vendieron
72 cabezas de ganado y le causó más de tres mil reales de costas.
-Diego Salagre ha sido su contrario desde que le venció en
un pleito sobre la mala elección que había hecho para los oficios de justicia
por el que fue condenado en costas él y Andrés Baquero.
-Andrés Ledesma es su enemigo desde que siguió un pleito
contra su hijo sobre que le pagase 700 r que le costó sacarle de la prisión que
padecía en la villa de Benavente por haberle dado un garrotazo a un pastor.
-Andrés Fernández le quiere mal.
A su vez Calzada presenta testigos a los que pregunta:
- Si conocen que es
hidalgo, bien hablado pacífico y prudente y que ha desempeñado los oficios con
la mayor utilidad del pueblo sin quejas.
-Que fue elegido alcalde y confirmado por el Duque le 31 de
diciembre que le remitió el título de tal con fecha de 21 de enero, aunque no
pudo tomar la posesión hasta últimos de febrero por haberse interceptado el
título posesorio en la estafeta de Benavente hasta que vieron que no podían
conseguir nada con la retención porque el señor duque remitió carta-orden con
fecha de 4 de febrero para que le diesen la posesión sin demora alguna y se
procediese a la averiguación y castigo del que había retenido del correo el
título, que sospechaba que había sido el propio Ojero
-El año en que fue alcalde Francisco Pascual lo puso preso
en la cárcel y lo tuvo preso cuatro días cargado de prisiones sin embargo de
concurrir en él las citadas circunstancias sin otro motivo que haberse
descuidado un criado de labranza y haber dejado entrar una res en un trigo.
-Desde el 72 hasta el 86 no había vuelto a ser alcalde
-A Manuel Ojero y a Francisco Pascual no les mueve otra cosa
que haberle visto en el pueblo florecer con algunos bienes de fortuna y haber
salido alcalde este año contra su voluntad
-Que este año sólo ha labrado las mismas heredades que
labraba el pasado.
-En cuanto supieron
Manuel Ojero y Pascual que iba propuesto para alcalde hicieron calumniosas
representaciones ante el Duque de Frías que había de confirmar el nombramiento,
desacreditando su conducta para conseguir privarle de su empleo de alcalde.
Acusa de que se valieron del cura para retener el título de
nombramiento de alcalde
La Sala decreta el levantamineto de la pena de cárcel
preventiva en Valladolid bajo la fianza de estar y pagar lo que le condenasen y
sale por su fiado Antonio Cantero vecino de Castrogonzalo.
A Ojero le piden una fianza de calumnias de 200 ducados, de
lo que sale fiador Francisco Calzada
SENTENCIA
-Apercibimos a don Antonio Calzada que en lo sucesivo trate a dicho
Ojero y a todo género de personas con la moderación, prudencia y mansedumbre
que corresponde de obra y de palabra , y no use con pretexto alguno de la
autoridad de juez para ultrajarlos y vengar sus particulares resentimientos, so
pena de ser castigado con todo rigor de derecho.
-Igualmente apercibimos que en adelante corrija su conducta y la de sus
domésticos y evite los daños, molestias y vejaciones con que resulta haber
tratado hasta aquí a sus convecinos, no dando lugar a nuevas quejas pena de ser
castigado con privación perpetua de oficios .
-Condenamos en todas las costas de la causa y le multamos con 300
ducados aplicados los 50 para Manuel Ojero por daños y perjuicios y los 250 a
penas de cámara y gastos de justicia por mitad
Valladolid a 4 de noviembre de 1786
Las costas del querellante Manuel Ojero ascienden a 2005 reales,
y las tiene que pagar Calzada, además de la multa y de sus propias costas.
REGISTRO DE EJECUTORIAS,CAJA 3545,16
Los personajes:
En un pueblo de tan poca vecindad todos los actores de esta
historia están emparentados.
Antonio de Calzada Ledesma (Otero 1740- 1804) pertenecía a
las primeras generaciones de oteranos posteriores a la repoblación, hijo mayor de
don Francisco de Calzada (Villarrín 1712–Otero 1787) y de María de Ledesma (Villafáfila
1712-Otero 1781), casado a los 20 años con Josefa de Coca Bueno, tuvieron
varios hijos, entre otros el acusado Manuel de Calzada (Otero 1760-1815), y
Francisco de Calzada, casado en Villafáfila.
Manuel Ojero Manrique de Lara (Fuentes de Ropel 1758 - Otero
1810) casado con María de Calzada Ledesma en 1777, por tanto es su cuñado.
Parece que su suegro estaba de su parte pues sale por su fiador en el pleito.
Francisco Pascual Gutiérrez, de Villalba, casado con Micaela
de Coca Bueno en 1766, también es cuñado de Calzada.
Por eso aunque la causa aparenta una lucha política por los
cargos de ayuntamiento y la influencia que se derivaba de ellos en cuanto
aprovechamiento de pastos o la labranza de tierras comunales, los conflictos
familiares son la raíz de la animadversión que sienten los personajes.
Así lo declara el mismo Calzada
“la enemistad con su padre y hermanos no procede de otra causa que de pedir
la legítima materna y a unos y a otros las respectivas partes de las costas del
seguimiento del pleito que venció en la Real Cahcillería sobre mitad de oficios[1]”
.
[1] En 1772
don Francisco Calzada y sus hijos Antonio, Félix y Ambrosio y su nieto Manuel,
inician un pleito ante la
Real Chancillería de Valladolid, reclamando al concejo la
mitad de los oficios de ayuntamiento y justicia por ser hidalgos, la única
familia con este estado en Otero (al pleito se suma don Manuel Ojero, un
hidalgo procedente de Villalobos que se avecindó en Otero en 1777 al casarse
con María de Calzada, hija de Francisco). A este reparto se oponen el resto de
los vecinos. En 1776 el tribunal absuelve al concejo de la demanda, pero los
Calzada recurren y en 1783 se revoca la sentencia y se determina que se
repartan los oficios de justicia y regimiento alternando cada año el alcalde y
el regidor de cada estado, hidalgos y pecheros.