martes, 15 de septiembre de 2015

Los canónigos don Pablo y don Serapio

Entre los recuerdos de infancia conservo la imagen de dos curas con sotana y sombrero que a mediados de los sesenta del siglo pasado venían a pasar los veranos a Villafáfila, y los niños acudíamos corriendo a besarles el anillo.
Decían misa en el altar de Las Angustias, yo creo que todavía en latín, y a los monaguillos que les ayudábamos nos daban una propina, a mayores de la paga semanal del párroco, don Camilo, por lo que lo hacíamos encantados.

Se trataba de dos canónigos, naturales del pueblo, uno alto y serio, don Serapio, y otro más bajo y regordete, don Pablo.

Hoy, a propósito de unas fotos que me ha facilitado José Luis Domínguez, procedentes de un sobrino de don Serapio,  Maxi Orduña Zamorano, hago un pequeño bosquejo biográfico para mantener su memoria, que espero sea ampliado con aportaciones o  fotografías de sus familiares.

Villafáfila, a diferencia de Villarrín, no ha sido un pueblo de muchos clérigos, pero en los años veinte del siglo pasado hubo varios jóvenes que profesaron el sacerdocio diocesano, además de algunos otros que ingresaron en diferentes congregaciones de frailes.
Por hacer un breve recuerdo mencionaré a los padres claretianos Benjamín Carballo Zamorano 1897, que sufrió el asalto al colegio en Jaén en 1936, en el que resultó herido y fue encarcelado; al que llegué a conocer de viejo en el colegio Corazón de María de Zamora;
 o Esteban Gómez Gutiérrez, 1898, hermano de Gabino;



 o Agustín Tejedor Díez 1904, ordenado en 1929; o su hermano José Tejedor Díez, 1912, sacerdote jesuita.

En esas primeras décadas del siglo XX la Iglesia había recuperado parte del prestigio social perdido en el siglo anterior, y muchos jóvenes con capacidades, bien por vocación o bien por falta de recursos  para realizar estudios ingresaban en los seminarios.

En el de Astorga lo hicieron los cuatro jóvenes de las fotos, todos ellos coetáneos, que después de ordenarse siguieron diversos caminos.


Las fotos están realizadas en Villafáfila a principios de la década de los 20, posiblemente en una visita que hicieron al pueblo los cuatro jóvenes seminaristas vestidos de paisano.
En  esta están solos, delante de un pabellón de los que usaban los fotógrafos para decorar, de pie a la derecha don Serapio Orduña; sentado a la derecha don Pablo Rodríguez; de pie a la izquierda don Manuel Montero (casi seguro); y sentado un joven no identificado.

En la siguiente vemos a los mismos jóvenes de pie, (el sombrero de don Serapio es el mismo de la otra foto) y a cuatro clérigos sentados, a los que no he identificado, que pueden ser profesores del seminario o clérigos de Villafáfila,
Posiblemente, según Maxi, en la huerta del padre de don Serapio






Don Pablo Rodríguez Miranda nació en 1900 en Villafáfila, posiblemente en la casa de sus abuelos, y fue bautizado en Santa María; era el hijo mayor del matrimonio del abogado Maximiliano Rodríguez Morilla y de Amparo Miranda Calzada. Todos sus hermanos nacieron en Otero de donde era su madre, perteneciente a una familia de labradores ricos. Le pusieron el nombre de su abuelo paterno, don Pablo Rodríguez, secretario de Villafáfila durante muchos años.
Inició sus estudios en el seminario diocesano de Astorga, donde se ordenó sacerdote en 1924.


El padrino eclesiástico era primo de su madre y cura de Fríera de Valverde, los padrinos de honor fueron sus primos Leonides y Felipe Calzada Rando. No sé quien sería el predicador.

Fue nombrado profesor del colegio diocesano de San Francisco de Astorga ya en 1924, cuando actúa de padrino de su colega Manuel Montero
En 1928 ya era profesor del seminario de Astorga. Colabora en la revista Luz de Astorga
Durante la guerra, como en el Seminario no sobraban los alimentos, y en su casa familiar no faltaba la comida se traslado a Villafáfila. Para que no le faltaran ingresos su hermano Gerardo que era teniente de alcalde propuso su contratación como predicador de la Semana Santa de 1937 con la gratificación de 500 pesetas
En los años 50 sacó por oposición  una canonjía en la catedral de Granada y allá se trasladó a vivir.
Llevó a nuestra paisana Valentina Marcos Gallego como ama de cura, a la que dejó por heredera.
Visitaba los veranos a su familia de Villafáfila alojándose en una casa que tenía en la calle del Carmen, cerca de la de don Serapio.



Don Serapio Orduña Suena nació en 1900 en la casa familiar de la calle del Carmen y fue bautizado en San Martín. Hijo de Maximiano Orduña Gutiérrez, labrador, y Eladia Suena Orduña, de Otero.
Estudió en el seminario de Astorga y se ordenó sacerdote un año más tarde que su paisano.


























Eligió como padrino eclesiástico al cura de Villafáfila, don José Mayo, y padrinos seglares  a una parienta de su madre y su sobrino. Tampoco conozco al padre mercedario que actuó de predicador, seguramente un paisano.



Pasó a la diócesis de Zamora, donde consiguió una canonjía. Arcipreste de la catedral.
Fue profesor del seminario de Zamora, y en el colegio Amor de Dios y en el Noviciado, censor eclesiástico de la diócesis, entre otras obras que revisó fue la famosa enciclopedia Álvarez en 1952.



Se integró en la sociedad zamorana de los años cincuenta y sesenta disfrutando de la amistad de influyentes familias.

Noticia de ABC 19/09/1971

Don Serapio con alumnas del Amor de Dios años cincuenta

Todos los veranos acudía con sus hermanas, con las que vivía en Zamora, a la casa que conservaban en Villafáfila a pasar las vacaciones, disfrutando de la huerta que tenía en la calle Nueva.

Curiosa foto de don Serapio y sus hermanas en la huerta de la calle Nueva



Don Serapio y otro cura visitan las obras de los Saltos del Esla en 1934



Otro de los jóvenes curas de las fotos muy probablemente es Don Manuel Montero Montero, que nació en 1899, fue bautizado en Santa María, pues la parroquia de San Salvador había sido suprimida tres años antes, hijo de Sandalio Montero García  y Francisca Montero del Teso, familia de labradores.
Estudió en el seminario de Astorga y fue ordenado en 1924, celebró la primera misa en Villafáfila la víspera de la Purísima, actuando como padrino eclesiástico el cura, don José Mayo, y como seglares, llevó a su tío don Bruno Montero, médico de Melgar de Abajo, en Valladolid, ya a su tío Honorino, hermano de su madre, y a su tía Eustasia, hermana de su padre.
El predicador del acto fue don Pablo, recién ordenado unos meses antes, seguramente serían buenos amigos





ejerció de párroco en el Bierzo, donde se hallaba cuando estalló la guerra civil, pasando a la capital diocesana disfrazado de labriego.

Posteriormente fue nombrado párroco de Villanueva del Valrrojo, donde acabó sus días muy querido de sus feligreses.

Cuando el obispo visitaba la villa o en el cambio de párroco, con la llegada de don Camilo Pérez, Bragado, en sustitución de don Francisco Lera los canónigos acudían al pueblo para participar en las celebraciones.
Don Pablo a la izquierda del obispo y don Serapio a la derecha

Don Manuel Montero a la derecha del prelado, don Serapio en segundo plano
 y don Pablo a la izquierda.





Un joven Don Camilo recién llegado a Villafáfila en 1956 con don Pablo y don Serapio a su derecha


3 comentarios:

  1. Para los que hemos conocido a las personas y algunos que acompañan, como don Demetrio, etc, supone refrescar la memoria de otro tiempo que nos retrotrae a otros usos, otras costumbres a años luz de ésta época.

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  2. Donde pone padre de don Serapio Maximiliano es Maximiano como esta puesto en apellido Orduña de Villafafila.
    Un saludo de MAXI

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  3. Muy interesante el reportaje para los que hemos conocido a alguno de los personajes mencionados, como es mi caso. Yo conocí a Don Serapio siendo profesor del Seminario de Zamora, fui alumno suyo. Buen profesor.Por otra parte mi familia tenía amistad con él, pues él tenia familia en San Martín de Valderaduey de donde residia mi familia. Enhorabuena al autor del reportaje. ANGEL CALDERÓN

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