RESUMEN
El monasterio de Moreruela
en el siglo XV, como muchos otros de la Orden del Císter,
languidecía después de un pasado más glorioso. La comunidad estaba
reducida a unos pocos monjes, originarios de las comarcas cercanas al
cenobio. Este periodo se caracteriza por el nombramiento de abades
comendatarios que no residían en los monasterios, cobrando una
porción de sus rentas y delegando la administración espiritual y
temporal de los mismos.
En 1494 se produce la
integración del monasterio de Moreruela en la Observancia General de
Castilla con la reforma del convento y restablecimiento de las
reglas del Císter. En pocos años la comunidad fue creciendo con
monjes procedentes de todas las partes del reino y poniendo los
cimientos del esplendor del monasterio en los siglos XVI y XVII.
Una de las primeras
actuaciones después de consolidada la comunidad fue la de
reorganizar la economía del monasterio, recuperando las rentas
enajenadas o mal arrendadas
lo que provoca algunos conflictos con los renteros.
Además de recuperar las
rentas de la abadía, los nuevos monjes trataron de restaurar los
antiguos privilegios y prestaciones feudales de sus vasallos de
Granja de Moreruela y del lugar de Requejo, incluso añadiéndoles
nuevas imposiciones, por
lo que pronto surgieron los conflictos entre los vasallos y el abad.
Al monasterio de Moreruela
en el siglo XV, le ocurría lo que a muchos otros de la Orden del
Císter: después de un pasado glorioso, apenas podían sustentar a
una comunidad que estaba reducida a unos pocos monjes, provenientes
de los pueblos de alrededor, pues la hacienda monástica había ido
menguando con los años y la disciplina claustral se había relajado.
El declive de estas instituciones conventuales era patente.
La introducción por el papa
Gregorio XI en el siglo XIV del sistema de la encomienda supuso un
gran retroceso de la vida monástica del Císter con el nombramiento
de abades vitalicios que disfrutaban de las rentas pero que no
vivían en los monasterios. Así se recuerda en una publicación
benedictina de 1615, refiriéndose a este cenobio: “A
esta casa la tuvieron impetrada diferentes abades comendatarios con
que descayó de su grandeza y de la puntualidad y observancia de la
santa Regla...”
Pronto surgieron intentos de
reforma para recuperar las esencias de la orden, como el de Martín
de Vargas, que consiguió del papa Martín V la emisión del
privilegio “Pía
supplicum vata”
por el que le faculta a la erección de nuevos establecimientos para
asentar la reforma cisterciense, y que en 1427, con la fundación del
monasterio de Montesión, inicia la Congregación de Castilla o la
“Observancia regular de San Bernardo” que con grandes
dificultades acabó extendiéndose por la Corona de Castilla.
En el siglo XV, los
problemas que encontraban muchos monasterios para administrar y
cobrar las rentas de los lugares más alejados, seguramente
provocados por las presiones de caballeros locales que se entrometían
y apoderaban de las rentas y vasallos, como reconocen los monjes de
Moreruela en 1434: “a
cabsa de algunos caballeros poderosos comarcanos de los dichos
lugares e tierra, ellos no pueden gosar de los dichos lugares e
tierra e vasallos e fueros e pechos e rentas e derechos”,
les llevaron a ponerse bajo el amparo de ciertos nobles, que les
protegieran de estos abusos, aunque no descarto que esos mismos
nobles fueran los que ejercieran esas intromisiones. En nuestro caso,
el monasterio de Moreruela busca el amparo de la nueva nobleza que
se estaba consolidando en la comarca, como era la familia Pimentel. A
cambio de esta protección, los condes de Benavente consiguen ampliar
su señorío.
Según la citada Coronica
General de la Orden de San Benito... en
1430 era abad Pedro que fue privado de su dignidad y puesto en su
lugar Fernando de Alcácer, fraile de la misma orden, por los
visitadores generales de la Orden. Fray Pedro fue repuesto por un
breve del papa Eugenio IV en febrero de 1437 pero falleció en
noviembre, y entonces volvió a ser elegido fray Fernando de Alcácer.
Posiblemente estos
conflictos conventuales estuvieran en relación con la permuta
coetánea, que tramita el convento con el Conde de Benavente, de
ciertos lugares que poseía el monasterio en la comarca zamorana de
Carballeda a cambio de rentas dinerarias.
Poderes de los monjes para la permuta. Imagen de pares.mcu.es
En marzo del 1434 figurando
como abad Fernando del Alcácer, junto con todo el convento, permutan
con el conde don Rodrigo Pimentel una serie de lugares de Carballeda
que poseían desde el siglo XII: los lugares de la tierra de Ferreras
de Abajo, Nuez, las dehesas y granja de Santa Cruz, Cional, Folgoso,
Figueruela y otros lugares y granjas despoblados, con todos sus
vasallos, señorío y rentas, (se reservan ciertas heredades en
Ferreras que habían sido dadas a la mesa conventual y las colmenas
que poseían en estos lugares), a cambio de rentas monetarias más
seguras y de más fácil cobro, como son 15.000 mrs que por juro de
heredad tenía el conde situados en alcabalas del vino de la ciudad
de Zamora, y por la explotación de la barca de Bretocino con la
promesa de no poner por parte del conde ni del concejo de Benavente
otra barca en el río Esla, desde Milles de la Polvorosa hasta el
cañal del Carrizal. Además con el compromiso por parte del conde de
que los monjes puedan administrar y reparar las aceñas, batanes,
presa y cañal del Hoyo, que ya eran propiedad del monasterio, y
permitir pastar a las caballerías de los que vienen a moler o a
tratar los paños y poder vender libremente el pescado que capturaban
sin pagar parte ninguna al concejo de Benavente.
Todo ello les aseguraba una
buena renta anual fácilmente recaudable por estar muy cerca del
monasterio.
La comunidad, formada por
Fernando del Alcázar, abad, y los monjes, Pedro de Riego, prior,
Alfonso Ramos, soprior, Esteban de Ferreras, cillerero, Juan de Toro,
Alfonso de Villafáfila, cantor, Simón de Benavente, enfermero, Juan
de Benavente, Pedro de Villalpando, pitancero, Juan de Riego,
socantor, Pedro de Manganeses, Juan de Sitrama, sacristán, Juan de
Vega, fray Lope y Luis de Zamora, se reunió en el capítulo en
varias ocasiones para tratar la conveniencia del acuerdo entre el
abad y el conde y consideraron que era provechoso para el monasterio.
Poderes de los monjes para la permuta. Imagen de pares.mcu.es
Los tramites, incluyendo la
bula papal, duraron dos años y en 1436 se llevaron a cabo las
formalidades de la permuta.
En ese tiempo habían
cambiado los cargos conventuales siendo prior Esteban de Ferreras,
soprior, Alonso de Villafáfila, cillerero Juan de Vega y sacristán
Alonso de Osma, y se mencionan nuevos monjes Diego de Castrocalbón,
Juan de San Pedro y Juan de San Pelayo.
Todavía en 1437 seguía
ejerciendo el abad Fernando del Alcázar cuando se firma un:
“Contrato
de fuero e censo que el reverendo padre abad de mº de Moreruela
fizo a un judío de unas casas que están ençima de la Costanilla e
que agora poseen los fijos de Minaya”
y tenía a Francisco de Cubillos como mayordomo.
Licencias para la permuta de 1436. Imagen de pares.mcu.es
La buena relación del abad
con el Conde de Benavente o bien las presiones que éste pudiera
ejercer, llevaron a concederle en encomienda la merindad de la abadía
y de los lugares de la Granja y Requejo, según recuerda Juan Orejas,
arrendatario de las aceñas del monasterio en 1491:
“se acuerda del abad
don Fernando que puede aver 50 años más o menos, e que deste tiempo
e abad se acuerda que el dicho monasterio e vasallos dél están en
encomienda de la casa de Benavente e señores della... e ponen
merinos en la dicha abadía”.
Lo que nos remonta a la
década de los 40, pues según la Coronica General de la Orden de San
Benito, tomo V, antes citada, don Fernando era monje del Císter y su
abadiazgo duró hasta su muerte en 1448.
En 1449 el papa Nicolás V
encomendó al cardenal Juan de Carvajal el monasterio de Moreruela y
la disfrutó hasta su muerte en 1469. Fue legado papal en las cortes
de Austria, Bohemia, Hungría y Alemania.
Escudo del Cardenal Carvajal en Bonilla de la Sierra. Imagen Ayto-bonilla.com
En la documentación
monástica se conserva el foro viejo del lugar de Sagos (Salamanca)
desde 1465, y ese año figura “el
cardenal de Santangelo, Juan de Carvajal, administrador perpetuo del
monasterio de Moreruela, de Fusyllos y de la diócesis de Plasencia”,
y en el capítulo de Moreruela se reúnen unos pocos monjes: “Antº
Ferrández de Béjar, probisor del monasterio e lugarteniente del
abad, fray Diego Serrano, prior, fray Juan, soprior, fray Juan el
Romo, fray Andrés de Villamañán, enfermero, fray Martín de
Castrotoral, e fray Rodrigo, monjes de misa del monasterio”,
dándonos una idea de los pocos monjes que vivirían en el convento.
No tenemos constancia de
visitas de los abades comendatarios a sus monasterios, pues para
administrar la vida monástica solían nombrar a personas de su
confianza, aunque una escritura de trueque de unas tierras entre los
monasterios de Montamarta y Moreruela realizada en noviembre de 1452
está “signada
de Alonso de Mansilla, notario del cardenal”
lo que puede indicar una presencia del mismo en el monasterio.
Sí constan algunas gestiones realizadas ante el papa por el cardenal
Carvajal en defensa del patrimonio de Moreruela en el reino de
Portugal, que comisiona al obispo de Braga para tratar el asunto.
Estas posesiones se perdieron definitivamente durante la guerra de
Sucesión de Castilla y pasaron en encomienda a la Orden de Cristo.
A la muerte de Juan de
Carvajal, Paulo II nombró encomendero al cardenal Albi pero no pudo
disfrutarlo porque enseguida fue designado como abad Francisco de
Santillana, obispo de Osma, por Sixto IV a petición del rey Enrique
IV. Francisco
de Santillana, obispo de Osma y abad de Moreruela, residente en la
corte romana, donde actuaba de embajador de la corona de Castilla, es
detenido por mandato del Papa por irregularidades en el manejo de las
rentas, dando orden de confiscárselas todas. La reina Isabel,
apoyada en esta orden, en 1479 suspende el pago de las rentas de
Moreruela a “don
Francisco de Santillana obispo de Osma y abad de la dicha abadía de
Moreruela”.
La reina manda al prior y monjes del monasterio que las rentas queden
embargadas y que no reciban a nadie por abad sin su licencia y
especial mandado.
Mandato de la reina 1479. Imagen pares.mcu.es
En 1481 los negociadores
entre Fernando el Católico y Sixto IV llegaron al acuerdo de que
Pedro González de Mendoza sustituiría a Santillana en el obispado
de Osma y que las abadías de Moreruela, Párraces y Poblet quedarían
libres para poderlas incluir en la reforma. Pero el monasterio de
Moreruela sería excluido antes del acuerdo definitivo que se
firmó en 1482, por el que a Santillana se le propone para la
diócesis de Córdoba, renunciando a Moreruela, que sería entregada
al cardenal Mendoza, aunque Santillana murió poco después.
La concesión del obispado
de Osma y de la abadía de Moreruela al cardenal Mendoza tuvo lugar
el 8 de julio de 1482.
El
autor de las uniones dice, según Manrique: “Ex
scripturis monasterii de Moreruela constat ultimum Abbatem
Commendatarium illius fuisse Cardinalem Archiepiscopum Toletanum D.D.
Petrum de Mendoza, per Bullam Sixti IV expeditam anno Incarnationis
Domini M CCCC. LXXXII, & fecisse cessionem Abbatiae in fauorem
Fratris Franciscum de Seuilla, anno M. CCCC. XCIV, & ipsum
Fratrem Franciscum de Seuilla fuisse primum Abbatem triennalem
Obseruantiae dicti Monasterij, vt eius traditio habet”.
El Cardenal Mendoza. Museo del Prado
Seguramente los reyes desde
los primeros momentos de la concesión de esta abadía al Cardenal de
España tuvieran intención de integrarla cuanto antes en la
Observancia, como se deduce de las negociaciones antes mencionadas, y
dada su voluntad de reformar los monasterios de sus reinos, y
principalmente los del Císter, como manifiestan en una carta
fechada en Toledo el 7 de Junio de 1480, que dirigen a
sus oficiales en Castilla, para que presten todo su favor a la
Orden del Cister para visitar y reformar sus monasterios.
Y
como reiteran en
el mandamiento por el que hacen efectivo el inicio de la integración
de Moreruela en la Observancia:
“e por quanto nos
procuramos y deseamos con toda afeçión que en nuestros tiempos
todos los monesterios de nuestros reinos sean reformados y
resplandesca en ellos la observançia regular y respeto de la
syngular devoçion que tenemos a la orden de Sant Bernardo de que
somos espeçialmente patronos e protectores porque todos los
monesterios de la dicha horden fueron fundados y hedificados e
dotados por los reyes de gloriosa memoria, nuestros progenytores e
por otras justas causas que a ello nos mueven, tovimoslo por bien”
Pero los trámites demoraron
la integración, que sí se iba produciendo en otros monasterios como
Sacramenia, 1481, Valdeiglesias y La Espina en 1485 con graves
altercados, y Sandoval 1486.
La dedicación del cardenal
Mendoza a sus muchos cargos eclesiásticos y políticos en la corte
de los Reyes Católicos le obliga a delegar la administración de la
abadía de Moreruela en personas de su confianza. Así conocemos los
poderes que otorgan en 1486 a dos de sus capellanes, Lope Docampo y
Alfonso González de Madrid, revocando los que habían tenido hasta
entonces Diego de Zamora, ya difunto y Pedro de Frías, su capellán.
Son poderes muy amplios para
recaudar todas sus rentas de pan, vino, dinero o ganado de los
renteros; para poder arrendar y aforar sus posesiones quitándoselas
a los que les reportaran poco beneficio y arrendándolas de nuevo;
para apremiar al prior y monjes que viven en el monasterio a que lo
hagan limpia y honestamente, según la regla, incluso para
encarcelarlos o trasladarlos a otros monasterios si no lo hiciesen;
para visitar a las monjas del convento de Santa Colomba, dependiente
de Moreruela; y para administrar justicia y recabar las rentas
feudales de los vasallos del monasterio.
Durante todo el periodo en
el que suceden los abades comendatarios, la merindad de la abadía y
de sus lugares y el cobro de ciertas rentas anejas al cargo y de las
alcabalas y pechos reales habían estado en manos de la casa de los
condes de Benavente y así lo recuerdan diversos testigos, vecinos de
la Granja, en 1491. Declaran que el conde don Alonso, su viuda la
condesa doña María de Quiñones, y su hijo el conde don Rodrigo II
nombraban los merinos que se ocupaban del mantenimiento del orden y
de la aplicación de la justicia, y en el desempeño de sus cargos
cobraban rentas, reclutaban peones, recorrían los montes para
prendar ganados forasteros y podían dejar nombrados lugartenientes:
“en
tiempo del conde don Alfonso tenía la Granja en encomienda y llevaba
frutos e rentas della... e un merino que se llamava Juan Bravo sacó
peones de dicho lugar para defensión de la casa de Benavente y otras
guerras, ... puede aver çinquenta años”.
Incluso los conflictos entre los merinos y los provisores por la jurisdicción llevaban a la violencia: "... un merino... Pedro Vinagrero que mato a un provysor del monasterio que se llamaba Pedro Sánchez"
Pero surgieron conflictos
entre los merinos y los provisores del monasterio que eran los
encargados del ejercicio de la jurisdicción abacial.
Siendo Francisco de
Cisneros, merino por el conde don Rodrigo, y Gonzalo de Zamora,
provisor del monasterio por el cardenal don Pedro González de
Mendoza, estos conflictos se agravaron, pues el provisor acusaba al
merino de cometer agravios y sinrazones a los vecinos de los lugares,
y de quebrar parte de una presa de aceña, y el merino decía que
provisor y sus criados abusaban de los vasallos, matándoles vacas o
entrando en sus casas para forzar a sus mujeres.
En 8 de marzo de 1491 en
Granja de Moreruela se juntan Pedro de Losada, vecino y regidor de
Benavente, en nombre del Conde de Benavente, y Diego de Segovia,
vecino de esa ciudad, en nombre del Cardenal de España, en
presencia del escribano Gonzalo de Beas, para informarse de los
agravios y determinar en justicia. Conocemos el nombre del prior del
convento, Fray Fco de Santa Marta, y fray Sancho soprior.
Sentencia arbitraria 1491. Imagen pares.mcu.es
Todavía muchos años
después, algunos testigos viejos declaran en un pleito del año
1528: “
conosçió ser abad del monasterio de Santa María de Moreruela a don
Pedro González de Mendoza, que tenía un soprior, y era merino de la
Granja de Moreruela un Valderrábano, de Faramontanos, que lo abía
puesto en la abadía por merino el dicho don Pedro [Pimentel],
que deçía que tenía la encomienda por el conde viejo, su hermano”;
“...cuando
el monasterio de Moreruela era encomienda del Conde de Benavente, don
Pedro y otros por su mandado prendaban a los provisores e monjes e a
sus azedores e mayordomos e los llevaban presos a Villafáfila e a
Távara e a otras partes”.
Encaja más que esto hubiera
ocurrido bajo el abadiazgo de Santillana que bajo el del cardenal,
pues los testimonios son muy tardíos, si bien en el recuerdo se
mantenían los abusos qua había sometido el conde y su hermano a los
monjes y vasallos de Moreruela.
Posiblemente los anteriores
abades comendatarios se conformarían con asegurarse la percepción
regular de las cuantiosas rentas de la abadía mediante la entrega
de muchas de sus propiedades a fueros perpetuos o vitalicios, y
delegaran sus competencias señoriales en el Conde de Benavente.
Mientras tanto, los Reyes
Católicos seguían con sus gestiones ante los papas Inocencio VIII y
Alejandro VI para extender la reforma a todos los monasterios de sus
reinos. Tal era el desconcierto de los cistercienses que el abad
Pedro de Clairvaux viene a Castilla en 1491, celebra una asamblea de
abades en Valladolid y visita los monasterios, entre ellos el de
Moreruela y su filial de Santa Colomba en septiembre de ese año.
Como dice Granja en la obra
citada: “cada
abadía que se ganaba para ésta [la
Observancia]
era una auténtica conquista, pues implicaba transformar la vida de
los monjes, compensar económica y políticamente a la Curia Romana y
a esto había que añadir la reconstrucción de la hacienda y de los
edificios de los cenobios arruinados de tan mala administración”
Por fin en 29 de julio de
1494
los reyes desde Segovia se dirigen al corregidor de Zamora
anunciando que el cardenal Mendoza había renunciado a la abadía de
Moreruela, “por
serviçio de Dios y descargo de su conçiençia”,
aunque seguramente sería por el deseo de los reyes de que el
monasterio zamorano pasara a integrarse en la Congregación de
Castilla, “en
favor del devocto padre fray Françisco de Sevilla, monje profeso de
la orden de Sant Bernardo, para que el dicho monesterio agora e de
aquy adelante sea reformado e reduzido a la observançia regular,
debaxo de la obediençia del padre abad reformador de los monesterios
de Sant Bernardo que están reformados y en observançia en estos
nuestros reinos e señorios”.
Como el cardenal tenía la
abadía “por
tytulo e encomienda por conçesion apostolica”,
fue necesaria la emisión de una bula papal y “de
todo lo qual se hiso e fulmyno un proceso en forma por çierto jues”,
que según los trámites que eso conllevaría bien pudo haberse
iniciado unos años antes.
Esta bula y el proceso
serían mostrados al corregidor de Zamora por el general reformador y
por fray Francisco de Sevilla, nuevo abad de Moreruela, junto con el
mandamiento de los reyes para que procediera a su cumplimiento.
La integración en la
Congregación de Castilla no debía de ser fácil pues conocemos los
conflictos a que dio lugar la reforma del monasterio de Valbuena unos
años antes, por lo que el nuevo abad y el reformador le hacen
patente a los reyes estas dificultades:
“se temen e reçelan
que por algunas personas eclesiasticas y seglares de no buena
yntençion les podria ser ympedida e embargada la posesion de dicho
monesterio e abadia e de las otras cosas a ella devydas e
pertenesçientes, e otro sy por la maliçia de los tiempos e por no
aver estado la dicha casa hasta aqui reformada, algunos grandes y
caballeros y otras personas se han entrado e apoderado en algunos
lugares e vasallos e juridiçiones e en otras posesyones e rentas y
pechos e derechos e bienes muebles e ornamentos, caliçes e otras
cosas devydas e pertenesçientes al dicho monesterio, e lo ocupan e
detienen todo injustamente por fuerça y contra su voluntad syn causa
ni tytulo alguno, e sy algunos tytulos tienen, que aquellos no fueron
ni son legytimos ni conformes a derecho en gran cargo y peligro de
sus animas y en escandalo de los fieles cristianos”.
Por lo que solicitan al
corregidor que sobre todo ello les haga cumplimiento de justicia. Los
reyes mandan al corregidor de Zamora que vaya al monasterio y a otras
partes, si fuera necesario, y dé la posesión de la abadía a
Francisco de Sevilla, nuevo abad, en lo alto y en lo bajo, en lo
espiritual y en lo temporal, y en todos sus lugares, vasallos y
jurisdicción y en todas sus rentas, y una vez tomada la posesión lo
defienda y ampare en la misma, obligando en primer lugar a los monjes
y a los vasallos a obedecer al nuevo abad:
“e fagades al prior e
monjes e a los otros religiosos e a todos los vasallos del dicho
monesterio que den e exiban e fagan dar e exibir al dicho reformador
y abad toda aquella obediençia y reberençia que como a su abad le
es devida e pertenesçiente, fasyendole acodir en mandando e
conpeliendo a todos los vasallos e renteros, colonos, censuarios e
ynquilinos e arrendadores del dicho monesterio”
El otro obstáculo serían
los seglares que disfrutaban parte de las rentas del monasterio, por
arrendamientos antiguos o por intromisión en las mismas, por lo que
encargan al corregidor que se ocupe de su restitución:
“otro sy en cuanto a
los bienes muebles e rayses e hornamentos calizes, cruzes, e otros
atavíos del dicho monesterio, e en quanto a los vasallos,
heredamientos, rentas e otras cosas que están ocupadas e mal
enajenadas del dicho monesterio, confiando de vos que soys tal
persona que guardareis nuestro servicio y el derecho a las partes por
la presente vos lo encomendamos e cometemos a vos todo”
Además de ejecutar el
mandamiento de la integración de la Observancia de Castilla, los
reyes lo nombran juez para determinar las causas y pleitos que se
susciten por ello, sin más dilación, sólo con la verdad sabida,
dándole poder cumplido para el efecto.
Pero las resistencias de
algunos personajes poderosos a ser desposeídos de alguno de los
bienes o vasallos del monasterio que tendrían en su poder bien por
cesión del cardenal, bien por apropiación, provoca que el convento
se dirija de nuevo a los reyes en busca de amparo:
“sepades que frey
Sancho de Vitoria en nombre e como procurador del abad, prior e
monjes e convento del monasterio de nuestra señora Santa María de
Moreruela de la orden de Sant Bernardo que es en la diócesis de
Çamora , nos dijo que el dicho monasterio es reformado en
observancia, el qual fue fundado por el emperador don Alfonso e que
les dio e otorgó por privilegio especial que nunca pueda ser [dado]
en encomienda el dicho monasterio ni los vasallos e rentas dél salvo
a rey o reyna... e qua agora reçela que algunos cavalleros e otras
personas, contra el dicho previllegio e contra las leyes destos
nuestros reynos, se quieren entremeter en tomar los vasallos e
rentas del dicho monasterio en encomienda”
En 8 de noviembre de ese
año, poco más de tres meses después del mandamiento de
integración, los reyes dirigen una carta general a los infantes,
duques, prelados, condes, marqueses, ricos hombres, maestres de las
órdenes militares, oidores del consejo, jueces, y a todo el reino
para que ningún caballero pueda tener en encomienda bienes de
abadengo, según estaba mandado en
la ley de Juan I, dada en Cortes de Guadalajara de 1390, y para que
se cumpla lo especificado en el privilegio concedido "por el
emperador don Alfonso" en la fundación del monasterio de
Moreruela.
Algunos de estos caballeros
poderosos que se habrían apropiado de vasallos o rentas del
monasterio eran según vimos antes los condes de Benavente y otros
miembros de la familia Pimentel.
Parece que los mandamientos
reales sirvieron para que los poderosos no se entrometieran en las
propiedades del monasterio. Quedaba ahora recuperar las rentas que le
debían los vasallos, algunas de las cuales con el paso de los años
y el descontrol de la administración de la hacienda monástica se
habían ido perdiendo.
La documentación manejada
se refiere a los conflictos de rentas y jurisdiccionales con sus
vasallos, pero de la vida monástica carecemos de noticias. Los
religiosos serían reacios a la introducción de novedades en su
forma de vida, por eso, en el mandamiento de integración en la
observancia los reyes, les compelen a que acepten las nuevas normas a
las que les obligaba la reforma:
“e para que agora e de
aquy adelante ayan de estar e estén en comunidad según e como en
las ordenanças e contituçiones e definyçiones de la dicha horden
mandan e disponen, e no consyntiendo ny dando lugar a personas
algunas muevan escándalos ny ruidos ...proçediendo otro sy contra
qualesquyer religosos del dicho monesterio e convento que fueren
apóstatas e no obedeçieren al dicho reformador y abad ny cumplieren
sus mandamientos”
La posesión en nombre de la
Observancia de Castilla fue tomada el 5 de agosto de ese año y fray
Francisco de Sevilla fue electo abad trienal, aunque falleció en
abril de 1496.
En 1496 se había llevado a
cabo la reforma y elegido como nuevo abad a fray Clemente de Medina,
y la comunidad ya estaba organizada según la nuevas reglas de la
observancia; al año siguiente forman el capítulo, además de él,
otros 23 monjes: Martín de Agreda, prior, Fabián de León, maestro
de novicios, Adrián de Segura, cillerero, Pedro Gamarra, Alonso de
Medina, Bernardo de Tamariz, Gabriel de Toledo, Juan de Requejo,
Benito de Ocampo, Fernando de Baltanás, Andrés de Riego, Juan de
Soria, Pedro de Soria, Pablo de Cadahalso, Pedro de San Martín,
cantor, Mateo de Segovia, Roberto de Villafranca, Roberto de Toledo,
Bautista de Gormaz, Luis de Sevilla, Alfonso de Fuentelcarnero, Pedro
de Toro, Juan de Fuentes, cuyos apellidos denotan una procedencia
variopinta, alguna bastante alejada del monasterio, en contraste con
la comunidad de principios del siglo XV, cuando la mayoría de los
monjes tienen apellidos que denotan una procedencia de lugares
cercanos al monasterio. La presencia de un maestro de novicios indica
la existencia de nuevas vocaciones que van a asegurar el futuro de
la comunidad.
En 1499 es electo Miguel de
San Pelayo y reelegido en 1502, pero falleció en 1504 y acabó el
trienio siendo abad fray Lorenzo de Peñafiel, hijo de Valparaiso. La
comunidad prosperaba y estaba compuesta, al menos, por 24 monjes:
Juan Delgado, prior, Juan de Horñena, Pedro Quixada, cillerero,
Pedro de Illescas, decano, Juan de Requejo, cantor, Antón de Burgos,
Fernando de Baltanás, maestro de novicios, Sebastián de Huerta,
Alonso de Toledo, Francisco de Paderes, Vicente de Estrada,
procurador y bolsero, Andrés de Almorox, Blas de Roa.., Ignacio,
Francisco de Valdeiglesias, Juan de Ureña, García de Villamayor,
Benito de Sobrado, Cristóbal de la Bóveda, Fernando de Benavente,
Alonso de Saguena, Pablo de Cadahalso, Mancio de Villagª, Froilán
Osorno, monjes profesos.
Durante su abadiazgo se
produjo un conflicto sobre la elección de abadesa del convento
femenino de Santa Colomba de la Dueñas, por la intervención del
abad de Moreruela en la elección de otra abadesa. Este convento era
filiación de Moreruela o al menos tenía dependencia jurisdiccional
del mismo. Durante la encomienda del Cardenal de España había
tenido lugar en Santa Colomba un grave conflicto entre la abadesa y
otra monja por la elección y la posesión de las rentas de la
abadía, pero no hay constancia de intervención ninguna de Moreruela
en esa ocasión.
Después de la muerte de la
abadesa María de Robles en 1500, las monjas eligieron otra abadesa,
y “por no
se aver fecho conforme a las defyniçiones de la dicha horden”,
el abad de Palazuelos, que no estaba integrado en la Observancia de
Castilla, con poder del abad de Poblet “reformador
e visytador general en los nuestros reynos en lo tocante a la dicha
horden del Cistel, ansi de hombres como de mujeres”,
destituyó a la elegida y mandó que se eligiera otra, que fue doña
María Jaramillo, a la que puso en posesión del convento. Después
el abad de Moreruela, aduciendo corresponderle a él la elección y
seguramente con intención de integrar el monasterio en la reforma,
“con el
favor de algunas personas legas despojo por fuerza y contra su
voluntad a la dicha abadesa del dicho cargo, disyendo
que le perteneçia a el la dicha eleçion,
y puso por abadesa a doña María de Mezquita, natural de la dicha
villa de Benavente, lo qual dis que se procuro por parte de los
parientes de la dicha abadesa por tener al dicho monasterio de su
mano...por los parientes de la dicha doña Maria de Mezquita y por
otras personas que tienen el dicho monasterio profanado y
encastillado”.
Los reyes mandan al bachiller Esteban Fernández de Almagro que vaya
al monasterio “y
lo desencastilledes e fagades desencastillar e echades fuera las
personas que lo tovyeren encastillado”
para que las partes puedan hacer sus autos libremente.
No sabemos como acabaría el pleito pero el monasterio de Santa
Colomba se acabó integrando en la Observancia y dependiendo
jurisdiccionalmente de Moreruela.
En el capítulo general del
Cister celebrado en Valparaiso en 1504 acordaron crear un estudio de
gramática en Moreruela, mandando que cada monasterio de la orden
envíe un religioso a este estudio.
Fray Lorenzo de Peñafiel
fue reelegido abad en 1505 y 1508, y fue dos veces General de la
Observancia. Menos referencias he obtenido de los abades del periodo
de regencia de Fernando, en 1511 fue elegido fray Hernando de
Baltanás y en 1514 Froilán de Salazar, que llegó a ser General de
la Observancia de Castilla en tiempo de las Comunidades. Al poco de
morir el rey Católico, en 1517 es elegido Juan de la Parra.
Poder de 1512 Imagen pares.mcu.es
Para albergar la comunidad
pronto se iniciaron las reformas del viejo monasterio y se realizaron
obras nuevas, así se declara en 1509: “muchas
obras que dicho monasterio e ellos en su nombre han hecho y hacen
cada dia así en reparos como en obras hechas e que hacen de nuevo”
Para ello se precisa mucho
dinero, por lo que una de las primeras actuaciones después de
consolidada la comunidad fue la de reorganizar la economía del
monasterio, recuperando las rentas enajenadas o mal arrendadas. La
política anterior había sido la de entregar las propiedades a foro
a largos plazos o perpetuos. Ahora tratan de sanear estas rentas por
lo que para el efecto conceden al prior y al cillerero poder para
recaudar, recibir rentas, apear posesiones. La recaudación de las
rentas devengadas desde el año 1494 por parte del nuevo abad provoca
varios pleitos con los arrendatarios de las rentas del monasterio en
tiempos del cardenal, que reclaman el cumplimiento de sus contratos,
que no habían vencido.
Por la documentación de
Simancas, conocemos los que tienen con Luis Núñez Coronel, vecino
de Zamora. Se trata de un influyente judío converso que desde
tiempo atrás se dedicaba a los arrendamientos de rentas reales y
eclesiásticas. En 1497 se dirige a la corte diciendo que él tomo a
cargo la cobranza de las rentas de la abadía de Moreruela por el
cardenal de España desde el año 1491 y que después de que el
monasterio se reformó, el convento había ganado una carta de
comisión real para que el corregidor de Zamora pudiera conocer sobre
los pleitos que pudieran surgir del cobro de sus rentas. El
corregidor, a pedimiento del monasterio, embargó todas las rentas de
pan y maravedíes y otras cosas que el año 1494 estaban a cargo de
cobrar por los subarrendatarios, Francisco de Anaya y Martín
Cornejo, los cuales compraron pan y otras cosas, a cuenta de las
rentas que esperaban recaudar, y prestaron a personas y concejos y
muchos de ellos tenían firmados contratos que ahora no querían
pagar.
Estando pendiendo la
reclamación ante el dicho corregidor, que parece que no acababa de
sentenciar,“el
abad y convento viendo que no avían justicia ny cosa alguna de las
que le pedían”
pusieron otra demanda ante la jurisdicción eclesiástica, en este
caso el provisor de la diócesis de Zamora, que no había querido
remitirla al corregidor, que era el juez competente para el caso. Los
reyes el 30 de mayo le mandan al provisor que no conozca el pleito y
que remita la causa ante el corregidor.
Pleitos con Núñez Coronel. Imagen pares.mcu.es
En agosto del 98 todavía
continuaba el pleito y Luis Núñez Coronel pide a la corte una
compulsoria para que los escribanos de los lugares de la abadía de
Moreruela le den copias de las escrituras de contratos, firmados ante
ellos, porque algunas personas le debían cantidades correspondientes
a las rentas que aquel tenía arrendadas del cardenal de España en
los referidos lugares y, posiblemente a instancias de los monjes, se
negaban a darle las copias que demostraban su derecho. Por eso desde
la Corte mandan que si alguna razón tenían para no entregárselas,
que la expongan ante el Condestable y el Consejo
.
Los arrendatarios se seguían
negando a entregar las rentas atrasadas, inducidos por los monjes,
seguramente con promesas de renovación de los contratos, aunque la
pretensión era recuperar cuanto antes y con mejores condiciones para
el convento los ingresos, por lo que el converso demanda amparo a la
corte, desde donde emiten una incitativa para que las justicias de
Zamora, León, sus obispados y demás localidades resuelvan cuanto
antes los pleitos “porque
tuvo arrendada del Cardenal de España la abadía de Moreruela, de la
Orden del Císter, con sus lugares y rentas, y
algunos
concejos y personas particulares le deben
muchas cantidades, que no le quieren pagar, apoyados por el abad,
después de que la abadía había sido reducida a observancia”
.
Dentro de esta política de
reforma administrativa del monasterio, los monjes quieren asegurarse
rentas saneadas y en 1497 aforan perpetuamente a don Enrique Enríquez
de Guzmán, comendador de Castrotorafe, todo lo que pertenecía al
monasterio en los términos despoblados de Castilcabrero y Oterino,
por 40 cargas de pan anuales, con un cobro más seguro, aunque fuera
menor, que el que podían recibir de varios pequeños renteros.
También hicieron cesión de
algunas propiedades más alejadas del monasterio: “Tuvo
también el dicho monasterio de Moreruela un Priorato extramuros de
la ciudad de Sevilla ... en el año de mill y quatrocientos y noventa
y nueve, fray don Miguel de San Pelayo abad desta casa, juntamente
con todo su convento pareciendoles algún inconveniente , el estar
tan lexos, para poder acudir a las cosas de su gobierno, hicieron dél
renunciación y donación en manos del Abad de San Bernardo de Toledo
y convento para que ellos gobernasen”.
Posiblemente este priorato
tan distante de Moreruela no le reportara al monasterio renta
ninguna, dado que por esos años había sido ocupado por
particulares y convertido parte de sus edificios en un mesón y otra
parte en casa de mancebía: “dis
que ha fecho de la mitad del un mesón, e de la otra mitad una casa
de mugeres de malvivir”.
Pero no sólo se trataba de
reorganizar las rentas para sanear la economía de la abadía, además
los nuevos monjes intentaron restaurar los antiguas prestaciones
feudales sobre sus vasallos de Granja de Moreruela y del lugar de
Requejo, pequeña aldea situada enfrente del monasterio del otro lado
del Esla, incluso añadiéndoles nuevas imposiciones.
Aldea de Requejo. Instituto Geográfico Nacional
Por lo que pronto surgieron
los conflictos entre los vasallos y el abad. Ante la corte se
presenta en 1498 Juan de la Parra, vecino de Requejo, en nombre de
todo el concejo, quejándose de las muchas fuerzas y agravios y
sinrazones que el monasterio y convento de Moreruela:
“les fasen después
que fuese reformado y reducido en observançia quebrantándoles los
usos, tenyendo jurado de se los guardar, ocupándoles sus términos,
pastos, prados y abrevaderos y otras cosas pertenesçientes al
conçejo de dicho lugar, alçandoles asymismo los fueros y
ponyendoles nuevas serventías, más de las que devían, paçiéndoles
con sus ganados sus pastos cotos que siempre guardaron, queriendo
destruir a sus partes y despoblar el dicho lugar”
1- Les había prohibido
pastar con sus ganados mayores una dehesa, llevándoles algunos
bueyes al monasterio en prenda “y
que hallaríamos siempre los vºs de dicho lugar dis que comieron una
dehesa que se dise del abad que es término del dicho logar con sus
bueyes e vacas e yeguas e ganados bacunos bravos lo qual agora dis
que les quita e prenda y tiene en su monasterio bueys prendados
2- Prohibición de pescar en
el río Esla: “y
dis que los vecinos del dicho lugar pescaban en el río de Esla que
pasa por los términos del dicho logar y dis que se lo quitan todo y
lo arriendan a otros”
3-Prohibición de cortar
leña en los montes y en tierras de labor, como lo hacían desde
siempre para obtener recursos adicionales con su venta:
“e les quitan los
montes que no son dehesados con que no corten en ellos y les mandan
que la leña y çepas que rozan en las tierras que labran que lo
dejen en las tales tierras e dis que después ellos mismos vienen
por ello y se los llevan a su monasterio no consintiendo que se
aproveche lo qual siempre se había hecho llevandolo a vender a donde
querían para sus nesçesidades”,
4- Subida de las cantidades
anuales que pagaban por sus casas al monasterio:
“e dis que les alçan
los fueros de las casas en que biben de antes desde tiempo inmemorial
los solyan pagar e dis que les tienen prendados por los dichas
demasyas”
5- Obligación de prestarles
sus bueyes de labor con sus aparejos al monasterio, que los emplean
en sus trabajos y trasportes:
“e dis que de más de
les dar e pagar las sementeras acostumbradas a dicho monasterio
devenles tomar por fuerça sus bueys y jugos y cornales y en los
tiempos de la trylla como en otros tiempos e dis que los envian a la
çibdad de çamora e a otras partes donde les plase syn les dar por
ello cosa alguna e aun dis que despues que se an aprovechado dellos
les toman los cornales y se pierden”
6 - Introdución de los
ganados ovejunos del monasterio en los pastos de Requejo incluso en
los prados acotados “e
dis que meten su ganado obejuno entren en los prados cotos consegyles
que tienen para sus bueys los quales siempre los han guardado y
çerrado desde Santa María de las Candelas hasta San Juan”
7 – Y además de los
abusos, los menosprecian e insultan “e
dis que los amenguan e ynjurian llamándolos vyllanos e borrachynes e
bellacos e otras palabras ynjuriosas”
Achacan a los monjes
reformados la intención de despoblar el lugar o al menos de expulsar
a sus actuales pobladores para poder arrendar el término por dinero
sin el obstáculo de los vasallos:
“
E dis que con tantos
malos tratamientos no hosan estar e bibir en sus casas e dis que
muchos dellos andan fuydos e avsentes del dicho logar por themor... e
seria forzado de yermar e despoblar el dicho logar e nos suplico e
pidio por merçed que sobre ello proveyesemos e les diesemos un jues
para que atento y conforme a la Ley de Toledo que fabla de la
restytuçion de los terminos e sobre las otras cosas susodichas e nos
ovimoslo por bien”.
Mandato de los reyes al corregidor de Zamora 1498. Imagen pares.mcu.es
El 23 de junio del 98 los
reyes se dirigen al corregidor de Zamora, Gonzalo Fernádez de Roenes
“e fiando
de vos os mandamos que luego veades los susodicho e vades al dicho
logar de Requejo e otras qualesquiera partes...”
para que acudan a Requejo y se encargue de determinar y juzgar.
Mucha prisa no se debió de
dar el corregidor porque tienen que volver a pedir que actúe:
Prórroga a
peticion del concejo de Requejo para que el doctor de Roenes,
corregidor de Zamora, termine la pesquisa que se le había
encomendado anteriormente en el pleito que trataba con el monasterio
de Moreruela
Pronto también surgen
conflictos con los vecinos de la Granja, primero con los hidalgos,
como es Pedro de Carvajal, “hidalgo
de padre e abuelo”,
al que los vecinos pecheros, seguramente inducidos por los monjes, no
le quieren reconocer sus privilegios de hidalguía y le habían
prendado y multado porque les había movido un pleito “no
le quieren guardar su eseçión e libertad e les levanto un pleito y
le pusieron pena de 2000 mrs que no lo siguiese y sin oile le han
condenado”
Además el abad y monjes le
habían reclamado las heredades del monasterio que llevaría en renta
o foro y por no hacerlo, seguramente amparado en viejos contratos de
fuero perpetuo, (por el apellido tal vez relacionado con el cardenal
Carbajal, que había tenido la abadía en encomienda a mediados de la
centuria), y lo habían metido preso en las cárceles del monasterio
y le habían tomado sus bienes “ dis
quel abad, prior, monjes e convento le tomaron 30 ovejas e las
juntaron con las otras suyas y porque él no les ha querido dar
ciertas heredades, le prendieron y le pusieron en el çepo en la
cárçel, e que no estando él en su casa fueron e le desquyçiaron
sus puertas e le tomaron una saya de su muger e çiertos cabeçales e
çierta ropa e toda quanta fasyenda tenya lo qual no le han querido
ny quieren bolver”
Por lo que reclama a la justicia real.
Desde la corte se manda en
octubre de 1498 al nuevo corregidor de Zamora que guarde la carta
que se había dado al doctor Roenes, su antecesor, ya fallecido, por
la que se le encomendaba la solución del debate sobre agravios que
trataban tanto el concejo del lugar de Requejo, como Pedro de
Caravajal, vecino de Granja, con el monasterio de Moreruela.
Si en un principio los
vecinos pecheros de la Granja estaban al margen de los abusos de los
monjes, pronto son víctimas de los mismos y se tienen que dirigir a
la corte reclamando la protección real porque “se
temen del prior y frailes del monasterio de Moreruela. Les fasen
muchos agravios e sinrazones y los prenden y los maltratan... que
les deis el seguro”.
Los reyes emiten el 7 de octubre de 1500 una carta de seguro para los
vecinos dela Granja de Moreruela: “los
rescybimos en nuestra guarda y seguro e señorio e amparo e
defendimiento real a los vezinos e moradores del dicho lugar e cada
uno dellos e a su mugeres e fijos e cryados e a sus bueys e ganados e
los aseguramos de vos el dicho pryor e frayles e convento e de vrs
escuderos e famyliares e panyaguados del dicho monasterio, para que
los no firays, ni mateys, ny prendeis, ni ocupeis, ni tomeis sus
bueys”.
Los vecinos de la Granja
presentan en la corte una relación con los agravios que les hacen
los monjes:
1- Imposición de los cargos
de justicia y regimiento: “Estando
en posesion el qº de poner dos alcaldes, uno el concejo en nombre de
los reyes, el abad del monasterio ponía otro, y todos los oficiales
el concejo, agora el dicho abad e frayles e convento e frayadría no
consienten dejar al dicho concejo poner el dicho alcalde y oficales”
2- Ocupación de sus
términos “asimismo
les toman y ocupan sus terminos y prados y no les dan lugar a que
vendimien sus viñas”
3- Imposición de nuevos
tributos “e
que les fasen otros muchos agravios poniendoles nuevas serventias”.
En 8 de octubre de 1500 los
reyes dan comisión al bachiller Pedro de la Corte para que haga
información acerca de estos agravios, ocupación de términos y
otras injusticias que el abad y frailes del monasterio de Moreruela
cometen contra los vecinos de Granja de Moreruela y le mandan que
vaya en persona hasta el lugar de la Granja y averigüe el
particular: “y
quanto pan solian llevar de penas a los vºs y quanto se avia
acresentado, e que terminos han tomado”
.
Veinte días después le
prorrogan al bachiller de la Corte su comisión para finalizar la
pesquisa sobre los agravios que el abad de Moreruela comete contra
los vecinos de la villa de la Granja de Moreruela, entre otros el
entrometimiento en la jurisdicción real, mediante no dejar al
concejo elegir alcalde.
A la vez que los vecinos de
la Granja piden justicia real ante los abusos de los monjes, siguen
los de Requejo sin haber resuelto su propio pleito y vuelven a
solicitar ante la corte que los amparen, manifestando claramente las
intenciones del convento de conseguir que se vayan del pueblo:
“Que el dicho avad y
monjes han tentado e procurado de despoblar el dicho lugar y hechar
a los dichos sus partes de sus casas y fasyendas por tener yermo el
lugar e arrendar a yerba el termino, y quita a sus partes que no
puedan pacer con sus bacas y yeguas en una dehesa del conçejo e les
quitan que no corten legna en sus propios montes y por la mucha
fuerza y vyolencia les quyere quitar prohibir e vedar que no pesquen
en su rio”
Como ya en años anteriores
habían solicitado que el consejo real administrara justicia, pero el
corregidor de Zamora no lo había hecho:
“ y se quejaron al nrº
consejo que mandaron al dotor Roenes, corregidor de Zamora, que
hyciera información de todo ellos, e el dicho avad e convento
llevaron a los dichos sus partes onze vacas las cuales hasta ahora
están perdidas, el dicho dotor Roenes no entendió en el dicho
proçeso e el dicho avad y conventuales no han restituido las dichas
vacas”,
por lo cual los monjes no
cesaban en los agravios:
“y que todavia tientan de les faser los dichos agravios”; por
lo que nuevamente
“le piden cumpimiento de justicia”.
Desde el Consejo Real
nombran por comisionado al bachiller de la Corte el 30 de octubre de
1500, para que vaya en persona a Requejo y vea y se informe
directamente y envíe por escrito al consejo la información sobre
los agravios que el abad y monjes del monasterio de Moreruela cometen
contra los vecinos del lugar de Requejo, apropiándose de un monte y
dehesa del concejo.
Seguro de los reyes para los vecinos la Granja de Moreruela 1500. Imagen pares,mcu.es
El pleito con los vecinos
de Granja sigue adelante y los frailes habían introducido en los
términos del pueblo diversos ganados ovejunos para pastar, unos por
dinero y otros de balde, amenazándoles con que dejaran el pleito, y
el argumento de los vecinos es el mismo que los de Requejo: que la
intención del monasterio es procurar despoblar los lugares para
poder disponer de ellos libremente:
“el prior y frayles
...nuevamente han metido más de seis o syete mil cabeças de ganago
a herbajar en sus terminos de los de por dineros y de los de balde,
disiendo que a cabsa desto dejaran el dicho pleyto porque sus ganados
pastasen e que a no ser que ellos se obliguen a pagar al dicho
monasterio lo que aquellos pagaban de ervaje ...e que sy asy pasara
seria forçado despoblar el dicho lugare se yr a bebir e morar a
otras partes”
Ante la súplica de los
vecinos:
“nos suplicaron que le fisiesemos justiçia”,
desde la corte se manda al mismo bachiller de la Corte como
comisionado unos días más tarde para que oiga las partes y que
mientras el pleito esté pendiente “los
frailes no innoven cosa alguna y si por la información hallara que
los frayles han acostumbrado a meter ganados por dineros o sin ellos
que obligase al conçejo a pagar el precio por el que han arrendado
la yerba.
Aparte de la primera tanda
de agravios que el abad y monjes les habían hecho a los vecinos de
la Granja, la presentación de la demanda ante la corte hace que la
presión sobre los mismos se incremente:
“el jueves que pasó,
con poco temor de dios y de la justicia, dis que han metydo gente
armada
de
Sant Cebrián e Castrotorafe
e se
han llevado de noche por mandado de los dichos avad e monjes fasta
ciento çincuenta ovejas
y como las llevaron de noche no saben donde están, e que demás
desto envían a llamar a los vesinos del dicho lugar enviandoles
mandamientos, con penas de dos mil mrs para los prender en el dicho
monasterio e muchos de los más vesinos del dicho lugar por temor de
los susodicho no
osan dormir ni duermen en sus casas y se retraen y estan de noche en
la yglesia a causa que no haya muertes ni escándalos”
Desde la corte se vuelve a
dar nueva comisión al bachiller Andrés de la Corte para que
determine sobre los agravios y robos de ganado que los vecinos de San
Cebrián de Castrotorafe han cometido contra los de Granja de
Moreruela, a instancias del abad y monjes del monasterio de Santa
María de Moreruela.
Estas presiones provocan
graves divisiones entre los propios vecinos, algunos de ellos ganados
para su causa por los monjes, que se traducen en agresiones, sobre
todo entre el alcalde elegido por el concejo y el que había puesto
el abad: “El
viernes pasado que se contaron 10 días,
[o sea al día siguiente del robo de las ovejas] siendo
alcalde por nos [la
justicia real] en
el dicho lugar Juan Guerra, con poco temor de nuestra justiçia y de
los mandamientos y penas puestas que el dicho parte adversa [Esteban
García, alcalde puesto por el abad] no
usase el dicho ofiçio en nombre del monasterio ni trajese la vara, y
por mandado del conçejo, el nuestro alcalde fue a prender a la parte
adversa porque traía la dicha vara y usaba del dicho oficio, tomó
una ballesta y la armó y le tiró una saeta que casi lo matara, ...y
que el hijo de la parte adversa, Juan Esteban, le tiró una lanza y
le dio en el hombro ... e asimismo Mateo Castro vino con una ballesta
a mandamiento y favor de la parte adversa los quales todos lo
quisieron matar lo qual farían si no fuera porque algunos
favoreciendo nuetra justiçia le ayudaron a prender a la parte
adversa y le tiene en la carçel pública del dicho lugar preso”
Ante el cariz que tomaba el
conflicto se amplian los poderes al bachiller Andrés de la Corte
para que determine en la querella criminal presentada por Juan
Guerra, alcalde y vecino de la Granja de Moreruela, contra Esteban
García, vecino del dicho lugar, que lleva vara de alcalde en nombre
del monasterio de Santa María de Moreruela.
Antes de la llegada del
comisionado, el alcalde Juan Guerra realizó la pesquisa de lo
sucedido, prendió a varias personas y las llevó presas a la cárcel
real de Valladolid, donde todavía estaban presos en febrero, por lo
que los reyes dan comisión a los alcaldes de Casa y Corte para que
determinen la causa.
Emplazamiento al concejo de Granja de Moreruela. Imagen pares.mcu.es
Ante estos conflictos entre
el monasterio y los vecinos de la Granja y de Requejo, que se
alargaban y resultarían costosos para la hacienda conventual, parece
que los monjes intentaron llegar a algún tipo de acuerdo,
seguramente ante una instancia eclesiástica, como el provisor de la
diócesis de Zamora, con ciertas penas a la parte que no lo
cumpliera, que se aplicarían para la cámara papal, pero todo ello
sin licencia real por lo que, ante el menoscabo de la jurisdicción
real, desde la Real Chancillería se emplaza al concejo y a varios
vecinos de Requejo:
“A vos Juan de la
Guerrra, alcalde del logar de Granja de Moreruela e a Juan Carbajo e
a Antón Mayoral, regidores del dicho lugar, e a Pedro Arroyo,
procurador del mismo, e a Luis de Valer, e Andrés de la Parra , e
Juan de Benavente, vesinos del lugar de Requejo”
para que se presenten ante
el Consejo Real a dar cuenta de por qué han comprometido ante otra
instancia un pleito pendiente entre el monasterio y la jurisdicción
de dicho lugar, por causa de ciertas imposiciones en penas contra la
parte que no lo cumpliere, aplicándolas al Santo Padre y otras
personas, sin tener para ello licencia real.
La sentencia que había
pronuncido el juez comisionado, Andrés de la Corte, no la conocemos
en detalle, pero fue contraria al monasterio, por ello recurrieron en
grado de apelación y agravio ante la Chancillería Real, cuyos
jueces emplazan de nuevo al concejo de la Granja para que se
presenten y aleguen lo que consideren que puede servirles en el
pleito.
Como los pleitos seguían
pendientes y los gastos eran crecidos los monjes, obligados por la
falta de dinero “por
quanto por ahora ellos ni el dicho monasterio no tienen ni pueden
tener dineros para seguir los dichos pleitos con los dichos vecinos
de la Granja así por estar gastando en muchas obras que dicho
monasterio e ellos en su nombre han hecho y hacen cada dia así en
reparos como en obras hechas e que hacen de nuevo como en otros
muchos gastos como por sí los años estériles como en muchas
limosnas que han hecho e hacen cada día a los pobres que a el vienen
con el hambre que ha sido estos años pasados”
llegan a un concierto con los vecinos de la Granja en 1509 dándoles
a fuero perpetuo sus términos, divididos en quiñones, por 7.600 mrs
de renta anual “e
mas seis carneros”.
Además llevaban una “yhera
de bueis que hera una huebra para trabajar un dia a cada vecino de la
Granxa y de Requexo y otra yhera de çinco carros de leña”,
Tales acuerdos con los vecinos se mantuvieron vigentes durante casi
sesenta años.
En 1502 los monjes, en medio
de los conflictos con sus vasallos, ya debía de tener una buena
cabaña de ganado ovejuno que pastaba en sus términos, y que
periódicamente llevaban a salgar a la Fuente Salgada, de Villarrín.
Desde antiguo existía un conflicto entre el monasterio y el concejo
de Villafáfila por los pastos del término de La Tabla, que
pertenecía a Moreruela pero en el que los vecinos de Villafáfila
llevaban pastando desde tiempo inmemorial alegando que pertenecía a
su jurisdicción concejil.
Ese año el convento presentó una demanda ante Pedro González de
Almenara, vicario general del obispado de Zamora, y juez conservador
apostólico del monasterio contra tres vecinos de Villafáfila,
acusádoles de robo de ganado, cuando en realidad había sido una
prenda de ganado por pasar por un pago de jurisdicción discutida.
A pesar de las protestas de
jurisdicción, el juez eclesiastico siguió con el proceso y los
condenó a devolver los carneros tomados y a las costas. Aunque
recurrieron ante la Real Chancillería de Valladolid, volvieron a ser
condenados a restituir al convento su ganado.
Esta sentencia les permitió
recuperar la jurisdicción de la Tabla y mantener la comunidad de
pastos, de la que posiblemente se habían visto privados durante los
últimos años de abadía comendataria.
Todos estos esfuerzos y
gastos empleados en la reorganización de la hacienda del cenobio y
recuperación de rentas, permitieron al monasterio iniciar una etapa
de esplendor y alcanzar gran fama en todo el reino durante los siglos
XVI y XVII, como recogen ya en el cambio de siglo “Es
este sagrado conuento de la congregación de España, de los más
estimados della y de los que más hijos principales ha dado a la
Religión”
Coronica Vol 5 año 1615.
FUENTES DOCUMENTALES
Archivo
Histórico Nacional (A.H.N.)
Clero.
Caja 8236.
Clero.
Leg. 8236.
Clero.
Caja 8237.
Códices
y Cartularios. Libro 1184.
Archivo
Histórico de la Nobleza (A.N.):
Osuna.
Caja 462.
Archivo
General de Simancas (A.G.S.);
Registro
General del Sello (R.G.S.):
Leg.
147909,138.
Leg.
149407,96.
Leg.
149407,96.
Leg.
149705,184.
Leg.
149706, 307.
Leg.149806,23.
Leg.149808,51.
Leg.149808,242.
Leg.149808,
243-8.
Leg.
149809,217.
Leg.
149810,304.
Leg
150008, 454.
Leg.
150010,233.
Leg.
150010,247.
Leg.
150010,116-2.
Leg.
150010,277.
Leg.
150011,248.
Leg.
150012,245.
Leg.
150012,314.
Leg.
150101,207.
Leg.
150102,368.
Leg.
150107,527.
Leg
150108, 207-1.
Archivo
de la Real Chancillería de Valladolid (A.R.Ch.V.):
Pleitos
Civiles. Ceballos f. C. 506 -1.
Registro
de Ejecutorias
C.
1293-25.
C.
198-44.
C. 9,
22.
Archivo
Municipal de Benavente:
Fondo
de la casa del cervato Rodríguez, Sig. 11.1.
BIBLIOGRAFÍA
CASQUERO
FERNANDEZ José Andrés: “El Monasterio de Santa María de
Moreruela en la Época Moderna”, in LARREN IZQUIERDO, Hortensia,
coord., Moreruela, un Monasterio en la Historia del Cister.
Valladolid, 2008,
FARTOS
MARTÍNEZ, M. et alii -La Filosofía española en Castilla y
León.Valladolid, 1997.
FERNÁNDEZ
COLLADO, Ángel - Historia de la iglesia en España Edad Moderna.
Toledo, 2007.
GRANJA
ALONSO, Manuel de la – Estudio Histórico, Artístico,
Religioso, Agrícola y Humano del Real Monasterio de Santa María de
Moreruela. Zamora, 1990.
HERRERO
SALAS, Fernando – Actas Capitulares del Císter en el Monasterio
de Palazuelos (1554–1817) I parte: Estudio Introductorio.
Valencia, 2006
RODRÍGUEZ,
Elías- “El Monasterio de Moreruela y el Concejo de Villafáfila:
historia de un conflicto secular”, in Anuario del I.E.Z.F.O.
nº 19, pp. 277-322.
SUÁREZ
FERNÁNDEZ, Luis - Los Reyes Católicos el Tiempo de la Guerra de
Granada. Madrid, 1989.
VENTURA,
Concha María; GARCÍA DE ACILU, José María – “Renacerás de
las llamas: Moreruela” in Cisterciun 235. Año 2004.
Pág.307.
YEPES,
Antonio de: Coronica General de la Orden de San Benito. Tomo V.
Valladolid 1615