jueves, 16 de junio de 2016

Cofradías de Villafáfila I : Cofradía del Santísimo

Cofradías de Villafáfila

Actualmente existen en Villafáfila algunas cofradías como la del Santísimo Sacramento o la de La Ánimas, cuyo origen se remonta al siglo XVI; otras como la del Sagrado Corazón de Jesús o la del Inmaculado Corazón de María fundadas a principios del siglo XX; y las nuevas cofradías semanasanteras del Cristo de la Misericordia y la de la Virgen de los Dolores. 

Muchas de las cofradías antiguas han desaparecido con el trascurso de los años y sólo conocemos noticias parciales en los libros de las diversas parroquias que han llegado hasta nosotros.


Cofradías activas  en 1770


Inicio una serie de entradas sobre la historia de las cofradías de Villafáfila.
Hoy trataré sobre la cofradía del Santísimo pero quiero hacer una breve reseña de las Cofradías desaparecidas antes del siglo XVIII.

 Cofradía de Nuestra Señora de la Pedrera


             La Virgen de La Pedrera, también conocida como de Montenegro, que se venera en la ermita de Quintos, situada a la orilla del Esla, contaba con mucha devoción desde la Edad Media en todas las comarcas circundantes, incluida Villafáfila, donde existía una cofradía bajo esta advocación.
En 1628 el obispo deja mandado en el libro de fábrica de San Martín:
fue informado de que la cofradía de nuestra Srª de la Pedrera no tiene regla ni los cofrades dan visita excusándose de que no tienen de qué, ... mandó y dio por ninguna la dicha cofradía y si tiene bienes algunos los aplica al ospital de la Cruz de esta villa”. Pero cuando el prelado realizaba la visita a San Salvador se presentó ante él un parroquiano, Baltasar Cabañas, “y dijo que abía libro y cofradía de Nuestra Señora de la Pedrera, y que a su merced le abían informado siniestramente y abía revocado dicha cofradía”, y pidió que la volviese a revalidar. El obispo revocó el mandato anterior y dio licencia y facultad a los cofrades de la Pedrera para que vuelvan a usar de ella sin incurrir en penas.

Cofradía de Santo Tirso.
Estaba fundada en la parroquial de San Andrés y el santo debía de contar con mucha devoción entre los parroquianos, pues todavía en 1747, más de un siglo desde que esta iglesia había dejado de ser parroquia, manda el obispo que repare la misma para poder celebrar en ella, al menos la fiesta de San Andrés y la de Santo Tirso.
 Se cita en 1584 la capilla de Santo Tirso dentro de la iglesia. A principios del siglo XVII debía de estar en mal estado y en 1606 el obispo deja mandado que se haga una senara para Santo Tirso y que los cofrades salgan a pedir limosna para hacer la capilla. En 1608 se da comisión al cura para tomar las cuentas de la cofradía de Santo Tirso, sita bajo la campana de la parroquia de San Andrés. En 1630 en su visita pastoral el obispo visita la cofradía de Santo Tirso.

Cofradía de San Babilés.


Imagen de San Babilés. Foto villafafila.net

En el primer libro de difuntos conservado en la parroquia de El Salvador que comienza en 1573 se anota “dice la cofradía de San Babilés una misa cada mes por los cofrades difuntos”, y el día de la fiesta de San Babilés se celebraba en esta iglesia misa cantada por todo el cabildo eclesiástico a cargo de la cofradía
En el testamento de Babilés Martínez fallecido en 1579 figura un gasto de seis reales de la salida de la cofradía de San Babilés.
En 1648 el obispo “halló que en la parroquia se solían juntar en forma de cofradía que llaman de San Babilés, sin parecer a la visita ni tener reglas ni libro, manda que si quieren tener cofradía sea haciendo reglas y aprobándolas S.I.”. Tres Años más tarde con ocasión de una nueva visita pastoral manda que los cofrades de San Babilés compren un libro en que asienten los cofrades y los maravedíes y hagan la fiesta del santo con la mayor solemnidad posible.
El día 24 de enero celebraban la fiesta de San Babilés.


 Cofradías de San Roque y de San Fabián y San Sebastián.


San Roque. Foto villafafila.net

En 1614 había dos cofradías en la iglesia de San Martín, una bajo la advocación de S. Roque y la otra de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián, “fundadas en esta iglesia que son muy pobres " y el obispo las aneja en una sola. Había una imagen de San Sebastián en 1575 y una de San Roque en 1617. No creo que llegaran a unificarse entonces pues a mediados del siglo en las dotaciones del Cabildo Eclesiástico figura el día 16 de agosto: "Víspera y día de San Roque, el día procesión general por todo el pueblo en San Martín, dotóla la cofradía de San Roque de dos mil mrs y quinientos que pagaron y quinientos paga el arca del cabildo porque quedaron por cofrades los clérigos presentes y futuros del cabildo sin pagar entrada  ni salida y distribúyense desta manera: a las vísperas quinientos, a la procesión mil, y a la misa quinientos, y la cofradía pagó su partida".

La cofradía de San Fabián y San Sebastián tenía dotación de la fiesta el día 20 de enero con el cabildo, y la procesión se hacía a cuenta del cabildo por admitir a los clérigos por cofrades sin otra entrada: "Víspera y día de San Fabián y San Sebastián, dotáronla los cofrades de mill mrs, y la processión de 500 don Antonio Bázquez, y suple el cabildo por la procesión otros 500 y por eso han de admitir a los clérigos del cabildo por cofrades sin otra entrada y les han de hacer el aniversario"

Cofradía de San Esteban.


Foto villafafila.net


Citada en S.Martín en 1677 y en San Pedro en 1680. Pero anteriormente se cita en las dotaciones del cabildo “víspera y día de San Esteban en San Pedro con processión por el lugar, dotáronla los cofrades de dos mil mrs”. No dispongo de más datos de esta cofradía.


Cofradía del Santísimo Sacramento


Foto Villafafila.net


Cofradía fundada en el siglo XVI para la exaltación del Corpus Cristi y del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, contaba con especial protección por parte del concejo y en las cuentas que se han conservado del mismo figuran diversas partidas de dinero para la cofradía. Así en 1538 la villa gastaba todos los años 2.000 mrs en la función y procesión del Corpus Cristi.  Durante esa centuria, y coincidiendo con la Contrarreforma la cofradía tuvo una gran expansión. En 1565 la cofradía poseía un pequeño rebaño de ovejas que el regimiento permitía permanecer en los términos en tiempos que los demás ganados debían salir de la villa. En 1570 se citan los mayordomos del Santísimo.
Además del dinero que obtenía el ayuntamiento del herbaje de los ganados los regidores encargan en 1576 un terno que quedaría en poder de la villa para celebrar con solemnidad las funciones del Santísimo Sacramento.  En las cuentas del concejo de 1578 se anota el gasto de 12 reales “a los gitanos por la dança del día del Sacramento”.

La devoción hacia el Corpus Cristi se incrementó con la Contrarreforma y algunos difuntos dejaban mandas para celebrar funciones en su honor.
A finales del siglo XVI falleció Diego de Almanza, un hidalgo de la villa que fue cura de la parroquia de Bretó muchos años y entre las misas y procesiones que dejó dotadas en su testamento encargó al Cabildo Eclesiástico de Villafáfila unas fiestas el día del Corpus de mañana y tarde para lo que dejó parte de sus heredades:
Víspera y día del Corpus en Nra Sra vísperas solemnes y missa solemne y procesión por todo el pueblo con el Santísimo por Diego de Almanza, cura de Bretó.
Segundas vísperas el mismo día y procesión con el Santísimo, repartense tres mill mrs en la forma siguiente:
            Primeras vísperas 500
            A la missa 500
            A la procesión 1000
            A las segundas vísperas 500
            A la procesión de la tarde 500
            Más se gasta por la intención del dicho cura de Bretó la cera destas procesiones y fiestas como lo mandó el Ldo Lope García, su último disponedor y para este gasto se aplica la rrenta que dexó el dicho Diego de Almança en Bretó y Santovenia al cabildo que son cinco cargas de pan por eredades y portillos, trigo y cebada. Todo a razón de a catorce[1].

Pero la crisis demográfica y económica de finales de siglo afectó a sus cofrades y a sus rentas. En el libro de fábrica de Santa María de 1614 se anota que “ a más de ocho años que los mayordomos de la cofradía del Santísimo no han dado las cuentas”. La decadencia de la cofradía y de toda la villa en general se acentúo durante el siglo XVII.
Algunos particulares hicieron dotaciones de misas o procesiones del Santísimo como fueron Lorenzo de Muélledes, originario de Villafáfila y su mujer, Mariana Sisón, vecinos de Benegiles,  en 1630 con asistencia del Cabildo Eclesiástico: “Terceros domingos del mes tiene obligación el cabildo de decir misa solemne en Nra Sra y procesión alrededor de la iglesia con su Divina Magestad por Ana Sisona y Lorenzo de Muélledes, su marido, vecinos de Benegiles.

Repartense 748 mrs a cada festividad. Pagó en dinero de contado a rrazón de a veinte el millar, metióse el dinero en el arca. Y si acaeciese a caer esta festividad en día de Pascua, cumple el cabildo con decir por la intención de los fundadores quatro misas rezadas”.

En 1677 varios curas y otros vecinos clérigos y laicos de Villafáfila: “Atendiendo a que la cofradía del Sanctísimo Sacramento de esta villa neçesita de rreforma por no tener renta para poder cumplir con las obligaciones que se deven para çelebrar las festividades de el Sanctísimo Sacramento, determinaron, a expensas de los cofrades que entraren, a haçerlas y çelebrarlas en la mejor forma que se pueda” y procedieron a elaborar unas nuevas ordenanzas y regla para la cofradía, que se conservan en el Archivo Diocesano de Zamora.


Regla de la Cofradía del Santísimo de Villafáfila Archivo Diocesano de Zamora

La sede de la misma se fija en la iglesia de Santa María del Moral.
Los fines de la cofradía eran:
- Celebrar solemnemente todas las festividades del Santísimo Sacramento
- Asistencia y acompañamiento al viático cuando saliera a casa de los enfermos “quando se llebare el Sanctíssimo a algún enfermo que fuera cofrade a de acudir la cofradía con su guión, Palio y quatro çirios y los qie quieran llebar velas ençendidas para ganar las yndulgençias, que las lleven de sus cassas. Y  para esto an de avisar de parte del enfermo al Abad que fuere de la cofradía para que mande llebar las ynsignias

Si algún cofrade estuviera en peligro de muerte le velarían dos hermanos de la cofradía, alternándose hasta su muerte o mejoría. Si moría, los que le estuvieran velando se encargaban de hacerle la sepultura o mandarla hacer a su costa. Al entierro del cofrade asistirían todos los miembros, bajo pena de un cuarterón de cera, llevando el guión de la cofradía y cuatro cirios. En un principio se estableció la obligación de que cada uno de los cofrades mandara decir una misa por cada hermano que falleciera, pero en 1683 se redujo a la obligación de una misa anual que debía mandar decir cada cofrade.

En uno de los días de la octava de Difuntos se hacía un oficio general de Vísperas, Misa y Procesión alrededor de la iglesia por los cofrades difuntos celebrada por todo el Cabildo Eclesiástico, con asistencia obligada de todos los cofrades presentes que no estuvieran impedidos. Asimismo se celebraba una misa rezada mensual.



La mañana de Pascua de Resurrección y el viernes siguiente al jueves del Corpus, la cofradía mandaba decir una misa cantada con asistencia del cabildo y procesión general por las calles de la villa, con las insignias y cuatro hachas de la cofradía.

La gran celebración de la cofradía era la del domingo siguiente al Corpus, conocido como el Domingo del Señor. El sábado por la tarde se decían las vísperas en Santa María. El domingo por la mañana los cofrades acudían a la iglesia de San Martín con las velas y las insignias y salían en procesión hasta Santa María, donde se celebraba la misa, volviendo la procesión hasta San Martín, donde se dejaba la hostia en un trono y altar dispuesto al efecto por el abad, “con el mayor aseo, pompa, ornatos de seda y luçes que pudiere”, siendo velado por dos cofrades que se alternaban hasta por la tarde en que se sacaba al Santísimo en procesión por todo el pueblo, regresando a la misma iglesia. Después de la procesión se procedía a elegir los oficiales para el año siguiente.

Además todos los terceros domingos se celebraba una misa y procesión de la Minerva que estaba dotada en San Salvador por Lorenzo de Muélledes y Maria Ana Sisona, de Benegiles, a la que debía asistir toda la cofradía, que actualmente se sigue celebrando en Santa María.
A todas estas funciones debían acudir los cofrades con velas encendidas, a costa de la cofradía, que además debía disponer de los cuatro cirios para los entierros y las cuatro hachas para las procesiones.
Establecieron la obligación de mantener encendida la lámpara del Santísimo en Santa María, para lo cual pedirían limosna todos los domingos y los días en que saliera el viático a los enfermos, y lo debían hacer los cofrades por turnos “ y esto por sus personas, no fiando de los criados, y si estubieren ocupados, tengan obligaçión los tales cofrades a buscar otros cofrades para que pidan la dicha limosna”.
Foto Villafafila.net

En la iglesia la cofradía tenía un arca para guardar la cera, ornamentos e insignias.
Los oficiales que regían la hermandad se elegían anualmente: a  la cabeza y el gobierno de la cofradía estaba a cargo de un abad, que era el encargado de llevar el guión a las procesiones; cuatro oficiales llamados quatro, que asistían y ayudaban al abad, y el domingo del señor uno estaría en el altar de San Martín, otro en el de Santa María, otro iría al Ayuntamiento para preparar el paso del santísimo por el mismo, y el otro llevaría los ornamentos de una iglesia a la otra, además debían llevar las varas del palio; dos alcaldes que se encargaban de repartir las velas para las funciones, de gobernar las procesiones, de cobrar a todos los cofrades la cuota anual de 4 reales, y la de entrada de los nuevos; y un mayordomo que debía encargarse de encender la lámpara, llevar las insignias, encender las hachas, prevenir brasa para el incensario, y llevar cuenta del cobra de la penas. Sólo los oficiales elegían a sus sucesores y a ellos les daban cuentas, con asistencia de los cofrades que quisieran.
Se prohíbe la admisión como cofrades de “gente reboltosa, de mal vivir y sospechosa”, y la admisión era a título individual, no pudiendo hacerse admisiones familiares. .
Las cuotas como cofrade eran cuatro reales anuales en dos pagas, una en julio y otra en enero, y a la entrada una libra de cera en cuatro velas de “a quarterón”, y al morir había que dar a la cofradía otros cuatro reales.
Se prohíbe dar “comidas ni colaçiones particularmente en las Yglessias, y el abad las quisieredar, no se le quite, pero no sea a costa de esta cofradía”.
La modificación de la regla debería hacerse en cabildo de todos los cofrades por mayoría.
El aviso para la asistencia a los entierros de los cofrades consistía en nueve campanadas con la campana pequeña de la torre de Santa María, que todavía se conserva como campana del Santísimo, por parte del mayordomo.
Para señalar la cera perteneciente a esta cofradía “se le ponga una señal de colorado para que se diferencie de otras cofradías”
Para ganar las indulgencias de la cofradía, sus miembros, además de llevar las velas encendidas en las funciones y entierros, “an de rreçar çinco veçes la oraçión del Pater Noster con el Ave María, por el estado de la santa madre yglesia y concordia entre los reies y prínçipes chistianos y extirpaçión de las eregías, como consta de la bula de esta cofradía”.

Firman esta regla y estatutos el 24 de julio de 1677:  Antonio Durán, abad de la cofradía y cura de San Martín (además de comisario del Santo Oficio de la Inquisición), Pedro Álvarez de Muelas, cura de Santa María, Juan Aguado, cura de San Salvador, Alonso Gutiérrez, cura de San Juan, Santos Martínez, cura de Santa Marta, Domingo Ferreras, Francisco Díaz, Antonio Herrero, Leandro de Cuellar, cura de San Pedro, el licenciado Diego Gutiérrez,  el escribano Manuel de Vitacarros, Pedro Rosinos, Antonio Charro, Antonio Caballero, Francisco Fernández, Francisco Escaja y Antonio Mateos.
El año siguiente fueron aprobados estos estatutos por el obispo de Astorga, don Francisco Aguado.

Foto Villafafila,net

La nueva cofradía organiza grandes funciones en honor del Santísimo, de las que tenemos el testimonio de Antonio Moreno de la Torre, rico vecino de Zamora, que dejó escrito un diario de esos años.
Salió Villafáfila, sábado 2 de julio 1678, día de la Visitación. Domingo la fiesta del Santísimo. Fue cumplida. Fuego, mojiganga, procesión.
Lunes novillos y un toro de muerte. 3 comedias públicas, el autor es Salazar.
Para colgar y hacer altares fue Almaraz; mucha gente de Zamora. Hay 7 leguas.
Pasélo muy bien por ser Moreno[2], que los hay en la villa y Monroyes, que es todo uno Vítor a los mayordomos, fijóse en Consistorio
(Lorenzo Pinar F.J. y Vasallo Toranzo L.: Diario de Antonio Moreno de la Torre (1673-1679). Zamora 2001).

Por este testimonio sabemos que además de las funciones religiosas que se organizaban, por parte de la cofradía, en las que se engalanaban las calles con colgantes y se erigían altares para lo que contrataban a especialistas de Zamora, la festividad se completaba con fuegos artificiales y mojigangas o representaciones teatrales con máscaras, que eran propias del carnaval, pero en el siglo XVII, diversos autores teatrales como Calderón de la Barca escribieron textos dramático-religiosos para el Corpus. Esos primeros años la fiesta continuaba el lunes con corridas de toros y representación de comedias, ese año del autor del Siglo de Oro Agustín de Salazar, que alcanzó fama en elsiglo XVII con sus comedias mitológicas.
                                                 Comedia de Agustín de Salazar

Las funciones laicas para celebrar el día del Corpus o el Domingo del Señor se remontaban a siglos anteriores, como dije antes, en las cuentas del regimiento del año 1578 se anota entre otras partidas “más pagué doçe reales a los gitanos por la dança del día del Sacramento” (Taboada Olv. 267-1)

El 19 de mayo de 1679 figura en el libro de acuerdos del concejo: por quanto la villa en cada año de sus propios debe dar a la cofradía del Santísimo y a su abad en su nombre, para ayuda de sus fiestas, si las hace, y atendiendo a que se a presentado a esta villa el Ldo Pedro Álvarez de Muelas, cura de Santa María y abad del cabildo de esta villa y de la cofradía, cómo viene dispuesto a hacer fiestas con el beneplácito de la villa, para que para ayuda de ellas de sus propios se le dé lo acostumbrado, por lo cual acordaron y mandaron que se le dé libranza en los propios de la cantidad acostumbrada”.

Aunque en el Catastro de Ensenada de 1752 no figuran bienes inmuebles de esta cofradía loos bienes que tenía la cofradía fueron desamortizados en el siglo XIX, pues en 1904 se solicita al ministerio de Hacienda una indemnización por ello.
Esta cofradía ha permanecido activa hasta la actualidad, conservándose la celebración de la Minerva de los terceros domingos y la procesión del Corpus llevando bajo palio la custodia, con la construcción de altares por las calles adornadas  y la costumbre de "echar" a los niños pequeños al paso del Santísimo.
Foto Villafafila.net




[1] Las hipotecas sobre los bienes inmuebles o censos solían estar referenciados a 14.000 el millar, es decir que por un prestamo hipotecario sobre una casa o una tierra  de 14.000 mrs había que pagar cada año 1.000 mrs de intereses al año, es decir el 7%. En el siglo XVII se rebajó el interés a 20.000 el millar, es decir el 5%
[2] Vivía en la villa en esos años, doña Tomasa Moreno, viuda de don Diego Hernández-Monroy y un hijo de ambos casado. Sería una parienta suya.

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