lunes, 4 de abril de 2016

Los Hidalgos de Villafáfila en los siglos XV y XVI




Ejecutoria de hidalguía de los hermanos Álvaro de León y Juan de Villagómez, 1481


Villafáfila había sido  organizada por los reyes leoneses en el siglo XII como villa real, como otras muchas en la comarca de Tierra de Campos, sobre la base de una población anterior y el antiguo territorio de Lampreana. En 1229 fue donada a la Orden de Santiago, ejerciendo el señorío desde entonces, bien mediante un comendador, bien cediéndolo por concesiones temporales a diferentes personajes. A mediados del siglo XV fue ocupada por la familia Pimentel en el contexto de las guerras civiles del reinado de Enrique IV, y se mantuvo en su poder hasta 1497. Tras un periodo de retorno a la Orden de Santiago en 1541, el señorío de la villa, con su jurisdicción, rentas y vasallos, fue vendido por Carlos I a don Bernardino Pimentel, primer marqués de Tábara.

Los hidalgos o hijosdalgo eran un grupo de vecinos privilegiados, que estaban exentos de pagar ciertos tributos, principalmente el pecho (de ahí el nombre de pecheros con el que se conocen al resto de los vecinos), como suelen manifestar en los pleitos que tienen con los concejos en defensa de su hidalguía:“están en posesión de omes fijosdalgo, libres e francos e esentos e no pechar ni pagar en pechos ningunos reales ny conçejiles ny en  pedidos ny en monedas”; suelen tener otros privilegios de trato y judiciales, pues son el escalón más bajo de la nobleza, y sus servicios se restringían al ámbito militar.


El origen de estos caballeros villanos, como también se les conoce en sus orígenes, se remonta a la Edad Media y fueron surgiendo por diversos procesos:
-por evoluciòn descendente de ramas secundarias de familias nobles, que formaban parte de la Corte.
-por ascensiòn en la escala social de antiguos vasallos solariegos de la villas y ciudades, enriquecidos, y protegidos de nobles o de instituciones eclesiásticas
-por concesiones regias de la hidalguía por su participación en los conflictos bélicos.

Ejecutoria de hidalguía de Alonso Vara, de 1490

Muchos de ellos debieron establecerse en las villas reales en el momento de su fundaciòn o poco màs tarde y recibirìan los lotes de tierra correspondientes (en 1165 uno de los vicarios de los mandantes de Villafáfila era Petro Infanzón, apellido que se relaciona con la hidalguía). También en la donaciòn de Villafàfila de 1229 a la Orden de Santiago se cita a los filiis de algo como grupo social diferenciado, a los que no se les hace vasallos de la orden, y no tenían que hacer a los nuevos señores el forum (conjunto de prestaciones feudales), que el resto de los vecinos sí estaban obligados a  prestar.
El modo de vida de estos caballeros solìa ser la milicia, por lo que en los documentos medievales aparecen citados como  "milites”, y la posesiòn de caballo y armas era condiciòn indispensable para la pertenencia a este grupo social. En la confirmaciòn de un concierto sobre la cantidad de los diezmos de la sal, firmado por el concejo de Villafáfila y el obispo de Astorga en 1235, aparecen confirmando quince "milites", y parece que tenían una posición preeminente en el concejo, pues firman los quince sucesivamente y en primer lugar:

 “Presentibus ex parte concilii et confirmantibus: Guterio Gundisalui milite, Domno Tamariz milite, Martino Cidiz milite, Pedro Rupedrez milite, Fernando Johannis milite, Guterio Johannes milite, Jahanne Martin milite, domno Viviano milite, Garcia Sancii milite, Domno Juanes de Montamarta milite, domno Duranto milite, domno Villano milite, Roderico Pelagii milite, Alfonso Petri milite, Garsía Roderici milite”,

y por delante de los otros miembros del concejo, que rubrican a continuación. En columna aparte confirman el arcipreste y otros nueve clérigos locales, como grupo también privilegiado.

Aunque la villa pertenecía desde unos años antes a la Orden de Santiago, estos  caballeros no eran miembros de la misma, sino vecinos de la villa, pues en Villafàfila nunca hubo convento de la Orden. Algunos llevan el apelativo de Donno delante y otros no, y lo mismo ocurre con los otros vecinos confirmantes, tanto clérigos como seglares, por lo que el tratamiento de don, que posteriormente servía para distinguir a los hidalgos de los pecheros, parece que en principio sólo indicaba una respetabilidad social, tal vez derivada de su posición econòmica.

Ejecutoria de hidalguía de Alfonso Álvarez, de Villalba de la Lampreana 1482
(nieto de Pero Álvarez el Luengo, hidalgo de Villafáfila de fines del siglo XIV)

Algunos de los Boni Homes de la villa, con una holgada situación econòmica, pudieron llegar a mantener permanentemente caballo y armas y formar parte de los caballeros villanos, citados en otros lugares, que, aunque puedan obtener sus rentas de la agricultura y la ganaderìa, sus recursos les alejaban del comùn de los vecinos labradores que integraban la poblaciòn de las villas (Martínez Sopena P. “La Tierra de Campos Occidental”.1985). La posesión de caballo y armas era motivo de exención el algunas villas comarcanas, como la de Villalobos, dependiente del Marqués de Astorga, pero en el caso de Villafáfila no está documentada esta práctica, a pesar de figurar en los argumentos del concejo para oponerse a la posesión de la hidaguía por alguno de los vecinos en el siglo XV, pues parece más bien una negación genérica:
los oviesen dexado de faser pechar e pagar pechos de pecheros o de los prendar por ello, por ser pobres e no tener de que pechar e pagar o por bevyr con señores o cavalleros o por yglesia o monasterio que los defendiese o escusase o por ser cavallero armado alguno dellos o tener cavallo e armas al fuero de León”.

A principios del siglo XVI la obligación de mantener armas y caballo por cuenta propia era un requerimiento de los visitadores de la Orden de Santiago a los vecinos ricos de la villa y las aldeas, llamados quantiosos (poseedores de hacienda en cuantía de al menos 50.000 maravedíes), independientemente de que fueran hidalgos o pecheros. Las protestas que suscitaron en los afectados pueden ser explicadas por que la carga económica que esto suponía, no era compensada con la posibilidad de ascenso social, o podríamos denominar estamental, desde el estado de buenos hombres pecheros ricos al de hijosdalgo que se había venido produciendo en la Edad Media por este mecanismo de mantener caballo y armas; o por no ser una costumbre establecida anteriormente; o porque durante la ocupación de la villa por los Pimentel durante 30 años los vecinos de su órbita clientelar, estaban protegidos y paniaguados de estos nobles, que les mantendrían el caballo y las armas por su cuenta.

Final de la ejecutoria de Juan de Villagómez y Álvaro de León 1481

 Así en 1503 en el libro de visitación se anota que los visitadores:  
“mandaron a los alcaldes e regidores que le diesen memorial con justiçia de las personas que son abonadas en la dicha villa para tener caballos e armas, y que sean abonados en quantía de çincuenta mill mrs., así hidalgos como pecheros, que son los siguientes:

hidalgos                                             pecheros
Fernando de Villacorta                      Pº Martínez de San Juan
Pº de Barrio                                       Gonzalo Martínez
Pº González                                       Bernardo de Caramaçana
Pº Fernández                                     Alonso Tejado
Juan de Villagómez                            Diego García
                                                           Fernando Herrero

En Revellinos:
 Lope de Távara e Juan Ferrero.

Los dichos visitadores dieron mandamiento que los susodichos tengan armas e caballos hasta el día de San Miguel, a punto de guerra, so pena de cada 10.000 mrs. para la cámara de sus altezas, respondiéronle éstos que la tierra es estéril y no ay pasto para caballo ni lo podrían sofrir” .

El mandato se vuelve a reiterar en 1515 y se citan a 18 vecinos ricos, en esta ocasión todos ellos pecheros, excluyendo a los hidalgos de la relación, pues para ellos el tener armas y caballo iba unido al mantenimiento de su estado:
“se hallaron los quantiosos siguientes:
Pº de Valle, Juan de Aller, Fco de Villalba, Bartolomé Manso, Juan Alvarez, Fernando Fernández , Pº Herrero, Pº de Muélledes, Benaldo de Caramaçana, Alonso Tejado, Juan de Santa Cruz, Alonso de Santa Cruz, Francisco Martínez, Juan de Castro, Diego del Concejo, Pº García, Juan García y Pº Calvo.
 Los visitadores mandaron a los dichos quantiosos y a cada uno dellos, estando presentes, que, de aquí hasta San Juan próximo que viene, conpren e tengan las armas e caballos que son obligados a tener conforme a la ley capitular e so la pena en ella contenida,
testigos Alonso de Benevente, fraile de la dicha orden y Gregorio de Villamediana, mayordomo del comendador

En las aldeas de la tierra hicieron la misma averiguación, así en Revellinos:
fallaron los quantiosos siguientes:
Aloso Bravo, Juan de Medina, Alonso de Távara el viejo, Pº Gallego, Alonso Martínez el mozo, Alonso Martínez el viejo, Juan Herrero y Gonzalo García, a los quales les mandaron lo mismo que a los de Villafáfila”,
Y en San Agustín:
“halló quantioso a Pº de Antón, le fue mandado lo mismo”

          En 1528 esta obligación que la Orden de Santiago imponía a los vecinos ricos era tan gravosa para éstos, que trataban de buscar la manera de no cumplirla, pues ello no les eximía de contribuir en los pechos de pecheros, al contrario de lo que seguramente habría ocurrido en los siglos anteriores:

entre los quales había los quantiosos siguientes:
Pº Drago, Diego del Concejo, Francisco Martínez, Francisco de Caramazana, Juan Rodríguez, Pº García, Alonso Hdez, Francisco de Muélledes, Hernando Hdez, Juan de Valle, Juan de Santa Cruz, Alonso de Castro, Juan Alvarez, Juan de Benavente, Bernardo Gallego, Bernardo de Caramaçana, Alonso Tejado, Alonso de Santa Cruz, Pº Martínez, Andrés Manso, Tomé de Ledesma, Francisco Aries, Hernán Drago, Juan García y Francisco de Muélledes.
Por el libro de la visitación pasada parece que los visitadores mandaron que los dichos quantiosos que tuviesen armas e caballos dentro de un año como lo manda el establecimiento, so la pena en él establecida, y los dichos quantiosos no lo tienen ni se les ejecutó la pena, porque algunos dellos juraron que no les fue notificado el dicho mandamiento, ni tenían costumbre de tener armas y caballos; y ansimismo porque juró el escribano Bernardo Hernández que el había estado presente en la visitación que hicieron en Villalba y no vio que dicho mandamiento se notificase a los quantiosos ni a persona alguna. Los visitadores mandan que dentro de 6 meses tengan las dichas armas e caballos como manda la dicha ley capitular, y mandaron al comendador que pasado el dicho tiempo faga hacer alarde a los dichos quantiosos como la dicha ley capitular manda y, si no toviesen armas ni caballos, ejecute en los que no lo toviesen la pena de la dicha ley, y sy se sintiesen agraviados los dichos quantiosos se presenten ante vuestra magestad o en el Consejo de las Ordenes a dar razón de porque no deben tener los dichos caballos e armas para que Vuestra Magestad mande probeer en ello lo que sea más servido.
Notificación: se notificó a algunos de los dichos quantiosos por el escribano de la visitación y también se notificó a Fco Mtz alcalde y a Jº de Bte P. G para que lo notificase a los dichos quantiosos, so la pena de 3000 mrs. para la cámara de S.M.

Visitación de S.Agustín tierra de Villafáfila
Hay en el dicho lugar de S. Agustín 60 vecinos entre los quales se hallaron los quantiosos siguientes: Alonso de Alba y Pº de Antón, mandoseles lo mismo que a los de la villa.

En Revellinos hay 60 vecinos y por quantiosos Alonso de Távara, Alonso Bravo, Alonso Martín, Alonso Ripérez , Juan Bravo, Diego de Távara, Pº Gallego, Pº García, Juan Gallego y Diego de Távara.

Los vecinos de Villafáfila reclamaron ante el Consejo de la Orden de Santiago que falló a su favor, como lo reconocen los visitadores de 1538:
"Non mandámosles que tuviesen armas e caballos por quanto fuimos informados que nunca las tuvieron aunque los visitadores pasados les mandaron que las tuviesen, fueron sobre ello al Consejo de las Ordenes  y las penas se sobreseyeron e nunca se los mandaron tener”.

Ejecutoria de Hidalguía de Juan de Encalada 1500



 Además de la honra que llevaba aneja la consideración de hidalguía, la exención de tributos era el principal privilegio que defendían los hidalgos  en  contra la inclusión en los padrones por parte del concejo:
“porque estando en posesión, velcasy posesión, de no pechar ny contribuir en pechos e trebutos algunos, reales ni conçejiles, ny personales, syendo enpadronados e sacándoles prendas contra toda razón e justiçia por el conçejo e justiçia e omes buenos de la villa de Villafáfila”.

A la condición de hidalgo se accedía por vía de herencia masculina procedente de un antiguo noble que tuviera “solar conocido”, generalmente en pueblos del entorno de la cordillera cantábrica, o por privilegio concedido por los reyes en reconocimiento de su participación en las guerras.
Tenemos noticia de la investidura como caballero de un Juan Álvarez de Villafáfila en 1330 de la clientela de Rodrigo Pérez Ponce, “rico-ome” de la corte de Alfonso XI:
et don Ruy Pérez Ponce armó diez caballeros, et dioles paños et armas, et todas las otras cosas que ovieron menester et fueron estos: … Joan Álvarez de Villafáfila[1]

En el siglo XV la forma más habitual de alcanzar la situación de hidalgo y ser eximido del pago de los pechos era ponerse al servicio de algùn noble de la zona principalmente del Conde de Benavente y su familia, o del Comendador de Castrotorafe.  Asì en  1417 ya el concejo se quejaba a los visitadores del Maestre de esta situaciòn:
 “que en la dicha villa e su tierra que avía algunos vezinos que heran pecheros e fijos de pecheros que, por tener harmas e caballo e bibir con señores, que dizen que deben ser escusados de los pechos de trebuttos que entre hellos acaescen, lo qual dixeron que nunca fue en la dicha villa nyn en su tierra... otro si.... dixo que hera verdad que el dicho comendador que tenya el dicho merino e que lo escusaba de todos los pechos”.
Unos argumentos similares emplea el concejo para oponerse en 1481a la hidalguía de Alvaro de León y Juan de Villagómez aduciendo que “si dexaron de pagar, sería por tener algunos ofiçios o por vivir con algunos caballeros o por ser allegados de persona poderosa que los defenderían de los dichos pechos e rogaban al conçejo que por algún tienpo los excusasen”.
En otros pleitos de principios del XVI concretan en la familia Pimentel esta protección:
"su padre y aguelo fueron criados del conde de Benavente, que era comendador de Castrotorafe y los escusarìa y escusó de los pechos”,
y en otro caso:
lo avía exentado don Pedro Pimentel porque tenía armas e caballo y hera çirujano”.

Asì conocemos la vinculaciòn a la familia Pimentel como criados o escuderos de algunos hidalgos del siglo XV como Fernando de Robles, Ivan de Collantes o Francisco Rodríguez de la Mezquita que fueron alcaides de la fortaleza de Villafàfila por el conde o por su hermano; o Martìn de Barrio que era escudero del conde Don Rodrigo Pimentel. Esta situación siguió provocando las quejas del concejo en 1494 ante los visitadores de la Orden de Santiago:
Otrosy fuimos querellados de los pecheros que en aquella villa viven muchos que se defienden por hidalgos, criados del conde e de don Pedro, los quales son trenta vesinos e dende arriba e son mui ricos”.
Estos hidalgos participaban en las campañas militares de estas familias, incluso en sus querellas particulares, así lo recuerda el arcipreste Fernando Fernández en 1504:
 “más de trenta años acá cree este testigo que vido yr de la dicha Villafáfila algunos escuderos que byvyan con don Pedro a Alcañyças, a las asonadas que tenyan don Pedro e don Juan Enríquez, sobre que le quería tomar la tierra el don Juan al don Pedro, deziendo que le pertenesçía la tierra”.

Ejecutoria de Hidalguía de Blas de Valer 1548

Incluso con la devolución de la villa a la Orden de Santiago en 1497 siguieron provocando debates con el comendador de Castrotorafe según relatan los visitadores de la orden en 1499: 
En la dicha Villafáfila fallamos çiertos debates y alteraçiones entre unos y otros e entre algunos fidalgos e el comendador
Estos debates estaban fomentados por los Pimentel como lo prueba que el conde de Benavente pagara los gastos de los procesos movidos entre los hidalgos y el comendador: 
A Antonio de Villegas y a Álvaro García, escribanos, vezinos de la villa de Villafáfila, por carta del conde de fecha a 8 de jullio de 1499 años, que ellos ovieron de aver de los proçesos que por ante ellos pasaron sobre los pleytos de Martín de Barrio y Pedro de Barrio trataron con el comendador don Enrique e con los alcaldes de la dicha villa sobre çiertas querellas que de ellos se dyeron fasta oy dia” .
Por las cuentas del conde don Rodrigo el años de su fallecimiento, 1499, conocemos los vecinos de Villafáfila que llevaban acostamiento, es decir un salario por servirse de ellos: Francisco de Osorno y Luis de Barrio con 10000 mrs; Martin de Barrio 8000, Francisco de la Mezquita 6000, Pedro de Movilla, Alonso de Zamora y Alonso de Béjar 4000; y Pedro Fernández, Juan de Valle y Bernardo Gallego 3000. Y a otros les descontaba parte de sus tributos, como al mismo Osorno, que le quitaba 5000 mrs de lo debía por su cabaña de hacer sal, o la alcabala de Pedro de Porras, Villacorta o Francisco de Robles.

Si la protección de nobles y poderosos era uno de los mecanismos habituales de obtener el estado privilegiado, otra forma documentada de acceder a la hidalguìa, llamada de privilegio, era la concesiòn real por acudir a la guerra cuando eran solicitados, y servir al rey, a costa propia, con caballo y armas cuando los tenìan, y a pie cuando no. Conocemos el caso de Juan del Prado, un vecino de Villafàfila, que recibiò la carta de hidalguìa de privilegio con las mismas prerrogativas que los hidalgos de solar conocido, para él y para sus sucesores, por parte de Enrique IV en 1465, por acudir con su caballo al servicio del rey cuando lo requiriò y pagar cierta cantidad de dineros a los contadores mayores del reino. Posiblemente acudirìan otros vecinos ricos de Villafàfila y de otros pueblos cercanos como el hermano del anterior Pero Alonso del Prado, pues el capitán de la tal gente, que acudiò al llamamiento del rey, al real de la villa de Simancas, era Pedro de Porras, un hidalgo  vecino de Villafàfila. Este mecanismo debió de ser habitual en la Edad Media, pero el rey Enrique IV, en su azaroso reinado lo debió de utilizar frecuentemente, y años más tarde, presionado por los nobles, revocò estos privilegios en las cortes de Ocaña y de Santa Marìa de Nieva.
Los Reyes Catòlicos, a peticiòn de los procuradores de las ciudades y villas, mandaron en los primeros momentos de su reinado, que no pudieran gozar de estas hidalguías concedidas por su hermano, salvo los que acudieren a la guerra que mantenían por la sucesión de Castilla contra el rey de Portugal en 1475, durante dos meses y entregasen cierta cantidad de plata en metálico. Lo que cumpliò este Juan del Prado:
e porque vos el dicho Juan de Prado nos servistes los dichos dos meses en la dicha guerra a vra costa e allende desto nos servistes con la dicha quantía de plata por nos ordenada”.
Cuando obtuvo: “la carta de previllejo escrita en pergamino de cuero y sellada con el sello real de plomo pendiente de filos de seda a colores” lo primero que hizo fue presentarlo en concejo: “lo mostró en la plaza pública della”, para no ser incluído en los padrones como pechero. El dinero que tuvo que entregar por dos veces y el desahogo econòmico que le permitìa acudir a la guerra con sus armas y caballo, lo obtenía de la producciòn de sal, pues sabemos que tenìa una cabaña de hacer sal: " el padre de Gòmez de Prado (Juan del Prado ) y el padre de este testigo [Salvador Façera] tenían una cabaña en las salinas que estaban cerca una de otra y se trataban y conversaban”, actividad que previamente le habría concedido cierto grado de respetabilidad social: “Juan del Prado e Ynes Domingues se casaron en la iglesia del señor San Martín con onrras y agasajos como gente de buena fama”.




Ejecutoria de Hidalguía de Baltasar de Movilla, 1525

En otros casos los beneficiados con estos  privilegios de caballería perdían la condición de hidalgos por no asistir a los llamamientos de los reyes para acudir a la guerra o no entregar la cantidad de dinero solicitada, como declaran los testigos del pleito de hidalguía de Alonso Hernández y sus hermanos en 1526, aunque su abuelo, que era el que obtuvo la concesión, sí lo hiciera, como testifica Martín de Barrio, nacido hacia 1479, que recuerda que “quando la guerra de Perpiñan (en 1503) llamaron a los caballeros de previllejo y fue Pedro Fernández y éste testigo vivía con el conde de Benavente y fue a la guerra con otros parientes”; pero estos privilegios  no podían ser transmitidos a los hijos casados: “Pedro Fernández, su abuelo, andava en abito de escudero y habia ganado una carta de caballería...., el previllejo se lo dio el rey Católico por la guerra de Toro o de Granada, por tener armas y caballo que valieran tres mill mrs”. 

Todavía en 1492, acabada la guerra de Granada, el asunto de estas concesiones de Enrique IV seguía  creando protestas de los concejos, y los Reyes Católicos cuando ya no era necesaria tanta gente de armas, publicaron:
una nra carta premática sançión escrita en papel e firmada de nros nonbres e sellada con nro sello de la poridad en çera colorada ... por la qual, entre otras cosas, mandamos que las sentençias e cartas executorias de fidalguyas que heran dadas desde quinze días del mes de setienbre del año que paso del señor de myll e quatroçientos e sesenta e quatro años a aquella parte en fabor de qualesquier personas diziendo que estaban en posesión de omes fijosdalgo e fue mandado que gozasen de la fidalguya que llebaran las dichas cartas executorias e prevyllejos ...dada en la çibdad de Cordova a treynta días del mes de mayo año del nasçimyento del nro salvador Ihuxº de myll e quatroçientos e noventa e dos años
También mandaba que los que tuviesen sentencias de los tribunales reconociéndoles la hidalguía, pero que en sus pleitos no hubieran llegado ante el tribunal al grado de suplicación (después de las sentencias de vista y de revista) tenían que volver a presentarlas  “porque se sopiese e esaminasen si fueran con justicia e verdaderamente dadas e pronunçiadas”, por lo que estaban obligando a todos los que pretendiesen gozar de las libertades de hidalgos, o a sus hijos o nietos, a presentarse ante la Real Chancillería de Valladolid para que le fuesen confirmadas, dándoles un plazo de 50 días desde que la Pragmática fuera publicada en las distintas ciudades, y así lo tuvieron que hacer varios hidalgos de Villafáfila.

Ejecutoria de Hidalguía de Gonzalo Vázquez de Buiza, 1571



 Además de una forma de acceder al estado noble, el acudir a las guerras y mandamientos de los reyes era una de las obligaciones que contraían los hijosdalgo, como reconocimiento y mantenimiento de su estado de manera permanente. En 1481 recuerda Pero Xuárez de Valdés, viejo hidalgo de Villafáfila, su participación y la de otros hidalgos en la campaña de la Vega de Granada por parte de Juan II en 1431: “ este testigo y él [Juan de León] fueron a la guerra de Granada en serviço del señor Rey D. Juan, façe más de quarenta años...” , y Pedro de la Cámara cuenta que “los dichos Juan de Villagómez  y Alvaro de León  fueron a la guerra en serviçio del señor Rey D. Enrique a la guerra e real de Simancas[1465] e lo sabe porque este testigo los viera venir a esta guerra y después acá an venido en nuestro serviçio [de los Reyes Católicos] a las guerras e reales de Toro e de Zamora contra el rey de Portugal [1476] e estovieron serviendo en estas guerras como omes fijosdalgo”.
En otros casos participaban en las guerra incluso a edades avanzadas, como el caso de Pedro Rosinos, un hidalgo de Santa Colomba de la Dueñas, cuyo hijo vivía en Otero, que teniendo 70 años "estando en serviçio del sr rey don Juan por ombre de armas que lo mataron con un viratón de ballesta fuerte que le dieron por los pechos estando armado en blanco", en torno a 1445 en un cerco a Benavente.
        La intervención en las guerras podía reportar participación en el reparto de tierras conquistadas, como los ejemplos que se conocen de hidalgos de la comarca que figuran en los repartimientos de Sevilla, aunque no tenemos noticias de los vecinos de Villafáfila, es posible que obtendrían sus recompensas por su participación en las guerras contra los moros, aunque sólo fuera con la obtención de algún botín sobre las riquezas o las personas de los conquistados, como el caso de Juan de León que volviendo de la campaña del rey don Juan a la Vega de Granada de 1431 “ se acuerda bien que el dicho Juan de León traía un moro preso”, con el fin de obtener un posterior rescate o de utilizarlo como siervo. En 1503 había acudido a la guerra a Francia, seguramente a Perpiñán, en servicio del rey Católico, Francisco de Collantes, hijo de Yván de Collantes, que a su muerte en 1490 había dejado entre sus bienes: “... quatro tiros de pólbora, una espingarda, seys escudos e pavesas, quatro ballestas, una de palo fuerte con su garrucha” .

Conocemos también la participación de los hidalgos de Villafáfila en las guerras civiles del siglo XV, pero no siempre lo hicieron en el mismo bando, pues mientras unos acudían al real de Simancas a defender al legítimo rey don Enrique IV, como los referidos Juan del Prado, Juan de Villágomez y Alvaro de León, otros acudían, bajo el patrocinio del Conde de Benavente,  en apoyo del infante don Alfonso, pretendiente al trono “ quando este testigo tenía quince años, poco mas o menos, fue a la guerra de escudero con un Martín de Barrio, el viejo, a Symancas, quando estaba allí el señor rey don Alonso, quando avía diferençias entre los señores rey don Enrique y rey don Alonso .


El incumplimiento de estos llamamientos a las guerras de los reyes era uno de los argumentos empleados a principios del siglo XVI por los concejos en su contradicción de las hidalguías, o que habían desempeñado oficios bajos y raeces, impropios de los hidalgos.
Los hijos de los hidalgos solían ser educados en el uso de las armas en casa de algún noble, casi siempre en nuestro caso, en la órbita de los Pimentel, o Diego de Almanza; o con algún clérigo poderoso, como el caso de Juan de Villagómez: “lo conoçe podía aver veynte años poco más o menos [1461], primeramente le conosciera viviendo con el chantre de Astorga”, pero antes podían recibir cierta educación en la villa:“lo avía visto seiendo mozo en casa de Isabel Garçía que a la sazón vivía en la dicha villa de Villafáfila y que mostrava a leer al dicho Juan de Villagómez quando mochacho” , o la mención en las cuentas de la testamentaría de Yván de Collantes, fallecido en 1490, se reciben en cargo “mill mrs a Gómez de Prado por la criança de Juan” uno de los hijos menores que quedaron, con los que después se hicieron otros gastos en su formación: “En los dichos nueve años que a que fallesçió Yvan de Collantes, a gastado mucha cantidad de mrs. poniendo a los varones a leer e escrebir y las fenbras a labrar... y aún con los varones fiso mucho más gasto porque andaran syenpre muy bien vestidos”.

La apariencia, los modos y la forma de vestir era una de las maneras de distinguirse, pues en el pleito de hidalguía de Juan de León y su hermano Alvaro de Villagómez, los testigos recuerdan haber conocido a su padre y a su abuelo desde hace más de 50 años (antes de 1431 ) y “sienpre los veía en ávito de omes fijosdalgo e tener bestias e que andavan cavalgando onrradamente como omes fijosdalgo”.
Se conoçìan bien los hidalgos entre los pecheros porque vivían en hábito de hidalgos e tenían caballos e armas e bivían con el conde de Benavente como otros hidalgos de la tierra”.
Además de las armas y caballo, la práctica de la caza era una de las actividades de los hidalgos. Así al padre de Rodrigo de Rosinos, un hidalgo vecino de Otero de Sariegos, lo recuerdan testigos a finales del siglo XV "tener un buen açor e tres o quatro podencos ...que andava a caça ençima de un buen caballo... presumiendo siempre de buen fidalgo".
       Estas actividades a veces eran peligrosas y de hecho Rodrigo Rosinos murió en Otero hacia 1470 "dando una carrera a un caballo que tenía de la brida que cayera e muriera de la dicha cayda"

Ejecutoria de Lope de Riero 1494

Durante la ocupación de la villa de Villafáfila por parte de los Pimentel en 1467 llegaron a la villa una serie de criados y allegados al Conde de Benavente o a su hermano Don Pedro que le ayudaban a mantener la villa bajo su dominio y que participaban en las campañas bélicas de esta noble familia en defensa de sus intereses patrimoniales y políticos, casando a muchos de ellos con hijas de labradores ricos de la villa.
Algunos de estos hidalgos eran continos del conde, y a su vez actuaban como sus procuradores ante el concejo, defendiendo sus intenciones de cobrar las alcabalas, como Luis de Barrio en 1498, o Pedro de Porras “pareçió Pedro de Porras vesyno de Villafáfila en nonbre e como procurador que se dixo del muy magnyfico señor conde de Benavente” en 1499 sobre el cobro del castellaje, o siendo receptores de las alcabalas, como Martín de Barrio ese año 1498 .
Los hidalgos acudía a los llamamientos de las guerras con su caballo y sus armas “estando en la guerra de Francia en my serviçio en Perpiñan ... con su caballo e armas de onbre de armas
Los hidalgos asisten a los concejos generales como otros vecinos "la respuesta que el dicho Martin de Arebalo dio en que dixo que hel que yba al concejo cada que se ayuntaban, por quanto era escudero ". En 1482 a siete hidalgos presentes en el concejo público se les cita aparte de los otros vecinos como escuderos. Pero también tenían sus ayuntamientos específicos “que sienpre avía visto a los dichos Alvaro de León y Juan de Villagómez y a los dichos su padre y abuelo y a cada uno dellos en sus tienpos ayuntarse con los otros omes fijosdalgo de la dicha villa de Villafáfila, sus veçinos, en sus ayuntamientos e allegamientos e rrepatimientos asy como omes fijosdalgo y no con los omes buenos
Los hidalgos, además de participar en las guerras, tenían unos medios de vida como otros vecinos de la villa. Eran propietarios de tierras o de viñas, de ganados o de salinas, incluso participaban en las pujas de las rentas reales de las salinas de Villafáfila, como es el caso de Juan Marbán en 1455, que se hallaba en la villa de Medina del Campo y se le adjudicaron en primer remate las rentas de las salinas de Villafáfila. También conocemos su participación en rentas eclesiásticas en fechas tan tardías como 1481 “ lo viera teniendo novenos en la iglesia de Santa María del Templo que es en el lugar de Pajares” (participando en una parte de los diezmos de la iglesia), en el caso de Juan de Villagómez, que también tenía el derecho de presentar capellán de la capellanía de Santa María y Santa Marina, sita en la iglesia de San Martín, fundada antes de 1475; y en el caso de Juan de Toranzo era sacador de los diezmos de San Marcos “ que tenya buenos panes porque los diesmos dellos sacava este testigo y su suegro”.

Ejecutoria de Álvaro de Barrio 1525

El número de hidalgos:

        El número de hidalgos de Villafáfila a principios del XV debía de ser escaso, como atestiguan años más tarde los testigos de un pleito: “y también conocieron a Pedro Álvarez el Viejo, bisabuelo de Alfonso Álvarez el Mozo, y le conocieron los testigos todos ellos de mucha edad, porque éstos de chicos le veían venir algunas veces al lugar de Villalba a la casa de su hijo Alfonso Álvarez el Viejo, y decían que vivía en Villafáfila, que este Pedro Álvarez era un hombre muy largo y de gran cuerpo y por ello era también conocido como el Luengo, y recordaban que en una ocasión que fue a Villalba llevaba con él muchos escuderos y hombres honrados de Villafáfila como cortejo suyo, y que era uno de los principales entre los cuatro o cinco vecinos hidalgos de esa villa, donde siempre vivió limpiamente, y hacía entonces (1482), setenta y tres años que había muerto con noventa de edad” (FERNANDEZ PRIETO E. 1976: Una vieja carta ejecutoria de hidalguía. Revista Hidalguía nº 136 pp 303-308).


En un padròn nominal de la villa y tierra de Villafàfila que se realizò callehíta, por mandado de la reina doña Isabel en 1497, la distribuciòn de estados era la siguiente:
                          vecinos            hidalgos          pecheros          clèrigos
Villafàfila              270                  50                    215                  6
San Agustìn            69                    9                    60
Revellinos               57                    3                      55                 2                 

Vecindario de Villafáfila de 1497. 
Los vecinos se inscriben por parroquias o colaciones con distinción de estados

representando los hidalgos de la villa más del 18% de los vecinos, el 13% en San Agustín y el 5% en Revellinos, porcentajes más altos que en Benavente, Toro o Zamora para esa época ( CARBAJO MARTÍN V.A. 1995 Pág.591), lo que es significativo de la inclusión como hijosdalgo de muchos de los vecinos que estaban en la órbita clientelar de don Pedro Pimentel.
En los padrones realizados en 1541 para la averiguación del vecindario de Villafáfila para su venta a don Bernardino Pimentel, uno por parte del comprador y otro por parte de la Orden de Santiago, se relacionan en la villa y las aldeas 684 vecinos incluyendo viudas, menores, criados con hacienda, hidalgos, y clérigos. De ellos los que en alguno de los dos padrones son considerados hidalgos ascienden a 68, equivalente al 10%. En Revellinos son 8 los vecinos hidalgos para un total de 101(8%), y en Villafáfila 60 vecinos de los 505 (12%), no figurando en San Agustín ningún vecino privilegiado entre los 77 relacionados.

A finales del siglo XVI tenemos dos fuentes para el vecindario de Villafáfila: un padrón de vecinos (A.G.S. Exp. Hda 199-1) en el que de los 370 vecinos, 28 se consideran hidalgos, es decir que no llegan al 8%, cifra muy inferior a los datos de principios de siglo; y en el censo de población realizado en 1591 en las provincias de la corona de Castilla figuran 375 vecinos, de los que 42 se relacionan como hidalgos, lo que equivale a poco más del 11%. Estos datos están más acordes con los de siglos posteriores, pues según el Catastro de Ensenada, las familias de hidalgos de Villafáfila en 1752 son 12, sólo el 6% de los vecinos.

          Participación de los hidalgos en el regimiento

       Hasta 1526 los hidalgos no consiguieron llegar a tener derecho reconocido a uno de los dos alcaldes, aunque las diferencias por la participación en el regimiento de la villa se remontan a fines de la Edad Media, según testimonio de Lope de Riero en su pleito de hidalguía en 1494:
avya pagado en cosas en q avyan pagado los omes fijodalgo e este testigo, como fijodalgo q heran, para faser una puente e una canpana e una torre e mensajeros para yr a la corte para tener parte de los ofiçios los fijosdalgo en la dicha villa como los pecheros

Ejecutoria de Jerónimo de Aguayo 1494
      
 Carecemos de relaciones de regidores y alcaldes del siglo XV. Por los datos parciales sabemos que durante algunos años de la década de los 90, figuran algunos hidalgos de la clientela de Pimentel como alcaldes: Pedro de Melgar en 1490 y 1495, Fernando de Villacorta en 1494, Mezquita en 1496, pero con el reintegro de la villa a la Orden de Santiago los dos alcaldes vuelven a ser nombrados entre los vecinos pecheros hasta 1525:  “ay dos regidores pecheros e dos fijosdalgo e los alcaldes e el procurador son pecheros”.

       En 1526 se elige de nuevo a un hidalgo para alcalde, a Francisco de Robles, pero las cosas no debían de estar asentadas, pues al año siguiente se vuelven a nombrar a dos pecheros por alcaldes. Los hidalgos tuvieron que recurrir al Consejo de las Órdenes, que ejercía de tribunal superior de los señoríos de las órdenes militares, para que envíaran una Provisión Real mandando que los alcaldes se eligieran uno de cada estado:
En aquel tiempo los alcaldes ordinarios eran entrambos del estado de los pecheros, e de veinte años aca, por pleito, sacaron el alcalde los hidalgos”.
 “que las dichas leyes no se guardaban en la dicha villa en la eleçion de los ofiçios sy no a seydo de ocho o nueve años a esta parte que ubo diferençias en la dicha villa entre hidalgos y labradores sobre la dicha heleçión e que Valderrábano, fiscal de la horden de Santiago, avía ydo a la dicha villa e avía mandado que de allí adelante guardasen en la dicha villa las dichas leyes e que nonbrasen la meytad de los ofiçiales de los hijosdalgo e la otra meytad de los buenos honbres pecheros porque hasta entonçes no se solía nonbrar ny nonbraba nynguno hidalgo por alcalde en la dicha villa....”.

       En las aldeas había un jurado o alcalde pedáneo que era pechero y dos regidores, uno de cada estado, así en Revellinos “ay çiertos hijosdalgo, como este Gº Carrillo, que hazen un regidor en cada un año del estado de los hijosdalgo y otro del estado de los pecheros.


     Pleitos de Hidalguía

         Estas diferencias entre ambos estados eran frecuentes, y generalmente los pecheros trataban de incluir en los padrones a los hidalgos como represalia, lo que provocaba los pleitos.
Cuando estos pleitos se suscitaban, los pecheros incluían en los padrones a los hidalgos, “fasiendoles enpadronar e enpadronándolos e sacándoles prendas por ellos dichos pechos contra toda raçón e justiçia”, para que estos tuvieran que probar su hidalguía ante la Real Chancillería con el consiguiente coste económico del procedimiento. En 1536 así lo afirma Antonio de Robles, clérigo de 66 años, “de linaje de hijosdalgos”, seguramente por vía bastarda, “cuando huvo pleito ante el Consejo de las órdenes entre los hidalgos y los pecheros sobre el reparto de los ofiçios de regimiento y justiçia, los pecheros empadronaron a los hidalgos para que tuviesen que ir a pleito”.(Pleitos HD, C.476-5)
       Y la misma situación se pone de manifiesto en la averiguación del valor de las rentas y del número de vasallos de Villafáfila en la venta a don Bernardino Pimentel en 1541, cuando se queja el procurador porque a muchos hidalgos los habían incluido en el padrón pues el precio en la  venta era el doble el de un vasallos pechero que un hidalgo:
   “otro sy vra Mçd en el dicho padrón a puesto muchos hidalgos de este pueblo, so color que han seydo empadronados, e aunque algunos dellos ayan seydo puestos en el padrón alguna vez, que niego, esto ha seydo por enemiga o malquerençia que el que haçía el tal padrón tenya, e, caso que le pusiesen en el padrón, nunca le sacaron prenda ny la vendieron ny hizieron las diligencias necesarias, y ellos tienen sus sentencias de sus hidalguías, conforme a la Ley Capitular usada e guardada en esta villa, y asy an estado y están en esta posesión de tales hijosdalgo, syn ninguna jamás pechar ny contribuir en los pechos e derramas con los otros buenos pecheros desta villa, y esta posesión es la que ha de averiguar y no las malas querencias que algunos dicen y tienen contra los dichos hidalgos”.

Ejecutoria de Gutierre Ballesteros 1504


      En el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid se conservan muchos de los pleitos que tuvieron que mantener los hidalgos de Villafáfila para que el concejo les reconociera su estado y exenciones. Algunos en la sección de Pleitos de Hjosdalgo (HD) y otros en el Registro de Ejecutorias  (RE): Así algunos años concretos del siglo XVI se agrupan los pleitos de hidalguía, como el citado de 1524-26 como consecuencia de la reclamación de los hidalgos de una de las dos alcaldías: El apoyo de muchos hidalgos al nuevo señor de la villa, don Bernardino Pimentel, en su compra en 1541 volvió a suscitar muchos pleitos de hidalguía en 1548: La tercera remesa de pleitos ocurre en 1570 con la reclamación de los hidalgos para que el concejo no malgastara los propios del concejo.

1481 Alvaro de León y Juan de Villagómez (Pergaminos C.67-7)
1494 Juan de Villagómez (RE C.66-17)
1494 Lope de Riero (RE C.68-16)
1494 Jerónimo de Aguayo (RE C.70-29)
1495 Pedro Díaz de Tábara (RE C.82-23)
1496 Alonso Vara (RE C.98-8; Pergaminos C.81-11)
1500 Juan de Encalada (Pergaminos C.55-9)
1504 Gutierre Ballesteros (RE C.195-29)
1504 Luis del Prado (Pleitos Civiles. Varela o. C.3261-6)
1514 Gabriel de Valladolid (HD C.468-3)
1524 Baltasar de Movilla, (HD C.508-2; RE C.379-10)
1524 Alvaro de Barrio (HD C.435-9; RE C.382-28)
1524Donís de Melgar (HD  C.1972-4)
1524 Juan de Castañeda (HD C.1848-4)
          1524 Donís y Martín de Melgar (HD C.1972-4)
          1524 Alonso, Antonio y Diego de Toranzo (HD C.885-20)
          1526 Alº Hdez y sus  hermanos, que perdieron el pleito y quedaron como pecheros (HD C.34-24 RE C.392-48)
          1526 Fco del Prado  (Pleitos Civiles. Alonso Rodríguez f. C. 2761-3; RE C.494-38).  
          1529 Juan García de Losada (HD C. 171-23),
          1537 Gonzalo Carrillo, de Revellinos (HD C.381-10)
          1548 Antonio Vázquez (HD C.727-10)
          1548 Blas de Valer (HD C.330-7, RE C.809-24), Requejo y Moreruela
          1548 Francisco de Treslago (HD C.159-4)
          1548 Gómez de Olea (HD C.6-8; RE C.118834) Villasper y Morales
          1548 Lorenzo de Villegas (HD C.844-1 
          1548 Melchor de Robledo (HD C.358-4; RE C.820-22) Castrogonzalo, nieto de Juan de Encalada
          1548 Donís y Martín de Melgar otra vez (HD C.7-10; RE C.1195-23)
          1570 Alonso Romero (HD C.1625-4; 1849-7)
          1570 Ana de Almanza (HD C.1849-9)
          1570 Hijos de Alonso de Borregán ( HD C.869-1)
          1570 Francisco y Gonzalo Vázquez (HD C.1625-3; R.E C.1217-47)
          1570 Juan de Barrio (HD C.1625-2; 146-7; 1850-1)
          1570 Lope de Robles (HD C.734-10)
          1570 Tomé Marbán (HD C.644)
          1578 Luis de Barrio (HD C.618-22)

Procedencia

De los 62 hidalgos relacionados en 1497, 24 (39%) figuran como naturales de la villa o aldeas, en contraste con los 178 (82%) de los 215 pecheros.
Por los pleitos de hidalguía que se conservan en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid conocemos el origen de algunos de los hidalgos que vivían en Villafáfila:
-Juan de Villagómez y Alvaro de León pleítean en 1481 y proceden de Pajares de la Lampreana, su padre había venido a la villa a mediados del siglo XV.
-Jerónimo de Aguayo pleitea antes de 1494, era natural de Portillo (Valladolid)
-Lope de Riero de Palacios de la Valduerna
-Pedro Díaz de Tábara, de Faramontanos de Tábara y su abuelo de Tábara
-Alonso Vara, de Tábara
-Juan de Encalada de Fuentencalada
-Gutierre Ballesteros de Almanza y su padre de Vega de Riacos (Palencia) 
-Luis de Prado, de Villafáfila, su abuelo había obtenido hidalguía de privilegio
-Gabriel de Valladolid, de Valdefuentes y Valderas
-Baltasar de Movilla, Moreruela de Tábara y Benavente
-Alvaro de Barrio, su abuelo de San Pedro de la Viña
-hemanos Melgar de Moreruela de Tábara
-Juan García de Losada, de Castroverde
-Gonzalo Carrillo de Vidayanes
-Francisco de Treslago de Mirandilla (cerca de Castronuevo)
-Lorenzo de Villegas de Villalpando
-Antonio Vázquez, de Benavente
-Blas de Valer, de Requejo y Moreruela de Tábara
Ejecutoria de negación de ls hidalguía de Alonso Hernández y sus hermanos a petición del concejo de Villfáfila 1526

          -Gómez de Olea de Villaesper y Morales de Campos
          -Melchor de Robledo de Castrogonzalo, nieto de Juan de Encalada
          -Alonso Romero nieto de Martín de Barrio, de Sanabria
          -Ana de Almanza, su abuelo de Almanza
          -Hijos de Alonso de Borregán bisnietos de Martín de Barrio
          -Francisco y Gonzalo Vázquez de Benavente
          -Juan de Barrio nieto de Luis de Barrio
          -Lope de Robles, su abuelo llegó en el siglo XV, era criado del conde de Benavente
          -Tomé Marbán de Villafáfila, sus antepasados tenían vasallos en Villanueva del Campo
          -Luis de Barrio, nieto de Luis de Barrio.









[1] Crónica de don Alfonso el Onceno. Francisco Cerdá y Rico. Madrid 1737. Posiblemente este Juan Áñvarez de Villafáfila fuera el padre de Pero Álvarez el Luengo, uno de los antiguos hidalgos de la villa, antepasado de muchos Álvarez de la comrca que probaron hidalguía en diversas ocasiones en la Real Chancillería.