miércoles, 25 de marzo de 2020

La Pía Memoria de las Huérfanas de San Salvador



Testamento del arcipreste Hernando de Robles


En los archivos parroquiales de Villafáfila y de San Agustín se han conservado algunos libros y documentos, actualmente depositados en el Archivo Diocesano de Zamora, 113.1-Libro 15, referentes a una fundación para dotar huérfanas que dejó un clérigo en el siglo XVI. Las imágenes son de ese documento.

Las fundaciones piadosas que se hacían en los testamentos en los siglos XVI y XVII con objeto de contribuir a la salvación del alma, eran de naturaleza muy diversa.  Desde capellanías para decir misas perpetuamente, a creación de pòsitos de grano para prestar a bajo interés,  hospitales para recoger pobres enfermos, o establecimiento de becas de estudio (como vimos la de Babilés Martínez). Pero una de las fundaciones más frecuentes era la dotación de doncellas huérfanas para que se pudieran casar decentemente.
En nuestro caso esta memoria para dotar a huérfanas fue fundada por el bachiller Hernando de Robles, arcipreste de Villafáfila, cura de las parroquias de San Salvador de Villafáfila y de San Agustín,  en su testamento  otorgado en  8 de noviembre de 1556.

Trataré de hacer un perfil biográfico de este clérigo con los pocos datos de los que dispongo.  Hernando de Robles era hijo natural del arcipreste de Villafáfila Diego de Robles (1475-1546), cura de Faramontanos de Tábara, cura de la parroquia de  San Juan desde 1515 por resignación de Fernando Fernández,  su antecesor en el  arciprestazgo de Villafáfila. Diego también resignó su beneficio en favor de su primo o hermano Juan de Robles en 1541. Además era capellán del patronato de San Antonio Abad desde 1504 y capellán de San Bartolomé de San Agustín desde 1542.
En el siglo XVI, sobre todo antes del Concilio de Trento, eran frecuentes los clérigos que tenían hijos con sus barraganas, y a los que les procuraban un acomodo en forma de cargos si eran varones o con un buen casamiento si eran mujeres. En Villafáfila tenemos varios testimonio de ello, desde los mandamientos de los alcaldes mayores para que las castigasen: “Çerca de los marcos y penas que se an de llebar a las mançebas de los clerigos e frayres e casados, mando que guardeis el thenor e forma de las leys capitulares que çerca dello disponen” tal y como figuraba en los Capítulos de Buena Gobernación o de Corregidores a los que tenían que atenerse para ejercer su cargo, a los varios ejemplos de hijos de clérigos que alcanzaban beneficios eclesiásticos sobre todo en esta familia. Juan de Robles, cura de San Juan antes mencionado, tuvo dos hijos clérigos Francisco y Juan que llegaron a ser curas de San Martín y capellán. Antonio de Robles, cura de Santa Marta fue padre de Alonso de Turienzo que le sucedió en el beneficio en 1536.

Diego de Robles pertenecía a una familia de hidalgos criados del Conde de Benavente, que llegaron a la villa en la segunda mitad del siglo XV. El cargo de arcipreste le proporcionó una posición acomodada económicamente y con prestigio social. En su casa posaba don Bernardino Pimentel cuando compró la villa en 1542. Hizo varias fundaciones pías en su testamento en el año 1546 entre otras un hospital  y la capellanía de la Concepción en San Juan, de la que nombró primer capellán a su hijo Hernando de Robles, que  lo tuvo con una mujer soltera de la que no conocemos el nombre. Posteriormente la casaría con alguna persona de su servicio o confianza, y ya en 1541 figura en el padrón como viuda con dos hijos menores,  viviendo separada del arcipreste.
No sabemos dónde estudiaría Hernando pero seguramente lo hiciera en Astorga donde entraría en relación con el estamento clerical de la sede episcopal y en Salamanca. En 1536 obtiene dispensa para ser ordenado sacerdote  por ser hijo de clérigo, y ese mismo año es elegido por los feligreses párroco de San Agustín del Pozo.
 En 1541, cuando murió el cura de San Salvador “el arcipreste tomó todos los votos que pudo …e iba a buscar a los parroquianos que estaban en el campo” A.D.A. Curatos. 76-3, y con los votos de la mayor parte de los feligreses fue elegido como cura de San Salvador, Hernando de Robles y obtiene del obispo  la compatibilidad para disfrutar ambos beneficios. A.D.A. Códices 3-3-17.
Poco sabemos de su vida salvo que sucedió a su progenitor en el arciprestazgo. Los arciprestes era como una cargo intermedio que tenía cierta jurisdicción sobre los clérigos del arciprestazgo de Villafáfila formado entonces por 26 iglesias parroquiales de 20 pueblos: Villafáfila, Otero de Sariegos, Villarrín, San Agustín del Pozo, Revellinos, Valle, Santovenia, Bretó, Santa Elena, Villaveza del Agua, Barcial del Barco, Castropepe, Castrogonzalo, Milles de la Polvorosa, Arcos de la Polvorosa, Santa Colomba de las Monjas, Cejinas, Requejo, Santa Cristina de la Polvorosa, y Manganeses de la Polvorosa.

Arciprestazgo de Villafáfila



El 23 de noviembre de 1556 Se presentan ante el alcalde Juan García Mayordomo, Francisco Hernández, clérigo, Bernardino Sayago, Francisco de Mercado, Alonso de Aguayo y Fernán Drago, para comunicarle la muerte del arcipreste y la apertura del testamento que había otorgado. Testigos de la apertura Lope de Robles, Diego de Collantes, y Luis de Barrio, tres hidalgos parientes del mismo.

Hago un resumen de la transcripción del testamento donde se le nombra como Hernando de Robles, cura de San Salvador y de San Agustín, arcipreste y vicario por el muy ilustre señor, don Diego de Sarmiento de Sotomayor, obispo de Astorga.

Primeramente manda que:
-Se le entierre en San Juan, en la capilla de la Concepción, a mano derecha de la sepultura de Diego de Robles, mi señor, pues la capilla es de mi patrimonio.
-Que se le ofrende honradamente conforme a su estado el día de las exequias y llamar a todos los clérigos tanto de la villa como de fuera de ella que se puedan haber el día de su entierro.
-Digan el novenario en tres días siguientes conforme a la costumbre de esta villa
-Que le alumbren en un hachero hasta el día del cabo de año  los domingos, días de apóstoles, y de nuestra señora, y lunes, miércoles y viernes de cada semana con dos candelas, dos panes y vino. De limosna a la mujer que Bernardino Sayago nombre para que me ofrende año y día le dé un manto y una saya
-Manda decir 800 misas por las personas que pudiera tener en cargo como cura y como capellán de la capilla de la Concepción de San Juan y por el ánima de Diego de Robles, su padre, y si no soy obligado de decir tantas misas a mi cargo, las restantes queden por mi ánima.
-Manda cuatro treintenarios de misas abiertos en San Juan y se junten todos los clérigos que se puedan hallar.
-Deja una fundación de misas: Que se digan en la capilla de la Concepción de San Juan tres misas a la semana de requiem y se pague por ellas 1 real de plata. Las dirá Francisco Hernández, mi hermano, clérigo, hasta que tenga beneficio curado propio y teniéndolo las diga el hijo de Gómez de Olea, cuando sea clérigo de misa,  y entretanto que las diga Rodríguez, clgº, y si alguno no las quisiere decir, desde entonces y para adelantes, el día de San Juan de cada año, se junten en la iglesia de San Juan al tiempo que se juntan el cura y los feligreses para elegir mayordomo del hospital de San Juan, y elijan capellán que las pueda decir, y para ello encarga la conciencia al cura que sea de Sn Juan, y al mayordomo, y que den cuenta al visitador.
-Que se dé de limosna 5 mrs  a las órdenes de La Merced, la Trinidad, a la Santa Cruzada y Santa Olalla de Barcelona, y al Hospital de la Piedad de Benavente 100 mrs.

Recibo de la dote de Filiberta Hernández, huérfana elegida el año 1581


Para ayuda a la salvación de su alma y confortarle en sus últimas horas había dejado dispuesto : Que dos o tres días antes que mi ánima salga de mis carnes vengan dos frailes de San Francisco para que me conforten y ayuden a bien morir y los sustenten y les den de limosna 4 ducados para que rueguen a Dios por mi ánima.

Deja ordenado que se hagan las cuentas con su ama y con los criados:
-Que se averigüe la cuenta con Leonor de Roales, mi ama, y se le pague lo que se le deba, más 20 ducados más tres varas de paño ventidoseño para un manto, y se haga  la cuenta con Isabel, su hija, y se le pague lo que ha estado a mi servicio. Si acaso se quisiese casar Isabel de Roales, mi ama, que sea casada y dotada a costa de lo que aquí dejo aplicado para casar huérfanas.
-Que se averigüe la cuenta con todos mis criados y se les pague.
-Que se halle cuenta con Lope de Robles y se le pague. (No sabemos que cuentas serían, se trata de un primo suyo,  se trataría de gestiones que le haría)
-Que vistan de pardo a Alonsico, mi criado con capa, sayo, calçones y camisas.
-De unas blanquetas que están hechas, vistan de saya y mantilla a Beatriz e Isabelica, mis criadas, y les den sus camisas y lo que hubieren menester para sus personas cuando salgan de mi casa.
-A Elvira Ternera  le den  carga y media de trigo.


Deja una serie de disposiciones económicas para sus familiares:
-A la mujer de Diego Toranzo seis cargas de trigo. Se trata de María Hernández, su hermana,  pues en el año 1576 se elije como huérfana a Magdalena Toranzo, y se dice que es sobrina del arcipreste.  A Diego Toranzo, su cuñado y a  Diego Aguado les manda un capirote y una caperuza de luto.
-También deja a sus hermanos varones unas casas y otros bienes, aunque la mayor parte se lo había dado en vida:
Al tiempo que Alonso Hernández, mi hermano se casó, le prometí en dote y casamiento 100.000 mrs. y le tengo dado más, a lo qual asintió Alonso que estaba presente y está contento de ello. Le mando  la tierra que compré a Juan de Barrio y la que compré a Alonso Barcial, por las muchas y buenas obras que de él he recibido.
Que se le dé la mula que anda en el campo a Alonso Hernández.
Hice unas casas en esta villa que di a Alonso Hernández mi hermano y otras que di a Francisco Hernández, mi hermano, como éstas no tienen corral mando a Alonso que le dé una parte del corral según viere Bernardino Sayago y entrada para el pozo que está en el corral.
-Tiene especial consideración con los hijos de Francisco Prieto, ya difunto, que debía de haber sido un criado de confianza de él o de su padre, pues a todos les deja algo:
Después de los días de su vida las casas de Francisco Hernández se las dé a Antonia, hija de Francisco Prieto, y si fallece antes de ser casada que se las de a Leonorica, su hermana.
A Beatriz, hija de Francisco Prieto, mi criada, 10.000 mrs que Diego de Robles le mandó en pago de mi servicio, más otros 10.000 de mis bienes.
 A Isabelica su hermana otros 10.000 para su casamiento y mientras sea casada se compren censos que le renten.
 Las casas, teja y madera que tengo en San Juan se las mando a Isabelica, hija que quedó de Francisco Prieto para ayuda de casar con las dos camas de madera que tengo compradas en casa, las cuales casas compré de Juan de Robles, linderas del hospital y calles del concejo; y si no llegare a tiempo de casarse que las aya su hermana Leonor, y si no se llega a casar las aya Luisico, su hermano.
Encargo a Francisco Hernández, clgº, mi hermano, tenga en su compañía y servicio a Luisico, hijo de Francisco Prieto, y lo haga enseñar a leer y escribir y tenga con él mucha cuenta como yo la tenía y por eso he tenido el acuerdo con el dicho Francisco Hernández de dejarle parte de mi hacienda para el dicho efecto. (Seguramente el encargo se cumplió,  en 1588 declara 36 años, luego en esos días tendría 4. Se casa en 1579, tiene varios hijos y en 1586 figura en el padrón como labrador con bueyes en la parroquia de San Salvador).

 A Francisca Fernández, le mando de limosna una saya de pardo, un sayuelo y una camisa de ropa común, y le perdono media carga de trigo que me debe.
Juan Alfayate el mozo me debe 6 ochavas de trigo, se las remito por mi ánima.

Hace una serie de mandas piadosas para los pobres y no se olvida del maestro:
-El día de mi entierro se compren cuatro medios paños de pardillo y se gasten en vestir pobres que sean las personas  que más necesidad tengan y sean feligreses de San Salvador y San Agustín y les den las ropas hechas y de comer y sendos cirios que lleven ardiendo a la iglesia en mi honra .
 -A los niños de la doctrina de esta villa 3 ducados e medio paño con que se vistan.
-Al maestro que muestra a los niños en la plaza una fanega de trigo para sustentar su casa.
Respecto a su iglesia manda que de la media annata, es decir la mitad de las rentas del curato que le pertenecían el primer año al cura difunto, se compre un caliz nuevo para la parroquia. Pero en el codecilio que hace a la semana revoca la cláusula del cáliz y manda que todo lo que rentare la media annata se reparta entre los feligreses de San Salvador  y su anejo San Miguel, para sembrar, que el reparto se haga con presencia del cura,  con que cada año lo devuelvan en el verano  a una panera en que se recoja  y se elija cada año un mayordomo que lleve la cuenta  por San Juan al tiempo que se elije el mayordomo de la iglesia.

Tampoco se olvida  del hospital fundado por su padre:
 Que se averigüe la cuenta entre el hospital de San Juan e mí y me carguen 9 cargas de trigo que cobré de Gómez de Olea de la renta de las tierras del hospital. Que la pila de piedra grande que está en mi casa se lleve al hospital de San Juan y que a mi costa se haga un pozo en el hospital para que se aprovechen y limpien los pobres dél.
El pajar que ay frontero de la casa de Hernando de Castro es del hospital  y no de esta casa principal. También es del hospital la casa en que al presente vive Masera, clérigº que están linderas con su casa, que fueron de Luis de Robles, hijo de Francisco de Robles, y con bodega de Francisco Martínez.
Del remanente de los bienes nombro por universales herederos a los pobres de Jesucristo que vinieren y estuvieren en el hospital de San Juan de esta villa que dotó y fundó Diego de Robles, mi señor, difunto, y se gasten hasta que se acaben de gastar conforme a que no tengo herederos forzosos ni ascendientes ni descendientes
No olvida mantener después de muerto la honra y memoria de su linaje de hidalgo y manda que en dos meses después de su fallecimiento traigan dos piedras para poner sobre  su sepultura y sobre la de Diego de Robles, que será a costa del hospital de la Concepción de San Juan, y la suya a costa de su hacienda, y en las piedras se hagan poner nuestras armas con su letrero alrededor. Es una pena que esas lápidas no se hayan conservado.

Por el inventario que se hace a su muerte sabemos que tenía pocas tierras  que había comprado en la Salina y Cabaña Blanca y otros cuatro o cinco pedazos de tierra en Revellinos que le rentaban carga y media de pan. Las tierras de su padre habían quedado para la fundación del hospital.
La mayor parte de sus bienes son muebles

Inventario de los bienes del arcipreste


En su casa había en dos cofres, uno negro y otro de taracea con 823 reales y medio en metálico.
Doscientas cargas de trigo entre la panera de casa y un silo a las espaldas de la casa del Gallego, que hace 24 c.
100 cargas de cebada y 18  cargas de centeno, éste en un silo en el patio de casa
17 cubas de vino y 4 carrales en diferentes bodegas: 10 cubas de vino llenas, 8 de tinto y 2 de blanco en la cueva de casa. 4 en la bodega de Luis de Robles, mas tres carrales, 1 cuba en la cocina, 1 carral a la entrada de la cueva, 1 cuba en la bodega de Jº de Santa Cruz el viejo y otra cuba en la de Movilla.  Estamos a últimos de noviembre, cuando ya estaba recién hecho el vino de esa vendimia. Destacan varios utensilios relacionados con el vino: Un herradón y cuatro ollas de vender vino, 4 tinajas para vino,  8 cargas de cestos de vendimiar y seis talegas.
2 mulas, 1 bestia parda, 2 cebones y 4 marranos de monte, 12 gallinas y un gallo,
Un arca grande de nogal, y otra pequeña, un  arca de tejo, 2 arcas de pino, una de pino de la iglesia donde están los paños del monumento.
Todo el mobiliario de la casa entre ellos algunas piezas de plata, vajilla de Talavera,
Se citan 5 ollas llenas de manteca,  y parece que todavía no habían hecho la matanza.
Destacan 83 libros grandes y pequeños que no se describen al detalle, con sus estanterías y 3 tablas con la imagen de Nuestra Señora.

Deudores:
Hernando de Robles tenía una buena situación económica, tanto de lo que hubiera heredado de su padre como lo que había ido obteniendo de sus beneficios eclesiásticos.  Lo que le permitía disponer de numerario y hacer préstamos tanto en dinero como en grano. Se deduce de su declaración de deudores.
El primero es el nuevo obispo de Astorga  Don Diego Sarmiento, que había tomado posesión de la diócesis meses antes. Había estado en casa del arcipreste, no sé si en su entrada en la diócesis camino de la sede episcopal, o en una primera visita pastoral, y le había nombrado vicario. Como quería empezar a hacer limosnas entre los pobres de la diócesis le pidió a Hernando de Robles que le adelantara el dinero y ya se lo mandaría cuando dispusiera de sus rentas:
el obispo de Astorga, al tiempo que estuvo en mi casa en esta villa, con celo y voluntad grande de enderezar en el servicio de Nuestro Señor , me ovo mandado y encargado diese ciertos maravedíes en limosnas secretamente en esta villa y en los lugares donde su señoría llevaba diezmos y rentas e que de presente yo pusiese los dineros para ello y que su señoría enviaría después. Y yo he comenzado a dar y e dado algunas limosnas conforme a su voluntad. Declaro y mando que lo que yo he dado vaya por mi ánima en descuento de mis pecados, y los maravedíes que su señoría mande al efecto, se den en limosnas  a la voluntad de su señoría a quien fuese servido”.
También había prestado  dinero al hermano del obispo, que seguramente le acompañaría  en su estancia en Villafáfila : “Me debe García Sarmiento, hermano del obispo 40 ducados, mando se recauden”.
También eran varios los vecinos que le debían dinero, y a los que pedía prendas o garantías: 
Varios hidalgos figuran en los deudores:
Luis de Barrio me debe 12 ducados que le presté, y otros 4 en prendas de una canilla de oro con una cruz, los recauden y se le vuelvan”.
Borregán que aya gloria me debe  9.574 mr. pero me dio la tierra que valdrá 6.000, más  me debe 7 cargas de trigo a 35 reales la carga”.
“Gómez de Olea, 3 cargas  y 1 fanega de trigo a 35 reales y 2 cargas de cebada a 2 ducados, más 250 reales que le preste para hacer el verano,  más1 pieza de lienzo portugués, un canastillo, un plato de Talavera, y 4 paramentos de lienzo”. Gómez de Olea debía de ser uno de los típicos hidalgos pobres del siglo XVI castellano, tan bien retratados en la literatura del Siglo de Oro. Debía de ser de su confianza pues lo nombra como uno de los cabeceros del testamento, deja a su hijo cuando se ordene la fundación de misas, y traía arrendadas las tierras del hospital.
También algunos pecheros ricos:
Juan García mayordomo me debe 8 ducados.
Álvaro Hidalgo 100 reales.
 Babilés Martínez 44 reales más 1 carga de trigo más 7 vellones de lana,
 Alonso Simón 3 cargas de trigo y 3 cargas de cebada,
Andrés Simón 4.750 mrs más  13 reales.
Me deben otras muchas personas muchas deudas, así de pan como de dinero, según parecerá por los libros de quentas.
También prestaba trigo para sembrar a sus feligreses: “De las 200 cargas de trigo hay algunas que las han sacado para sembrar algunos feligreses , hay obligaciones”.
Nombra por cabeceros a Bernardino Sayago, Francisco Hernández, clérigo, su hermano y Gómez de Olea.

Bienes destinados a la Fundación




Fundación de la Pía Memoria de las  Huérfanas
Aparta de sus bienes 396.000 mrs para comprar censos a 14.000 el millar (es decir para hacer con ellos préstamos hipotecarios al 7% de interés). En el codicilo de 13 de noviembre aumenta el capital reservado para la fundación a 417.000 maravedíes y la cantidad de la dote en vez de 20 ducados (7.500 mrs) que sean  8.000.
Y que goce de su usufructo Francisco Hernández por los días de su vida, porque se sustente honradamente, mientras obtenga un beneficio curado propio.  La verdad es que fue enseguida pues la mayor parte de los feligreses de San Salvador le dieron sus votos y sucedió a su hermano en la parroquia hasta su muerte en 1571.
Con ese capital manda que sean dotadas tres doncellas huérfanas de las feligresas de S. Salvador  y de S. Agustín   habiendo sido onestas, de buena fama y pobres y huérfanas de padre o madre. Si fuera deuda mía en cualquier grado sean preferidas aunque no sean de estas feligresía… Las parientas pueden ser elegidas sin ser huérfanas  siendo pobres y de calidad”.
Para ser nombradas cada año deja encargados a Bernardino Sayago y a Francisco Hernández  y después de sus días a los curas y mayordomos de ambas parroquias. Manda que se elijan por el día de Navidad.  Pide al obispo que tenga especial cuidado en visitar y hacer cumplir las dotaciones.
Que se haga la elección limpiamente sin acepción de personas para lo que encargo sus conciencias.
El dote le sea dado el día que se casaren el primer domingo después de nuestra señora de Agosto cada año, y que sea de 20 ducados a cada una de las tres. Que las huérfanas se velen e casen en San Juan, en la capilla de la Concepción, e las vele el capellán que sirviere las misas  y ese día ofrezcan sobre mi sepultura cada una de ellas sendos panes e vino a costa de mi hacienda, y antes de que salgan de la capilla se les pague la dote.
El periodo que va desde la elección en Navidad hasta la boda y entrega de la dote es de 8 meses para  comprobar que las huérfanas eran honestas y no llegaban embarazadas al matrimonio.
Nombra administrador de la fundación a Bernardino Sayago, persona de su confianza, pues ya era administrador del hospital: Que compre los censos Bernardino Sayago de personas abonadas, y los administre por los días de su vida, y después el cura y mayordomo de San Salvador y San Agustín”. 
A Bernardino Sayago por los trabajos de las cobranzas y otras cosas le manda 30 ducados en el testamento. Para mantener la rentabilidad del capital, manda que cuando se redima un censo por alguno de los deudores, que se vuelva a comprar otro tanto de renta. En los casos en los que el préstamo se pedía por una situación ocasional o cuando mejoraba la economía del deudor,  se devolvía el capital y quedaba libre de hipoteca la tierra o la casa que se había empeñado.
La cantidad de la dote era sustanciosa y permitía a muchas jóvenes huérfanas pobres tener un matrimonio ventajoso pues se miraba mucho las posibilidades económica para iniciar los noviazgos formales, y  ese dinero era de ella aunque lo administrara el marido después de la boda.  20 ducados, o sea 220 reales equivalía el año 1556 a seis cargas de trigo, que en el inventario de los bienes del arcipreste  fijan en 35 reales la carga. Y esa cantidad era más de lo que conseguían líquido anualmente muchos pequeños labradores.
Con el paso de los años la desvalorización de la moneda hizo que la cantidad de 220 reales fuera poco más de una propina.
En 1614 como no había huérfanas de San Salvador para casar, se hizo un óbito solemne por el fundador a cargo de todo el cabildo, un tercio de los réditos se dijeron en misas y el resto para repartir a los pobres y casar a la huérfana de la villa la más pobre que hubiere.
En 1619 en plena crisis demográfica, seguía sin haber huérfanas casaderas, por lo que don Alonso Mexía de Tobar, obispo de Astorga, en su visita pastoral deja mandado"atento a que esta villa ha venido en mucha quiebra, y la necesidades della son muy grandes por la mucha pobreza de los vecinos, y las haciendas van en muy grande quiebra y detrimento, conformandose su señoría con la voluntad del testador manda que de aquí adelante, no abiendo huérfanas vecinas de la feligresía de San Salvador, se case y dote a qualquiera de las feligresías desta villa, con que sean preferidas, abiéndolas, las de San Salvador. Y entre las nombradas de la villa sean preferidas las que sean huérfanas de padre y madre y después las de padre, y entre las pobres las que fuesen de más solemnidad"
En 1684 el mayordomo Juan García del Villar revisando las escrituras de los censos "hay alguos muy antiguos y no se sabe la legitimidad de sus deudores, y hay algunos incobrables" por lo que hace un reconocimiento de los censos por los descendientes o los poseedores de los bienes hipotecados.

En 1752 según las declaraciones del Catastro de Ensenada ,la Obra Pía posee 162 fanegas y media de tierras de secano  que le producen de renta siete cargas y media de pan mediado, trigo y cebada. Posee censos, es decir hipotecas sobre bienes inmuebles, que producen cada año 92 reales y 27 mrs, y foros perpetuos, que era otra forma de renta hipotecaria, por valor de 25 reales y 6 fanegas y 3 celemines de cebada. Todo ello podía ascender en dinero a poco más de 450 reales anuales.
Los cargos a los que debía hacer frente la fundación eran:
-75 misas al año en San Juan, a dos reales cada una, 150 reales (Las tres misas semanales que dejó mandadas en su testamento se habían reducido a la mitad, por falta de caudales).
-22 reales de renta de la panera por carecer de panera propia la fundación
- 44 reales que pagaban al administrador.
-220 reales para una sola huérfana de San Salvador .
Se siguen dotando las huérfanas hasta 1809 cuando las tierras habían sido vendidas por orden del rey, consecuencia de las leyes desamortizadoras de Godoy de 1798.
En 1820 todavía dos huérfanas, ante la falta de caudales de la memoria, para que les pudieran dar las dotes y como tienen hipotecadas las casas donde viven por la fundación,  piden  que se rediman sus censos  y queden libres de hipotecas.

Los primeros años  la administración de los bienes y la elección de las huérfanas que se dotaban corría a cargo del Francisco Fernández, cura de San Salvador, hermano del fundador que fallece en 1571, y de Bernardino Sayago que falleció en 1574.
Por ello el día 8 de agosto, en presencia del escribano Francisco de Valladolid, el cura de la parroquia de San Salvador, Lope García,  en el ofertorio de la misa mayor dijo que el bachiller Hernando de Robles había dejado 24.000 mrs de renta para dotar tres huérfanas, una en San Agustín  y dos en San Salvador y que  habiendo muerto Bernardino Sayago y Francisco Hernández, pide que nombre un mayordomo para las huérfanas. Los feligreses, nemine discrepante, nombran a Juan Rodríguez y le dan poder para administrar.
El 12 de septiembre ante Francisco de Valladolid se juntan los curas de ambas parroquias Lope García y Pedro Fernández, y los mayordomos Juan Rodríguez y Alonso de Astorga y requieren a los herederos de Bernardino Sayago, que había sido administrador y en cuyo poder estaban las escrituras de los censos para que se las entreguen y proceder al reparto en razón de dos a una entre ambos mayordomos. Fueron a su casa y Mª Sánchez, su hija, mujer de Martín de Ballesteros se las entregó
Hallaron las escrituras siguientes:
-Testamento del Bachiller Hernando de Robles 8-11-1556, se abrió el 23-11-1556
-Escritura de poder de Lope García, cura de S.S. del mayordomo de la iglesia y los feligreses para recobrar las escrituras de la memoria de huérfanas de los herederos de Bernardino Sayago, anterior administrador, para partirlas con las huérfanas de San Agustín.
-Inventario del testamento y escrituras de la Memoria hecho el 12-9-1574 ante Luis de Barrio Marbán, alcalde,
-Partija y división de los censos y escrituras entre Juan Rodríguez, mayordomo  de las huérfanas de S. Salvador y Alonso de Astorga mayordomo de las huérfanas de S. Agustín y su aprobación.
-Aprobación del obispo Francisco Sarmiento de Mendoza  de  26-5-75


El obispo de Astorga en 1571



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