Cofradías de Villafáfila
Actualmente existen en Villafáfila algunas cofradías como la del Santísimo Sacramento o la de La Ánimas, cuyo origen se remonta al siglo XVI; otras como la del Sagrado Corazón de Jesús o la del Inmaculado Corazón de María fundadas a principios del siglo XX; y las nuevas cofradías semanasanteras del Cristo de la Misericordia y la de la Virgen de los Dolores.
Muchas de las cofradías antiguas han desaparecido con el trascurso de los años y sólo conocemos noticias parciales en los libros de las diversas parroquias que han llegado hasta nosotros.
Cofradías activas en 1770
Inicio una serie de entradas sobre la historia de las cofradías de Villafáfila.
Hoy trataré sobre la cofradía del Santísimo pero quiero hacer una breve reseña de las Cofradías desaparecidas antes del siglo XVIII.
Hoy trataré sobre la cofradía del Santísimo pero quiero hacer una breve reseña de las Cofradías desaparecidas antes del siglo XVIII.
La Virgen de La Pedrera, también conocida como de
Montenegro, que se venera en la ermita de Quintos, situada a la orilla del
Esla, contaba con mucha devoción desde la Edad Media en todas las comarcas
circundantes, incluida Villafáfila, donde existía una cofradía bajo esta
advocación.
En 1628 el obispo deja mandado en el libro de
fábrica de San Martín:
“ fue informado de que la
cofradía de nuestra Srª de la Pedrera no tiene regla ni los cofrades dan visita
excusándose de que no tienen de qué, ... mandó y dio por ninguna la dicha
cofradía y si tiene bienes algunos los aplica al ospital de la Cruz de esta
villa”. Pero cuando el prelado realizaba la visita a San
Salvador se presentó ante él un parroquiano, Baltasar Cabañas, “y dijo que abía libro y cofradía de Nuestra Señora de la Pedrera, y
que a su merced le abían informado siniestramente y abía revocado dicha
cofradía”, y pidió que la volviese a revalidar. El obispo
revocó el mandato anterior y dio licencia y facultad a los cofrades de la
Pedrera para que vuelvan a usar de ella sin incurrir en penas.
Cofradía de Santo Tirso.
Estaba fundada en la parroquial de San Andrés y el
santo debía de contar con mucha devoción entre los parroquianos, pues todavía
en 1747, más de un siglo desde que esta iglesia había dejado de ser parroquia,
manda el obispo que repare la misma para poder celebrar en ella, al menos la
fiesta de San Andrés y la de Santo Tirso.
Se cita en
1584 la capilla de Santo Tirso dentro de la iglesia. A principios del siglo
XVII debía de estar en mal estado y en 1606 el obispo deja mandado que se haga
una senara para Santo Tirso y que los cofrades salgan a pedir limosna para
hacer la capilla. En 1608 se da comisión al cura para tomar las cuentas de la
cofradía de Santo Tirso, sita bajo la campana de la parroquia de San Andrés. En
1630 en su visita pastoral el obispo visita la cofradía de Santo Tirso.
En el primer libro de difuntos conservado en la
parroquia de El Salvador que comienza en 1573 se anota “dice la cofradía de
San Babilés una misa cada mes por los cofrades difuntos”,
y el día de la fiesta de San Babilés se celebraba en esta iglesia misa cantada
por todo el cabildo eclesiástico a cargo de la cofradía
En el testamento de Babilés Martínez fallecido en
1579 figura un gasto de seis reales de la salida de la cofradía de San Babilés.
En 1648 el obispo “halló que
en la parroquia se solían juntar en forma de cofradía que llaman de San
Babilés, sin parecer a la visita ni tener reglas ni libro, manda que si quieren
tener cofradía sea haciendo reglas y aprobándolas S.I.”. Tres
Años más tarde con ocasión de una nueva visita pastoral manda que los cofrades
de San Babilés compren un libro en que asienten los cofrades y los maravedíes y
hagan la fiesta del santo con la mayor solemnidad posible.
El día 24 de enero celebraban la fiesta de San
Babilés.
En 1614 había dos cofradías en la iglesia de San
Martín, una bajo la advocación de S. Roque y la otra de los Santos Mártires,
San Fabián y San Sebastián, “fundadas en esta iglesia que son muy pobres " y el
obispo las aneja en una sola. Había una imagen de San Sebastián en 1575 y una
de San Roque en 1617. No creo que llegaran a unificarse entonces pues a mediados del siglo en las dotaciones del Cabildo Eclesiástico
figura el día 16 de agosto: "Víspera y día de San Roque, el día procesión general por todo
el pueblo en San Martín, dotóla la cofradía de San Roque de dos mil mrs y
quinientos que pagaron y quinientos paga el arca del cabildo porque quedaron
por cofrades los clérigos presentes y futuros del cabildo sin pagar entrada ni salida y distribúyense desta manera: a las
vísperas quinientos, a la procesión mil, y a la misa quinientos, y la cofradía
pagó su partida".
La cofradía de San Fabián y San Sebastián tenía dotación de
la fiesta el día 20 de enero con el cabildo, y la procesión se hacía a cuenta del cabildo por
admitir a los clérigos por cofrades sin otra entrada: "Víspera y día de San Fabián y San Sebastián,
dotáronla los cofrades de mill mrs, y la processión de 500 don Antonio Bázquez,
y suple el cabildo por la procesión otros 500 y por eso han de admitir a los
clérigos del cabildo por cofrades sin otra entrada y les han de hacer el aniversario"
Citada en S.Martín en 1677 y en San Pedro en 1680. Pero anteriormente se cita en las dotaciones del cabildo “víspera y día de San Esteban en San Pedro con processión por el lugar, dotáronla los cofrades de dos mil mrs”. No dispongo de más datos de esta cofradía.
Cofradía fundada en el siglo XVI para la exaltación
del Corpus Cristi y del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, contaba con
especial protección por parte del concejo y en las cuentas que se han
conservado del mismo figuran diversas partidas de dinero para la cofradía. Así
en 1538 la villa gastaba todos los años 2.000 mrs en la función y procesión del
Corpus Cristi. Durante esa centuria, y
coincidiendo con la Contrarreforma la cofradía tuvo una gran expansión. En 1565
la cofradía poseía un pequeño rebaño de ovejas que el regimiento permitía
permanecer en los términos en tiempos que los demás ganados debían salir de la
villa. En 1570 se citan los mayordomos del Santísimo.
Además del dinero que obtenía el ayuntamiento
del herbaje de los ganados los regidores encargan en 1576 un terno que quedaría
en poder de la villa para celebrar con solemnidad las funciones del Santísimo
Sacramento. En las cuentas del concejo
de 1578 se anota el gasto de 12 reales “a
los gitanos por la dança del día del Sacramento”.
La devoción hacia el Corpus Cristi se incrementó con la
Contrarreforma y algunos difuntos dejaban mandas para celebrar funciones en su
honor.
A finales del siglo XVI falleció Diego de Almanza, un hidalgo
de la villa que fue cura de la parroquia de Bretó muchos años y entre las misas
y procesiones que dejó dotadas en su testamento encargó al Cabildo Eclesiástico
de Villafáfila unas fiestas el día del Corpus de mañana y tarde para lo que
dejó parte de sus heredades:
Víspera y día del
Corpus en Nra Sra vísperas solemnes y missa solemne y procesión por todo el
pueblo con el Santísimo por Diego de Almanza, cura de Bretó.
Segundas vísperas el
mismo día y procesión con el Santísimo, repartense tres mill mrs en la forma
siguiente:
Primeras vísperas 500
A la missa 500
A la procesión 1000
A las segundas vísperas 500
A la procesión de la tarde 500
Más se gasta por la intención del dicho cura de Bretó la
cera destas procesiones y fiestas como lo mandó el Ldo Lope García, su último
disponedor y para este gasto se aplica la rrenta que dexó el dicho Diego de
Almança en Bretó y Santovenia al cabildo que son cinco cargas de pan por
eredades y portillos, trigo y cebada. Todo a razón de a catorce[1].
Pero la crisis demográfica y económica de finales de
siglo afectó a sus cofrades y a sus rentas. En el libro de fábrica de Santa
María de 1614 se anota que “ a más de ocho años que los
mayordomos de la cofradía del Santísimo no han dado las cuentas”. La decadencia de la cofradía y de toda la villa en general se
acentúo durante el siglo XVII.
Algunos particulares hicieron dotaciones de misas o
procesiones del Santísimo como fueron Lorenzo de Muélledes, originario de
Villafáfila y su mujer, Mariana Sisón, vecinos de Benegiles, en 1630 con asistencia del Cabildo
Eclesiástico: “Terceros domingos
del mes tiene obligación el cabildo de decir misa solemne en Nra Sra y
procesión alrededor de la iglesia con su Divina Magestad por Ana Sisona y
Lorenzo de Muélledes, su marido, vecinos de Benegiles.
Repartense 748 mrs a cada
festividad. Pagó en dinero de contado a rrazón de a veinte el millar, metióse
el dinero en el arca. Y si acaeciese a caer esta festividad en día de Pascua,
cumple el cabildo con decir por la intención de los fundadores quatro misas
rezadas”.
En 1677 varios curas y otros vecinos clérigos y
laicos de Villafáfila: “Atendiendo a que la cofradía del
Sanctísimo Sacramento de esta villa neçesita de rreforma por no tener renta
para poder cumplir con las obligaciones que se deven para çelebrar las
festividades de el Sanctísimo Sacramento, determinaron, a expensas de los
cofrades que entraren, a haçerlas y çelebrarlas en la mejor forma que se pueda” y procedieron a elaborar unas nuevas ordenanzas y regla para la
cofradía, que se conservan en el Archivo Diocesano de Zamora.
Regla de la Cofradía del Santísimo de Villafáfila Archivo Diocesano de Zamora
La sede de la misma se fija en la iglesia de Santa
María del Moral.
Los fines de la cofradía eran:
- Celebrar solemnemente todas las festividades del
Santísimo Sacramento
- Asistencia y acompañamiento al viático cuando
saliera a casa de los enfermos “quando se
llebare el Sanctíssimo a algún enfermo que fuera cofrade a de acudir la
cofradía con su guión, Palio y quatro çirios y los qie quieran llebar velas
ençendidas para ganar las yndulgençias, que las lleven de sus cassas. Y para esto an de avisar de parte del enfermo al
Abad que fuere de la cofradía para que mande llebar las ynsignias”
Si algún cofrade estuviera en peligro de muerte le
velarían dos hermanos de la cofradía, alternándose hasta su muerte o mejoría.
Si moría, los que le estuvieran velando se encargaban de hacerle la sepultura o
mandarla hacer a su costa. Al entierro del cofrade asistirían todos los
miembros, bajo pena de un cuarterón de cera, llevando el guión de la cofradía y
cuatro cirios. En un principio se estableció la obligación de que cada uno de
los cofrades mandara decir una misa por cada hermano que falleciera, pero en
1683 se redujo a la obligación de una misa anual que debía mandar decir cada
cofrade.
En uno de los días de la octava de Difuntos se hacía
un oficio general de Vísperas, Misa y Procesión alrededor de la iglesia por los
cofrades difuntos celebrada por todo el Cabildo Eclesiástico, con asistencia
obligada de todos los cofrades presentes que no estuvieran impedidos. Asimismo
se celebraba una misa rezada mensual.
La mañana de Pascua de Resurrección y el
viernes siguiente al jueves del Corpus, la cofradía mandaba decir una misa
cantada con asistencia del cabildo y procesión general por las calles de la
villa, con las insignias y cuatro hachas de la cofradía.
La gran celebración de la cofradía era la del
domingo siguiente al Corpus, conocido como el Domingo del Señor. El sábado por
la tarde se decían las vísperas en Santa María. El domingo por la mañana los
cofrades acudían a la iglesia de San Martín con las velas y las insignias y
salían en procesión hasta Santa María, donde se celebraba la misa, volviendo la
procesión hasta San Martín, donde se dejaba la hostia en un trono y altar
dispuesto al efecto por el abad, “con el
mayor aseo, pompa, ornatos de seda y luçes que pudiere”, siendo velado por
dos cofrades que se alternaban hasta por la tarde en que se sacaba al Santísimo
en procesión por todo el pueblo, regresando a la misma iglesia. Después de la
procesión se procedía a elegir los oficiales para el año siguiente.
Además todos los terceros domingos se celebraba una
misa y procesión de la Minerva que estaba dotada en San Salvador por Lorenzo de Muélledes y Maria Ana
Sisona, de Benegiles, a la que debía asistir toda la cofradía, que actualmente se sigue celebrando en Santa María.
A todas estas funciones debían acudir los cofrades
con velas encendidas, a costa de la cofradía, que además debía disponer de los
cuatro cirios para los entierros y las cuatro hachas para las procesiones.
Establecieron la obligación de mantener encendida la
lámpara del Santísimo en Santa María, para lo cual pedirían limosna todos los
domingos y los días en que saliera el viático a los enfermos, y lo debían hacer
los cofrades por turnos “ y esto por sus
personas, no fiando de los criados, y si estubieren ocupados, tengan obligaçión
los tales cofrades a buscar otros cofrades para que pidan la dicha limosna”.
Foto Villafafila.net
En la iglesia la cofradía tenía un arca para guardar
la cera, ornamentos e insignias.
Los oficiales que regían la hermandad se elegían anualmente:
a la cabeza y el gobierno de la cofradía
estaba a cargo de un abad, que era
el encargado de llevar el guión a las procesiones; cuatro oficiales llamados quatro, que
asistían y ayudaban al abad, y el domingo del señor uno estaría en el altar de
San Martín, otro en el de Santa María, otro iría al Ayuntamiento para preparar
el paso del santísimo por el mismo, y el otro llevaría los ornamentos de una
iglesia a la otra, además debían llevar las varas del palio; dos alcaldes que se encargaban de
repartir las velas para las funciones, de gobernar las procesiones, de cobrar a
todos los cofrades la cuota anual de 4 reales, y la de entrada de los nuevos; y un mayordomo que debía encargarse de
encender la lámpara, llevar las insignias, encender las hachas, prevenir brasa
para el incensario, y llevar cuenta del cobra de la penas. Sólo los oficiales
elegían a sus sucesores y a ellos les daban cuentas, con asistencia de los
cofrades que quisieran.
Se prohíbe la admisión como cofrades de “gente reboltosa, de mal vivir y sospechosa”,
y la admisión era a título individual, no pudiendo hacerse admisiones
familiares. .
Las cuotas como cofrade eran cuatro reales anuales
en dos pagas, una en julio y otra en enero, y a la entrada una libra de cera en
cuatro velas de “a quarterón”, y al
morir había que dar a la cofradía otros cuatro reales.
Se prohíbe dar “comidas
ni colaçiones particularmente en las Yglessias, y el abad las quisieredar, no
se le quite, pero no sea a costa de esta cofradía”.
La modificación de la regla debería hacerse en
cabildo de todos los cofrades por mayoría.
El aviso para la asistencia a los entierros de los
cofrades consistía en nueve campanadas con la campana pequeña de la torre de
Santa María, que todavía se conserva como campana del Santísimo, por parte del
mayordomo.
Para señalar la cera perteneciente a esta cofradía
“se le ponga una señal de colorado para que se diferencie de otras cofradías”
Para ganar las indulgencias de la cofradía, sus
miembros, además de llevar las velas encendidas en las funciones y entierros, “an de rreçar çinco veçes la oraçión del
Pater Noster con el Ave María, por el estado de la santa madre yglesia y
concordia entre los reies y prínçipes chistianos y extirpaçión de las eregías,
como consta de la bula de esta cofradía”.
Firman esta regla y estatutos el 24 de julio de 1677: Antonio Durán, abad de la cofradía y cura de San Martín (además de comisario del Santo Oficio de la Inquisición), Pedro
Álvarez de Muelas, cura de Santa María, Juan Aguado, cura de San Salvador,
Alonso Gutiérrez, cura de San Juan, Santos Martínez, cura de Santa Marta,
Domingo Ferreras, Francisco Díaz, Antonio Herrero, Leandro de Cuellar, cura de
San Pedro, el licenciado Diego Gutiérrez, el escribano Manuel de Vitacarros, Pedro
Rosinos, Antonio Charro, Antonio Caballero, Francisco Fernández, Francisco Escaja
y Antonio Mateos.
El año siguiente fueron aprobados estos estatutos
por el obispo de Astorga, don Francisco Aguado.
La nueva cofradía organiza grandes funciones en
honor del Santísimo, de las que tenemos el testimonio de Antonio Moreno de la
Torre, rico vecino de Zamora, que dejó escrito un diario de esos años.
“Salió
Villafáfila, sábado 2 de julio 1678, día de la Visitación. Domingo la fiesta
del Santísimo. Fue cumplida. Fuego, mojiganga, procesión.
Lunes novillos
y un toro de muerte. 3 comedias públicas, el autor es Salazar.
Para colgar y
hacer altares fue Almaraz; mucha gente de Zamora. Hay 7 leguas.
Pasélo muy
bien por ser Moreno[2], que los hay en la villa y
Monroyes, que es todo uno Vítor a los mayordomos, fijóse en Consistorio”
(Lorenzo Pinar F.J. y Vasallo Toranzo L.: Diario de Antonio Moreno
de la Torre (1673-1679). Zamora 2001).
Por este testimonio sabemos que además de las funciones religiosas
que se organizaban, por parte de la cofradía, en las que se engalanaban las
calles con colgantes y se erigían altares para lo que contrataban a
especialistas de Zamora, la festividad se completaba con fuegos artificiales y mojigangas
o representaciones teatrales con máscaras, que eran propias del carnaval, pero
en el siglo XVII, diversos autores teatrales como Calderón de la Barca escribieron
textos dramático-religiosos para el Corpus. Esos primeros años la fiesta
continuaba el lunes con corridas de toros y representación de comedias, ese año
del autor del Siglo de Oro Agustín de Salazar, que alcanzó fama en elsiglo XVII
con sus comedias mitológicas.
Comedia de Agustín de Salazar
Comedia de Agustín de Salazar
Las funciones laicas para celebrar el día del Corpus o el Domingo
del Señor se remontaban a siglos anteriores, como dije antes, en las cuentas
del regimiento del año 1578 se anota entre otras partidas “más pagué doçe reales a los gitanos por la dança del día del Sacramento”
(Taboada Olv. 267-1)
El 19 de mayo de 1679 figura en el libro de acuerdos
del concejo: “por quanto la villa en cada año de sus
propios debe dar a la cofradía del Santísimo y a su abad en su nombre, para
ayuda de sus fiestas, si las hace, y atendiendo a que se a presentado a esta
villa el Ldo Pedro Álvarez de Muelas, cura de Santa María y abad del cabildo de
esta villa y de la cofradía, cómo viene dispuesto a hacer fiestas con el beneplácito
de la villa, para que para ayuda de ellas de sus propios se le dé lo
acostumbrado, por lo cual acordaron y mandaron que se le dé libranza en los
propios de la cantidad acostumbrada”.
Aunque en el Catastro de Ensenada de 1752 no figuran
bienes inmuebles de esta cofradía loos bienes que tenía la cofradía fueron
desamortizados en el siglo XIX, pues en 1904 se solicita al ministerio de
Hacienda una indemnización por ello.
Esta cofradía ha permanecido activa hasta la actualidad, conservándose la celebración de la Minerva de los terceros domingos y la procesión del Corpus llevando bajo palio la custodia, con la construcción de altares por las calles adornadas y la costumbre de "echar" a los niños pequeños al paso del Santísimo.
Esta cofradía ha permanecido activa hasta la actualidad, conservándose la celebración de la Minerva de los terceros domingos y la procesión del Corpus llevando bajo palio la custodia, con la construcción de altares por las calles adornadas y la costumbre de "echar" a los niños pequeños al paso del Santísimo.
[1] Las hipotecas sobre los
bienes inmuebles o censos solían estar referenciados a 14.000 el millar, es
decir que por un prestamo hipotecario sobre una casa o una tierra de 14.000 mrs había que pagar cada año 1.000
mrs de intereses al año, es decir el 7%. En el siglo XVII se rebajó el interés
a 20.000 el millar, es decir el 5%
[2] Vivía en la villa en esos
años, doña Tomasa Moreno, viuda de don Diego Hernández-Monroy y un hijo de
ambos casado. Sería una parienta suya.
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